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Jorge Peiró
Jueves, 20 de octubre 2022, 01:34
El hambre es uno de los grandes problemas que asoma al planeta en esta década y expertos y organismos internacionales avisan de que no para de complicarse. La crisis alimentaria global intentó ser controlada con la puesta en marcha de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODS) pero la sucesión de crisis globales como la pandemia del Covid-19 han agravado el problema alimenticio que afecta a una gran parte de la población de la Tierra. Para buscar soluciones, el imponente Salón de Cristal del Ayuntamiento de Valencia acogió el pasado martes una jornada titulada 'La importancia ética y moral de reeducarnos hacia sistemas alimentarios justos, sostenibles, sanos e inclusivos', organizada por el Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas). La cita reunió a pensadores, filósofos y expertos internacionales para analizar y divulgar la importancia ética y moral de reeducarnos hacia una alimentación sana, sostenible y coherente.
La jornada contó con la presencia del alcalde de Valencia, Joan Ribó, y fue presentada por Vicente Domingo, director del Cemas, quien dio pasó a Marta Pedrajas, filósofa y economista experta en Desarrollo y Cooperación; Marcela Villarreal, directora de la División de Alianzas y Partenariado de la FAO; Jean Baud, filósofo y hornero francés; Adela Cortina, filósofa experta en Ética; Luigi Ferrajoli; exjuez del Tribunal Supremo de Italia; y María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), conectada por videollamada. El acto se abrió con unas palabras del alcalde de la capital valenciana y concluyó con una degustación para los asistentes de productos de proximidad y temporada. Entre todos, propusieron soluciones a esta severa crisis que vuelve a cernirse sobre nosotros.
Domingo no quiso eclipsar los conocimientos y las ricas aportaciones de los ponentes. El director del Cemas introdujo “este bonito acto”, como él mismo describió, a través de una breve reflexión: “El inicio de las cosas es el criterio y el pensamiento, conforme íbamos progresando en Cemas, fuimos descubriendo 34 áreas de pensamiento y de conocimiento”. Le siguió Joan Ribó quien recalcó la importancia que tiene el Día Mundial de la Alimentación, celebrado el pasado domingo 16 de octubre. “Gracias a Cemas, millones de personas se han beneficiado, es el espíritu de esta actividad, alimentar personas es de las acciones que más dignifica, alimentar a todas las personas que lo necesiten es de lo más básico en el mundo, es un ejercicio de civismo y, por eso hoy, ponemos el foco en una reflexión ética sobre el problema alimentario que hay”, aseguró el primer edil, quien además recordó el difícil panorama al que nos enfrentamos, con unos precios desbocados por la guerra junto a una especulación preocupante. “Hay que preguntarse por el carácter ético de los alimentos, estoy seguro de que el conocimiento y la sabiduría de los expertos de hoy nos hará descubrir qué es realmente relevante. Esto tiene que unir a personas e instituciones: el debate y el diálogo es fuente de progreso”, explicó. El alcalde aseguró que desea para Valencia una alimentación más sana y sostenible que se apoye en un cultivo ecológico y con un fuerte desarrollo de la tradicional huerta. “Nos preocupa un tema poco trabajado como es la educación alimentaria, hay que desarrollar políticas educativas desde los colegios ya que sufrimos, además, de problemas de obesidad”, concluyó.
Ninguna ponencia de los expertos duró más de diez minutos. Concentraron su mensaje en unas cuantas ideas para que calara mejor. El primer turno fue el de Marta Pedrajas, cuyo talento y conocimientos la llevó a formar parte del equipo que empezó a diseñar los Objetivos de Desarrollo Sostenible que hoy intentamos cumplir. “Fue apasionante preparar la Agenda 2030 donde, uno de los objetivos clave fue la lucha contra el hambre. Se debatió en 2015 y el reto del hambre no se cumplió: pasaban hambre cerca de 800 millones de personas”, relató la filósofa y economista experta en Desarrollo y Cooperación.
Pedrajas advirtió de lo que viene una vez superada la pandemia: “Esto está aumentando, por desgracia, es un auténtico drama pues ahora tenemos 828 millones de personas que pasan hambre después de la pandemia y la guerra hará que esto aumente”. “Se trata de un problema técnico, agrícola y político”, recalcó. La ponente recordó otra de las cuentas pendientes del planeta como es la tasa de crecimiento de los niños. “Ha habido desaceleración para cumplir este objetivo. En las cinco pes, la primera es sobre las personas e incluye terminar con la pobreza y el hambre, algo se estableció como prioridad desde un principio”, concluyó.
Marcela Villarreal siguió la línea de pensamiento de Pedrajas sobre el hambre creciente. “Agradezco la invitación y que se tenga en cuenta este tema. Hay que escuchar a los expertos, el hambre está aumentando en últimos años y los factores son económicos y de cambio climático”, aseguró la directora de la División de Alianzas y Partenariado de FAO. “Hoy vengo a tratar aspectos como las desigualdades pues la pobreza extrema está creciendo. Esto hace que mucha gente sufra, hay un factor ético muy importante aquí”, expresó. Villarreal apuntó a la desigualdad de género como la más llamativa: “Hay que entrar en hogares para comprobar qué está ocurriendo, las mujeres sufren de hambre más que los hombres”.
El hambre en el mundo lleva aumentando desde el año 2014, por culpa, en parte, de los conflictos. La ponente puso el ejemplo de la actual guerra de Ucrania: “Se usa el hambre como arma de guerra, los que peor lo pasan son los niños, también mujeres y hombres. No hay paz sin hambre ni hambre sin paz. Tienen que ir de la mano y lo estamos viendo en la guerra”. Además, señaló que la recuperación después del Covid-19 es mayor en hombres y en algunos sectores de la sociedad que no concretó. “Del cambio climático podríamos hablar durante horas, lo sufren mucho en el campo”, explicó Villarreal, quien apresuró a una reacción urgente: “Hace falta un mundo con más conciencia ética, que las personas sean más responsables, hay que asegurar que las acciones sean hechas dentro del marco de los Derechos Humanos, impulsar la voluntad política, de las naciones y sobre todo, la de cada uno de nosotros”.
La apretada agenda de Maria Neira tan solo le permitió conectarse durante unos minutos a la jornada organizada por Cemas. Lo hizo por videollamada desde Berlín (Alemania) en un espacio de cinco minutos que fue más que suficiente para recordar que el planeta afronta de una tres crisis: el cambio climático, la pandemia y la guerra de Ucrania. La directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS dejó muy clara la receta para prosperar: “Hay que convencer a los estados que hay que invertir en controlar las causas del cambio climático, hay que fomentar sistemas alimentarios sostenibles pues el 30% de los alimentos acaban en la basura. Debemos cuidar proceso desde el principio con el uso de fertilizantes y apostar por la transición a fuentes de energías que no contaminen el aire”. “Es increíble que en 2022 no haya acceso a los alimentos para todos. La Salud pública no es un gasto sino una inversión, la más inteligente que los gobiernos pueden hacer”, concluyó Neira.
Los ponentes coincidieron en que terminar con el hambre es una prioridad. Adela Cortina también se sumó a este pensamiento: “No es un objetivo sino un deber. No se trata de un proyecto a largo plazo sino de una obligación. Hoy he venido a hablar de un problema global”. La filósofa experta en Ética aseguró que contamos con “medios más que suficientes, hace siglos no era así pero ahora podemos hacer que nadie pase hambre. Hay millones de pobres, por desgracia, y hay que erradicar este mal radical ya”. Cortina apuntó que “el derecho a comer es un derecho básico que viene de hace dos siglos y todavía seguimos discutiéndolo”. Explicó durante su ponencia que las empresas tienen que tomarse muy en serio su responsabilidad social y que, en el futuro, estas, “o serán sociales, o no serán”. “Hoy por hoy, solo los estados tienen capacidad para tomar las grandes decisiones respecto a los enormes problemas a los que nos estamos enfrentando”, concluyó.
Para introducir a Luigi Ferrajoli, Vicente Domingo salió al estrado con publicaciones del italiano en forma de homenaje y reconocimiento a su obra. El jurista italiano aportó una visión muy diferente al del resto de participantes en la jornada. “No hablamos solo de cuestiones morales sino también jurídicas. Se debe garantizar el derecho a una alimentación sana y suficiente, no hacerlo es un crimen, algo no lícito, una violación”, relató. Ferrajoli recordó que la industria alimentaria está repartida en muy pocas manos –no más de diez grandes grupos, concretó– y que se sobreexplota el suelo y, por tanto, se envenena la tierra reduciendo su fertilidad. Otro de los problemas sobre los que quiso poner el foco fue el abuso de herbicidas. “Así, se evita una alimentación sana, por lo que sería necesario imponer límite a la alimentación industrial para mantener la más tradicional”, propuso Ferrajoli. Otra de sus ideas se aleja del plan del Fondo Monetario Internacional: “Se deberían hacer políticas contrarias a lo que propone el FMI, hay que subvencionar alimentación para países pobres y no obligarlos a consumir alimentos industriales. La FAO debería poder topar precios y establecer políticas para países pobres, incluso suministrarlos alimentos gratis”.
Una de las preguntas que sobrevolaron el Salón de Cristal del Ayuntamiento de Valencia fue acerca del futuro cercano que nos espera en el problema de la alimentación dado el complejo escenario mundial. Las posturas de los ponentes fueron dispares. Ferrajoli señaló directamente a las instituciones para que las cosas cambien y se mostró pesimista: «A este paso, la catástrofe es inevitable con tantos factores en contra». Marcela Villarreal aportó una dosis de optimismo al recordar que «los medios existen y ha habido instancias de que si los países se comprometen, funciona. Se demostró en los objetivos del milenio, hubo 72 países que lo lograron». La clave de todo, asegura, fue su voluntad política. «Hay que ser optimistas y hacer todo lo posible para erradicar el hambre de cara a 2030. La idea de la sostenibilidad es mantener lo que tenemos para que lo podamos disfrutar mañana», reflexionó. Marta Pedrajas, en la misma línea que Villarreal, apostó por el camino del optimismo y recordó que «gracias a la pandemia nos hemos cuenta de muchas cosas, es una oportunidad fundamental para reconstruirnos, es un momento importante para hacerlo, solo falta la voluntad para lograrlo. Tenemos tiempo para recuperar el bajón que hemos pegado con la pandemia para cumplir los ODS». Por su parte, Jean Baud, trasladó la reflexión de que «para cambiar el mundo, hay que cambiar la mentalidad».
Cuesta no emocionarse con la historia humana de Jean Baud. Uno de los horneros más reputados del mundo, el francés es, en palabras de Vicente Domingo, «una persona impresionante a la que le pedí el favor de venir por su pasión por el pan». El hornero francés ha visto muchos panes entrar y salir del horno, crujir y servirse: «Admiro a los horneros, a los que fabrican el pan de sus ancestros y también a los más modernos. Admiro desde el cultivo del trigo hasta la 'baguette' mas moderna». Baud contó la historia de su familia, sus inicios y cómo aprendió el oficio. Su primer contacto con el pan fue cuando un domingo –de forma totalmente inesperada– una tal Leonnie le preparó una rebanada con mantequilla y café: «Aquel instante duró 80 años de mi vida. Esos sabores perduran todavía en mi mente, el pan de Leonnie y el sabor sútil de su mezcla me dio tanto placer». Su madre le había transmitido esa receta a Leonnie y el propio Baud adquirió más tarde un horno de la región de Alsacia. «Son hornos individuales y, tras varios intentos, conseguí un pan bueno. El olor, sabor e imagen del pan han marcado mi vida. Son alimentos que viajan alrededor del mundo, espero que esta historia os haya dado ganas de fabricar pan y compartirlo», apeló a los asistentes.
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