El número trece siempre lleva asociado una superstición un tanto extraña que incluso afecta al deporte y más en concreto a muchos practicantes o profesionales, ... que hasta observan con cierto recelo la asignación de este dorsal en su camiseta. En la plantilla blanquinegra, dicho sea de paso, el 13 a la espalda lo tiene el meta Cristian Rivero que parece resignado a ser este año el suplente del suplente (primero de Jaume y después de Herrerín).
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El Valencia, al margen de creencias que cada uno pueda tener sobre este número, sólo ha terminado decimotercer clasificado en una ocasión a lo largo de su historia. Y fue precisamente bastante reciente, cuando con Javi Gracia a los mandos –hasta que lo sustituyó Voro– y bajo el dominio presidencial de Anil Murthy se concluyó el campeonato 2020-21 en esa pésima posición, por cierto más cerca del descenso que de la última plaza que daba opción a billete europeo. Ahora, no es que el Valencia ocupe el puesto trece de la tabla –está el décimo clasificado y a tan sólo tres puntos del decimotercero– pero ese número está más que presente para los intereses blanquinegros en este 2022 que está a punto de echar el cierre total.
De hecho, este sábado contra el Villarreal, el Valencia tiene la posibilidad de decantar hacia un lado u otro un equilibrio que además de curioso, resulta sobre todo muy triste, si tenemos en cuenta los verdaderos intereses que tienen los aficionados, deseosos de que sus jugadores logren colarse alguna vez en competición europea con tanta sequía. Es al fin y al cabo lo que pronosticó Meriton cuando aterrizó en Mestalla en 2014. Con estos números, difícil lo tienen por no decir imposible. Y es que, la casualidad hace que este 2022 reúne para el Valencia el mismo número de partidos ganados, empatados y perdidos. Trece cada signo. De aspirar a metas más ambiciosas, lo normal sería que hubiera más encuentros con victoria, algunos menos con empate y desde luego bastantes menos con derrotas. Es lo que suelen ofrecer siempre los equipos 'grandes'. Por desgracia para el valencianismo, no son tiempos pues de grandezas en Mestalla cuando esos requisitos no se cumplen.
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Cerrar en negativo en los balances siempre trae profundas críticas pero acabar también así en lo deportivo es poco menos que sinónimo de cierta pobreza futbolística. Y Meriton no ha conseguido quitarse esa losa de encima porque va camino del quinto año que de manera consecutiva se queda sin entrar en la rueda europea.
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El Valencia aspiraba a ser un fijo en la Liga de Campeones y ahora esa opción se contempla desde una lejanía que no ofrece muchas dudas. Esas 13 derrotas que entre Bordalás y Gattuso se han cosechado en estos doce últimos meses (el primero ocho y el segundo cinco) son muestra de que los proyectos son más austeros de lo que realmente aparentan. Son años de abstinencia que no tiene pinta de mejorarse, al menos en lo que a corto y medio plazo se refiere.
Y que conste que ni Bordalás y su sistema defensivo se escapa de las críticas ni Gattuso con su presión y juego más intenso ha podido ni tan siquiera mejorar el panorama heredado en cuanto a premios cosechados. Uno y otro son tal para cual, cada uno con sus respectivas plantillas y con sus estilos de juego. Los números no engañan y si con el alicantino el Valencia en este 2022 ganó 8 partidos, pues perdió otros tantos (empató nueve). Con el italiano, el número de victorias y el de derrotas se equipara a cinco en cada signo, con cuatro empates.
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Las sumas de triunfos y derrotas, así como la de los empates, ofrecen ese inquietante número trece. De ahí que en Vila-real esta última jornada de Liga se pone en juego para los de Gattuso la posibilidad de decantar la balanza en un sentido o en otro.
Para obtener estos balances, se han tomado lógicamente todos los partidos disputados (Liga y Copa), desde el 5 de enero (1-2 al Cartagena) hasta el del Betis (3-0) el 11 de noviembre pasado. La victoria más holgada de Bordalás fue el 3-1 al Granada, la de Gattuso el 5-1 al Getafe; mientras que con el alicantino la derrota más abultada fue el 4-1 del Real Madrid y el 1-4 del Barça (la más hiriente fue ante el Betis en los penaltis en la final de Sevilla), mientras que las cinco derrotas con el italiano han sido con resultados ajustados todas ellas.
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No lo va a tener fácil Gattuso lo de salir airoso de la cita ante el Villarreal de Setién. Los dos últimos amistosos han dejado al italiano un sabor amargo porque parece que el equipo ha vuelto adormilado.
Enero cargado
A partir del sábado, el Valencia va a ver cómo el ritmo de partidos se va a intensificar notablemente. Entra en juego la Supercopa de Arabia (11 y 15 de enero, primero la semifinal contra el Real Madrid, mientras que la final está para el día 15). Pero antes, tiene pendiente la Copa del Rey del martes que viene frente a La Nucía. El viernes día 6 toca Liga ante el Cádiz. Y después de pasar por Arabia, si elimina a La Nucía vendrán los octavos. La Liga obligará a jugar entre semana.
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