![Carmen, de Cartagena; Juan Miguel y Valeria, un matrimonio de Paiporta; y Cristian, algunos de los supervivientes de la DANA.](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/30/SUPERVIVIENTES-RERz0N5dmyZxAI2gD0ndgvI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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En los techos de las gasolineras, en un puente, en muros, en camiones abandonados... Miles de valencianos a los que la tromba de agua pilló en carreteras y polígonos se intentaron refugiar donde pudieron. Pasaron horas agónicas hasta poder llegar a sus casas, a domicilios de familiares y a centros como La Petxina o la Alquería del Básquet, habilitados para acoger a los afectados.
Carmen, de Cartagena, estaba de visita en El Saler: «Salimos por la ventanilla del coche y nos subimos a un puente»
Carmen no es valenciana, es de Cartagena. Pero la DANA le pilló por la zona del Saler y ya se ha tenido que quedar en Valencia viviendo en sus propias carnes la tragedia. «Tuvimos que salir por la ventanilla, el coche se lo llevó el agua. Nos hemos subido encima de un puente para poder refugiarnos», cuenta sin saber muy bien en qué zona de la ciudad se encuentra y asustada por lo vivido. La Policía, narra, les llevó al centro deportivo de la Alquería del Básquet de madrugada y llevaban allí horas a la espera de lo que pudiera pasar. Ha sido testigo de cómo no paraban de llegar víveres y material necesario para las centenares de personas que se encontraban en este centro deportivo. «Hay niños, hay un bebé con una manta, la gente está tumbada en colchones y colchonetas, están repartiendo zapatillas, ropa, calcetines...», señalaba sobre la situación que se vivía en el espacio habilitado para socorrer a todos aquellos que no han podido regresar a sus hogares. Se mantiene a la espera de que la situación vaya mejorando, aún así rememora lo sucedido y sigue nerviosa por todo lo que ha vivido durante esa angustiosa noche en Valencia.
Juan Miguel y Valeria, refugiados en la Alquería: «La gente pedía socorro. No pudimos hacer nada»
Juan Miguel y Valeria son un matrimonio de la localidad de Paiporta que este pasado martes trataba de llegar a su casa y que vio «como si fuera la lava de un volcán como el agua llegó hasta nosotros». «Fue como un pequeño tsunami muy potente que nos medio volcó el coche», relataba Valeria. Fueron momentos de mucha tensión porque iban perdiendo el control del vehículo, veían como otros coches también eran arrastrados por la corriente y se desataba el caos. Al final, y tras ser empujados por otro vehículo y perder definitivamente el control del suyo, decidieron bajarse y resguardarse en una gasolinera. «Allí, un chico que es militar, que ha sido un héroe, cogió una manguera y nos subió a 22 personas al tejado de la gasolinera. Allí estuvimos hasta las dos de la mañana, cuando empezó a bajar el nivel del agua», aseguraba el matrimonio a las puertas de la Alquería del Básquet, donde fueron llevados tras una noche intensa y con mucha incertidumbre. Pero antes, vivieron horas de angustia en el tejado de esa gasolinera a la que accedieron gracias a ese joven militar del que no paran de señalar su coraje y su valentía. «Nos ayudó a todos, sin él...», no pueden terminar la frase. Tras resguardarse en lo alto de la gasolinera, y, aunque estaban empapados por el agua y con miedo a bajar, unos buzos de la Guardia Civil les acompañaron cuando comenzaron a caminar tras descender del techo. Pero en sus palabras se puede leer el horror de lo vivido en unas horas agónicas. «Nos hablábamos a gritos los que estábamos allí, había más gente refugiándose. Voy a tener pesadillas porque la gente pedía socorro y no podíamos hacer nada. No pudimos. Ha sido horrible», afirmaban muy compungidos. Su intención era llegar a su casa, en Paiporta, pero no se podía acceder a su municipio, por lo que se conformaron con estar a salvo en el centro deportivo.
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Cristian, Juani y Ría, refugiados en La Petxina: «Hemos pasado cinco horas con el agua al cuello»
Cristian estaba sentado en uno de los banquillos del complejo La Petxina en la madrugada del martes. «No, no hemos pasado miedo. Ha sido lo siguiente: pánico». A su lado estaban Juani, vecina como él de Benetússer, y Ría, una joven que viajaba como ellos en un autobús. «Hasta que la crecida del río nos ha pillado de lleno», contaron. Los tres recordaban como transitaban por La Torre, una de las zonas afectadas por la riada del barranco del Poyo, y tuvieron que bajarse al no poder avanzar más el autocar. «Hemos estado cinco horas, con el agua prácticamente por el cuello», rememoró Juani. La mujer se temió lo peor. «No he tenido el valor de llamar a mi familia», decía.
ZhanZhi Chen, a salvo en un muro: «Vi como la corriente se llevaba a unas personas, no sé dónde estarán»
Fue una de las centenares de personas de las que se había perdido el rastro y cuyos amigos lo buscaron por redes sociales. ZhanZhi Chen se tuvo que subir a un muro justo saliendo del polígono de Paiporta. « Vi a la gente salir corriendo y salté», contaba ayer, ya a salvo. Desde donde estaba se veía un descampado con camiones y se refugió con otras personas en ellos. «Vi como la corriente se llevaba algunos contenedores y arriba de ellos había personas, no sé dónde estarán», afirmaba ayer. En ese camión pasó varias horas hasta que bajó el nivel del agua y decidió caminar. Se fueron juntando más personas y algún coche que los llevó hasta las unidades de emergencia. Allí le pidieron los datos y su padre pudo ir a recogerlo. «He tenido suerte», sostiene.
Rebeca, horas en el techo de una gasolinera: «Rompimos una valla y subimos al tejado, luego bajamos por una farola»
Pese a que ya estaba a salvo, Rebeca relataba ayer muy nerviosa y en tensión todo lo vivido en una noche agónica. «Me refugié en el techo de una gasolinera en Massanassa. Estaba en el coche pero decidí dejarlo. Salí por la ventanilla. Fue cuestión de minutos y nos vino una ola que nos hizo correr», asegura muy afectada. «Rompimos una valla y subimos al techo unas 30 personas. Había gente que estaba enganchada a su coche y pasó horas con el agua hasta el cuello», rememora. Cuando el agua descendió, «bajamos por una farola y algunos coches nos llevaron a la entrada de Valencia», afirma desde la casa de una amiga.
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Voro, vecino de La Torre: «No tengo más ropa que la que llevo puesta ahora. No me queda nada»
osé Vicente Salas habla con LAS PROVINCIAS mientras camina hacia su casa, andando, tras haber pasado la noche junto con una treintena de personas en la parte de arriba de un taller mecánico, Neumáticos Ortega, en Riba-Roja. Allí se refugió tras salir de su empresa, situada en el polígono de esta localidad. Apenas pudo recorrer 50 metros con su vehículo y lo tuvo que abandonar ante la crecida del agua. Aunque el coche quedó justo a las puertas del establecimiento mecánico. «Hemos estado refugiados entre 25-30 personas en la oficina, en la planta de arriba. El agua llegó a subir hasta los dos metros», relataba. Y añadió: «Nadie con ningún uniforme ha venido a ayudarnos. Teníamos agua y hemos esperado hasta que bajaba el nivel del agua, pero todo era incertidumbre, no sabíamos que podía estar pasando», relató tras una larga noche en la que se refugiaron, así lo describe, en este local gracias a la solidaridad de los trabajadores del taller, que también pasaron allí la noche.
Rafa Muñoz, un puente le salvó: «Hicimos una cadena humana para que fuera subiendo toda la gente»
Rafa Muñoz no había podido ayer ir a su casa a ver a su mujer y a su hija y se encontraba en casa de sus padres. Pudo contar lo sucedido porque decidió dejar su coche y refugiarse junto a otras tantas personas en un puente cercano a la Pista de Silla. «No había una escalera para subir, sólo fango. Hicimos una cadena humana para que fuera subiendo la gente porque estaba alto. Al final, éramos unas 500 personas», narraba. Sobre las 5.45 horas de la madrugada comenzaron a bajar.
Santi Botella, toda la noche atrapado en un tren: «Había mucha incertidumbre y hubo momentos de muchos nervios»
120 pasajeros del tren que cubría, el martes por la tarde, el trayecto entre Alicante y Valencia, permanecieron en el convoy toda la noche. Uno de los afectados era Santi Botella, periodista de Radio Valencia, que contó a LAS PROVINCIAS la situación que se vivía. «Había incertidumbre, porque no veíamos que hubiera pasado nada. Y hubo momentos de nervios», contaba. En determinados momentos, ya con el tren detenido y el aviso de la tripulación de que la situación se iba a mantener así, el Ayuntamiento de Silla consiguió llevar algunas cosas de comer y beber a los pasajeros.
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Sergio, abandonó el taxi que lo llevaba: «Hay imágenes desagradables que prefiero omitir»
«Hay imágenes desagradables que prefiero omitir», relataba Sergio, quien al no encontrar el martes un medio de transporte, tomó un taxi que tuvo que abandonar «cuando nos vino la tromba de agua». «En cinco minutos, se llenó el carril en dirección Alicante, nos dio tiempo a pasarnos a la otra vía. Pero pasamos situaciones de muchos nervios, había niños, gente mayor, no había comida», asegura.
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