El guiño del arte urbano a la desaparecida librería Izquierdo de Valencia

Las ciudades cambian. Es su sino. De no ser así morirían. Se mueven porque están vivas, porque sus habitantes se renuevan y van trazando nuevas capas sobre ellas. Y Valencia, cómo no, es buen ejemplo de ello. Una emblemática esquina de la capital del Turia, el número 12 de la Gran Vía Fernando el Católico, lo acaba de demostrar. Donde estuvo durante décadas la desaparecida Librería Izquierdo ha abierto una óptica -un establecimiento Opticalia-, que desde el grafiti que ha pintado en su persiana recuerda que allí un día se vendían libros y que quien los vendía se apellidaba Izquierdo. La fuerza del arte urbano que lleva varios años demostrándose en la capital del Turia se ha puesto del lado del comercio de la capital para rendirle un homenaje.

Cada vez son más los artistas urbanos que dejan su impronta en fachadas, muros, persianas y puertas de establecimientos o garajes concediendo una marcada personalidad a las calles. En esta ocasión ha sido el creador Joan Figal Alonso el responsable del mural que muestra un libro abierto sobre el que descansan unas gafas y un ejemplar cerrado en cuyo lomo se lee Izquierdo. El fondo de la imagen pintada lo llenan anaqueles repletos de volúmenes para lectura.

Todo un acierto en la sutil manera de anunciar una óptica y al mismo tiempo un elegante homenaje al establecimiento que la precedió. «Quisimos hacer un pequeño guiño al negocio anterior», explica Juan Francisco Alcaide Gómez, el propietario de la óptica. Y la apuesta no ha podido obtener mejor resultado: «Mucha gente del barrio nos ha dicho que es muy chulo», una muestra de la fuerza que los comercios ejercen sobre los barrios, de cómo contribuyen a llenar de emociones las calles.

Aquella librería, que cerró sus puertas en el verano de 2024, «es historia de Valencia», apunta Juan Francisco, quien recuerda que desde siempre cuando pasaba por esa esquina veía la tienda que guarda la memoria y encierra las lecturas de muchos valencianos. «Cuando pensamos en pintar la persiana, a mi hermana, Bárbara, se le ocurrió que hubiera unas gafas sobre unos libros y que apareciera el nombre de Izquierdo como una especie de homenaje al establecimiento», apunta el óptico.

No hubo más que pensar. Buscaron al artista y se puso manos a la obra para ofrecer un trabajo que no sólo ha despertado la admiración de los vecinos, también la del librero.

Juan Izquierdo se muestra muy contento: «Estamos muy agradecidos, han tenido un detalle muy bonito para mantener la historia. Me ha llamado mucha gente del barrio e incluso me han mandado fotos para contarme lo que habían pintado en la persiana»-

El arte urbano y un acertado encargo han permitido que la huella que la vida cotidiana imprime en la historia no se borre de la esquina donde desde 1979 estuvo la Librería Izquierda acompañando el paso de miles de viandantes y dando de leer a otros tantos. Allí llegaron en las puertas de la década de los ochenta del pasado siglo, pero ya mucho antes «en 1937 mi abuelo había abierto un quiosco» que desembocó en una librería donde ahora ha abierto una óptica.

Juan Izquierdo y su hermana Pilar, bajaron la persiana porque, como apuntaron en su momento a LAS PROVINCIAS, «la tienda de barrio no puede aguantar en la era de la venta por internet». La misma era en la que el arte urbano se ha detenido para ofrecerles ese guiño de la óptica.

Una nueva capa de vida de la ciudad se ha descubierto en la esquina de la Gran Vía Fernando el Católico donde un día por aquella librería pasaron el escritor José Luis Sampedro y también la actriz Rosi de Palma, quien de camino al aeropuerto hizo que parar al taxista que la llevaba para comprar el periódico. El mismo lugar del que Mario Alberto Kempes, Andoni Zubizarreta y Santiago Cañizares fueron clientes. Historia de la ciudad a la que ahora se añaden una óptica y el mural de su persiana.

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