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Las lanchas sustraídas en La Marina duermen en las dependencias del Real Club Náutico de Valencia. Exactamente, en un solar entre contenedores donde se ... ubican parte de los talleres de las empresas que reparan los barcos. A simple vista, un vertedero de basura náutica. El misterio de la desaparición de estas embarcaciones tiene muchos cabos sueltos que la Guardia Civil trata de atar. De momento, ya han pasado a declarar todos aquellos que pueden estar involucrados en uno de los casos que define con exactitud la gestión esperpéntica de La Marina. Los que la conocen desde dentro apuntan que el mandato de su director general y hoy liquidador, Vicent Llorens, ha sido más que mejorable. Los últimos años no han sido los mejores para una instalación que debería de ser una de las joyas de la ciudad.
En el Náutico están al menos dos de las tres embarcaciones desaparecidas. A simple vista, para el desguace. Echas polvo. Las neumáticas tienen una longitud de más de diez metros de eslora y están alimentadas por dos motores de 200 caballos cada una con un precio por unidad de más de 20.000 euros. Las embarcaciones fueron sustraídas y posteriormente recuperadas tras la denuncia presentada ante la Guardia Civil que, ante el follón que se ha montado ha decidido que las lanchas no vuelvan a su lugar de origen y que permanezcan depositadas en el Real Club Náutico de Valencia a la espera de que se resuelva la investigación y se depuren las posibles responsabilidades.
La situación de las lanchas es lamentable. Hace tiempo que desvalijaron toda la electrónica, los cascos están para reparar y los flotadores que los envuelven, para sustituir. Los motores fueraborda, de las marcas Suzuki y Jhonson, presentan importantes deficiencias. Uno de ellos está gripado, todos tienen problemas en la cola y con una antigüedad que invita a su sustitución en lugar de a una reparación. Ahora duermen sobre seco, amontonadas en una especie de taller junto a más material náutico de escaso uso. Al parecer, ninguno de los marineros del Consorcio tiene la titulación para llevar estas lanchas fuera del puerto de Valencia, aunque es posible que empleados de alguna subcontrata sí que disponga de esta titulación, por lo que esa puede ser una de las claves de la investigación.
La titularidad de las dos neumáticas, que nuevas pueden superar los 60.000 euros, no es del Consorcio 2007, que tampoco ha sido depositario de ellas de manera oficial en la última década, aunque hay una tercera embarcación desaparecida y recuperada que si es propiedad de la institución. Las lanchas estaban en una zona de la Autoridad Portuaria de Valencia. El lío de las neumáticas desaparecidas es la comidilla entre los trabajadores, que mientras tanto están a la espera de que se resuelva el futuro de La Marina. La fórmula que propone ahora la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, es crear un órgano paritario entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria de Valencia para dar salida a una situación enquistada y que tiene el Consorcio en proceso de liquidación.
Ahora mismo, el Consorcio 2007 es una jaula de grillos, con una situación laboral que en algunos casos es calificada de insoportable para muchos y con la gestión de su director general, Vicent Llorens, en el ojo del huracán. De hecho, la denuncia por la desaparición de las tres embarcaciones se interpuso sin que Llorens (actual liquidador) y su mano derecha, Evarist Caselles –director general adjunto– estuvieran al tanto de la decisión tomada por el denunciante. Al parecer, durante varios días se revisaron las cámaras de La Marina para tratar de esclarecer qué habían pasado con las embarcaciones desaparecidas.
¿Pero quién facilitó la sustracción de las embarcaciones? Esta es la gran pregunta a la que la Guardia Civil trata de dar respuesta, ver cómo se facilitó la salida de estas lanchas y la relación con quién se las llevó porque una vez presentada la denuncia fueron localizadas de manera inmediata. La investigación trata de establecer los vínculos existentes entre las dos partes y si se facilitó el proceso de salida de las lanchas del lugar en el que estaban.
No es un secreto en el seno de La Marina de Valencia la situación entre los trabajadores y la dirección no es idílica. Varios empleados han tenido que recurrir a los tribunales para que se les abonara parte de sus pagas extra. Una acción que ha sido secundada por casi toda la plantilla y donde la gestión de Vicent Llorens, que llegó a La Marina en 2016 de la mano del exalcalde Joan Ribó, se ha visto muy afectada. Además, Llorens fue imputado y posteriormente absuelto por el concurso para instalar un pabellón de conciertos permanente en La Marina, y también fue investigado por el festival de las paellas universitarias en el recinto. Los trabajadores esperan que el Ayuntamiento ponga en marcha el nuevo modelo de gestión cuanto antes.
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