«¡Mirad qué yate me he comprado en Valencia!»

Angelita sale a pasear todos los días por la mañana por la playa desde su casa de Pinedo. Pero este miércoles tiene además un motivo más que especial para acercarse a la arena. «¿Me puedes hacer una foto con el barco detrás? ¡Así se lo mando a mis amigas de Alemania y fardo! Y les digo: '¡¡Mirad qué yate me he comprado!!'». Clic, clic, clic. El móvil de la jubilada de Pinedo resuena tres veces al hacer este reportero las instantáneas que la mujer pide. Y el rostro de Angelita se ilumina también el triple con una sonrisa mientra se aleja a dar su paseo con la mirada puesta en el gigante varado.

La de Angelita es sólo una de las decenas de anécdotas, selfies, comentarios curiosos, rutas ciclistas y bañistas bronceándose mientras a sus pies se alza la imponente silueta del 'Nordic Lily', el yate encallado justo en el borde de la orilla desde el pasado lunes.

«Pero mami, ¿esto es un puerto?», interroga una niña curiosa a su progenitora mientras refresca sus pies descalzos en el agua que remolonea en torno a la quilla del navío. El yate embarrancó el lunes a mediodía. Aún lo recuerdan en el restaurante curiosamente llamado 'El velero'. «Igual tendrían que rebautizarlo como 'El yate'», ironiza un hombre que apura a grandes bocados un 'blanc i negre' en la terraza. A uno de los camareros le piden si puede entrar en directo en una televisión. «Yo no vi nada, de repente estaba ahí frente a la playa», exclama mientras rechaza la oferta.

La Cruz Roja patrulla a menudo la zona. Se fija en los bañistas y curiosos que se acercan demasiado para hacerse selfies. «Es peligroso», espeta el piloto de un quad de la entidad a un par de mujeres. A cada lado del barco, en la arena, han colocado sendas banderolas que prohíben el baño junto al navío. «Aguas peligrosas», se puede leer. También luce la bandera roja en toda la arena de Pinedo. Aunque no son pocos los que se bañan. El calor aprieta y mucho.

Marina Mercante aún no sabe cuándo podrá remolcar el yate para trasladarlo de nuevo a alta mar. La entidad dependiente de Delegación del Gobierno está pendiente de comprobar si se repara la vía de agua que este martes hizo imposible la operación. Mientras, el capitán permanece ingresado en el Hospital La Fe. Allí fue trasladado en un helicóptero de Salvamento Marítimo el lunes por la noche, a causa de una enfermedad que ni fuentes sanitarias ni gubernamentales han concretado.

¿Y los otros dos tripulantes del 'Nordic Lily', de bandera de Gran Bretaña? A primera hora de la mañana no hay en el navío rastro de vida ni movimiento. Nadie en la torreta de control ni en la cubierta superior. En los camarotes inferiores, cortinas echadas. Hasta que aparecen. Uno de los marineros, un joven oriental con camiseta blanca, se asoma por la popa. Se inclina preocupado sobre la barandilla a comprobar cómo la arena ha engullido la parte baja del barco. «¡Nothing, nothing!», dice cuando se le invita a decir cómo se encuentra y qué ha pasado.

Pasadas las 12 aparece media decena de peritos de la compañía de seguros del barco. Analizan el estado de la embarcación y cómo proceder a su retirada de la playa de Pinedo. «A ver, ¿cómo se van a ir y dejar este barcazo aquí? Y que se lo lleve alguien... Aunque a ver quién se lo lleva, claro...», ironiza Angelita entre risas sobre la tripulación. Clic, clic, clic. Y otros tres selfies de 'su yate' para sus amigas de Alemania.

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