Rosana, vecina de Cheste, muestra la foto de su marido fallecido a causa de la riada. IRENE MARSILLA

«La Seguridad Social no reconoce a mi marido como víctima de la dana»

Rosana critica los trámites para demostrar que su pareja murió en la carretera en la riada: «Aún no he recibido ninguna ayuda»

Noelia Camacho

Valencia

Viernes, 27 de diciembre 2024

Rosana, una vecina de Cheste de 46 años, lleva dos meses viviendo un infierno. Su marido, Juan Vicente Madrid, falleció el 29 de octubre cuando la dana le pilló mientras iba en el coche junto con un amigo, José Carlos Macario. Ambos fallecieron ... por la riada. Apenas quedaban 14 kilómetros para llegar a casa, pero el agua los sorprendió segando sus vidas. Rosana quedó desolada. Había perdido a su pareja. Pero la dana también arrasó su casa, un chalé que aún hoy huele a humedad y en el que no pueden dormir. Por ello, viven aún, los siete miembros de esta familia, en casa de su hermana a la espera de que llegue un nuevo hogar en el que intentar vivir algo en paz.

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Aunque sí el haber perdido a su marido y su casa no fuera suficiente, Rosana lleva todo este tiempo esperando las tan necesarias ayudas que le permitan salir adelante. Porque para más inri, asegura, «la Seguridad Social me ha enviado una carta en la que no reconoce a mi marido como víctima de la dana«. Este hecho, según esta mujer, »ha hecho que no hayamos recibido ninguna de las ayudas, ni la de 6.000 euros ni la del fallecimiento de mi marido«, cuenta a este diario con la voz entrecortada, en la que se adivina una tristeza infinita.

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Por ello, su abogada ha recopilado toda la documentación y la va a ayudar a reclamar ante la Seguridad Social para que se reconozca que su pareja falleció a consecuencia de la riada. «Es un fallo pero está impidiendo que cobremos las ayudas», señala esta vecina de Cheste. Tampoco tiene la autopsia de su marido Juan Vicente, un documento también esencial para iniciar esos trámites que permitan que reciba todas las subvenciones.

«Sobrevivimos como podemos. Yo sigo de baja pero no hemos recibido ninguna ayuda», asegura. En su caso, su empleo en una residencia, es lo que le permite seguir manteniendo a su familia. Eso y la caridad de su hermana, que les dio un techo en el que vivir. Al chalé de Cheste donde habitaban, y que quedó muy afectado por la riada, «vamos de vez en cuando pero huele mucho a humedad». «Lo hemos limpiado mucho con lejía pero allí no se puede estar. No podemos dormir allí», asegura.

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«Vamos a reclamar porque no hemos recibido ninguna ayuda", dice

A la espera de reclamar para que su marido sea considerado por la Seguridad Social como fallecido por la tragedia, han encontrado también la solidaridad de la que fuera profesora de uno de sus hijos y quien «en enero o febrero» les va a alquilar un piso en la misma localidad de Cheste para que pueda vivir toda la familia«. »De momento está en obras y no sabemos cuándo podremos entrar. Creemos que en enero y febrero. Nos cobra 500 euros, que es un precio razonable conforme están los alquileres«, cuenta en compañía de su hija Tamara, quien también pone de relieve la complicada situación que atraviesan dos meses después de la pérdida de José Vicente y del que era su hogar.

A todo ello, además, hay que sumar la Navidad, la más triste que ha vivido Rosana. «Ha sido muy pronto para celebrarlas porque tenemos mucho dolor. Pero aún así hemos intentando, por mis nietas, que por lo menos las celebráramos todos juntos», narra. Cuenta que, incluso, hicieron el esfuerzo de poner luces y adornar para que las niñas vivieran estas fiestas con la mayor normalidad posible. «Ellas han tenido sus regalos y todo. Pensamos que no podíamos estropearles las Navidades aunque nosotras estuviéramos tan tristes. Pero nosotras las hemos pasado llorando», dice emocionada. Al menos, están juntos. Porque su hija dejó Almería junto a su familia para trasladarse con ella.

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Esta vecina de Cheste de apenas 46 años ya sabe lo que es caerse y levantarse en otras ocasiones. La vida ha sido dura con ella. Hace unos años, con la crisis económica, también perdió su casa y, de nuevo, tuvo que refugiarse en la de su hermana. Pero ahora, dos meses después de la dana, se le nota cansada de pelear y con el anhelo de que se reconozca que es una de las víctimas de la dana del pasado 29 de octubre para poder aliviar apenas una parte del dolor que le ha quedado tras enterrar a su marido y ver como su hogar, ese chalé que recibieron a través de una herencia y que les había permitido volver a tener una vivienda, también se inundó y llenó de barro y fango.

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«Necesitamos que agilicen todos los trámites y que nos llegue la carta de la autopsia para poder reclamar que mi marido murió por la dana para poder recibir las ayudas», insiste Rosana. Pide, además, que su historia no quede en el olvido y que logre al fin recibir unas subvenciones que aliviarían el dolor de una familia que, no obstante, aún llora la pérdida de Juan Vicente. «Me dieron su cuerpo a los diez días de la dana. Aquello fue muy duro. Cuando la desaparición, nosotros ofrecimos toda la información, mi hijo dio su ADN, contamos como era mi marido... Pero el cadáver nos lo entregaron a los diez días», vuelve a contar Rosana, quien no ha cobrado nada de lo que le pertenece como víctima de esa tragedia que asoló la provincia de Valencia hace casi dos meses y que, en su caso, se llevó al amor de su vida y su hogar.

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