La peor acera de Valencia no tiene ni calle que la nombre ni peatón que la pise. La peor acera de Valencia es casi apátrida, compartida entre la capital y Xirivella, en un lugar por el que no puede pasar nadie, por lo que es ... imposible encontrar un testimonio que ponga voz a ese olvido. La peor acera de Valencia, en el barrio de la Fuensanta, dibuja una frontera, la que divide el cap i casal de l'Horta Sud, sin que se sepa muy bien quién debe rescatarla, cuidarla y adecentarla. La peor acera de Valencia es una yincana peligrosa e intransitable. De vez en cuando, escoba en mano, se ve a un operario o una operaria de la Sociedad Agricultores de la Vega con su uniforme barriendo, recogiendo la hojarasca y apartado decenas de naranjas amargas que no sirven ni para zumo.
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¿Dónde está esa acera? Lejos, tan lejos como a espaldas del colegio de la Misericordia, al final de la avenida Tres Forques, donde hasta no hace mucho miles de ratas campaban a sus anchas refugiadas en los altos de unas palmeras que el Ayuntamiento tuvo que podar tras la presión de las denuncias vecinales y de los medios de comunicación. Un trabajo, por cierto, pendiente de finalizar, ya que en el tintero se quedó el anillado del tronco de varios ejemplares.
En esa acera es imposible que pase alguien empujando un carrito de bebé, o una persona en silla de ruedas o con el carro de la compra. Es casi intransitable a pie. Tanto por cómo está construida como por la falta de poda en el arbolado. Hay alcorques más anchos que la zona de paso. Hay ramas que cuelgan de árboles casi más propios de paisajes asilvestrados. Hay una rama caída y seca, que lleva semanas descansando sobre la acera.
En un palmo de acera hay un alcorque, un transformador de la luz, una farola y un árbol. ¿Quién da más? Una yincana que obliga al peatón a bajar a la calzada porque no hay un camino recto.
¿A quién pertenece la acera, al Ayuntamiento de Xirivella -el Barrio de la Luz forma parte de la localidad de l'Horta Sud- o al de Valencia? El colegio de la Misericordia está domiciliado en Valencia, aunque una de las esquinas del recinto pertenece por línea de término municipal al Barrio de la Luz. La normativa establece que un terreno enclavado en dos Ayuntamientos debe registrarse en el que ocupe mayor espacio, por lo que el colegio pertenece a Valencia. El muro de ladrillo que cerca la Misericordia es el único testigo de la acera más triste de la ciudad.
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Durante años nadie se ha preocupado de ella y es el mayor ejemplo de barrera arquitectónica de la ciudad, o al menos, del trozo de acera que hay en Valencia. Un discapacitado en silla de ruedas nunca llegará de una punta a otra de esa acera. Es imposible. Hay partes de la ciudad olvidadas, que languidecen sin que nadie se acuerde de ellas porque por allí no es que no pase nadie, sino que no puede pasar nadie. Quizá, como cantaban Los Secretos, esta puede ser la postal de La Calle del Olvido.
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