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Para evadirse, sumó 400 kilómetros en bicicleta la semana pasada. «Es la mejor manera de conectar contigo misma, de pensar, de sacar esa rabia... Así ... he pasado estos primeros días. Me ayuda mucho en mi vida», afirma Andrea Esteban. La turolense, de 26 años, fue despedida hace ocho días como entrenadora del Valencia tras encadenar cinco derrotas. Un duro golpe que trata de asimilar, pero sin perder la ilusión por los banquillos. Tiene muy claro cuál es su sitio.
–¿Son días extraños?
–Es un duelo. He estado varios días en shock. Y cuando pasan unos días, empiezas a asimilar todo y a darte cuenta de que el día a día cambia, que para mí es lo más complicado. Y sobre todo, a plantearte unas nuevas rutinas que te hagan volver a ilusionarte con nuevos proyectos.
–En verano renovó. ¿Se le pasaba por la cabeza que se pudiese producir su destitución a estas alturas de la temporada?
–Cuando pasas una temporada tan complicada como la pasada nunca piensas que esto puede suceder porque sabías que podías mejorar, que el proyecto iba en progreso y que la temporada podía ser mejor a nivel de rendimiento y resultados. El equipo iba en ese camino y en la clasificación lo mostrábamos y también en la sensación de ser un equipo competitivo y que había mejorado respecto al año pasado. Nunca te lo esperas, pero seguro que dentro de un tiempo veré las cosas más positivas y desde otra perspectiva.
–Jesús Oliva, director deportivo, ejerce como entrenador interino. ¿Qué argumentos le dio?
–Al final son los resultados. Hemos encadenado cinco derrotas y nosotros vivimos de los resultados por desgracia. Esto va de ganar. Soy de las que cree en una manera de ganar, en que el cómo te va a ayudar a ganar. Pero cuando los resultados no llegan se puede tener más o menos paciencia. Y con nosotros han decidido que nuestra etapa en el club termine. Al irme di las gracias al Valencia por la oportunidad que me ha dado de tener mi primera experiencia como entrenadora y eso es lo que me voy a llevar.
–Pero esta decisión no encaja con el proyecto cimentado en gente de la casa que defiende el Valencia femenino.
–Una de las cosas que me llevo es haber crecido al lado del club. El Valencia es un proyecto en crecimiento. El año pasado era de transición y conseguimos cumplir el objetivo, que era la salvación. Siendo el equipo más joven de la liga junto a la Real Sociedad, apostando tanto por la cantera... Como entrenadora no me gusta que miren mi DNI para saber si valgo o no y yo no miro el de las futbolistas para saber si valen o no. Ellas dependen de la decisión de la entrenadora y yo dependo de la decisión del club. Les deseo lo mejor y estoy agradecida de haber crecido como entrenadora al lado de futbolistas que creo que han crecido conmigo. Ojalá ese proyecto les haga seguir ese camino positivo.
–¿A qué debe aspirar la plantilla del Valencia?
–Yo no le pondría objetivos. Cuando tienes un proyecto joven, los primeros años hay que poner objetivos de estar en una situación tranquila y ver cómo las jugadoras se desenvuelven. Es una liga muy competida en la que el objetivo tiene que ser salvarse lo antes posible. Si por resultados consigues quedar séptima, perfecto. Pero si consigues quedar undécima y estás siendo competitiva y la gente joven mejora y progresa, creo que tu objetivo está cumplido. Y a partir de ahí, dentro de tres o cuatro años, si ese progreso continúa, podrás empezar a marcarte objetivos resultadistas.
–Layhoon Chan tuvo gran influencia en el fútbol femenino durante su primera etapa como presidenta. ¿Ahora también?
–He podido coincidir con ella poco porque llegó hace nada. Pero desde que llegó ha mostrado ese interés, ha venido a ver a las futbolistas, ha venido a ver algún entrenamiento, ha venido a los partidos, ha transmitido su apoyo a la sección femenina... Y espero que ese apoyo siga. El fútbol femenino ha cambiado mucho desde su primera etapa. Los clubes están invirtiendo mucho e intentando mejorar su sección femenina y el Valencia tiene que seguir haciendo eso porque, si no, te vas a quedar atrás y va a ser más difícil competir y seguir con ese crecimiento. Es muy importante esa inversión que se está haciendo. La Liga femenina está creciendo. Ojalá exista ese apoyo económico, institucional y de recursos que la sección femenina necesita.
–¿Qué referentes destacan dentro de su libro de estilo?
–Tengo muy marcados Luis Enrique y Pochettino. Fueron dos entrenadores a los que seguía bastante en la época en que empecé a interesarme mucho por el fútbol. Luis Enrique porque al Barça que él cogió le dio unos matices de verticalidad y de transiciones que no tenía con Pep Guardiola y me gusta el fútbol asociativo pero a la vez muy vertical y muy vivo. Y también por esa seguridad y esa confianza que transmite. Es capaz de convencerte. Y esa oratoria en un entrenador es básica. Y Pochettino por el juego de posición. Y porque me reflejo mucho en cuanto a su primera experiencia con el Espanyol. El club estaba coqueteando con el descenso y él asumió ese riesgo con personalidad. Y tiene una manera de ver el fútbol parecida a la mía sobre todo por esa presión alta y la idea de buscar portería.
–¿Qué planea para los próximos meses?
–Mi idea en estos meses es ver metodologías de entrenamientos, ver cuerpos técnicos y compartir conversaciones con ellos. Esa es la manera de aprender. No sólo de lo que es parecido a lo que piensas, sino de lo que es totalmente contrario. Aprovecharé este tiempo para eso. Hay dos manera de ver esto: como un golpe muy duro o como un golpe duro pero adaptarte y crecer. La vida es como es y cómo reacciones. Voy a intentar reaccionar para salir mejor entrenadora.
–Como jugadora, tuvo que retirarse de forma prematura al romperse cinco veces la rodilla. ¿Esa experiencias fortalecen?
–Son duelos. Lo más difícil de asumir en un duelo es cuando te cuesta encontrar el porqué. Tuve la desgracia de romperme el cruzado siendo buena profesional, cuidándome, estando en mi peso, yendo todos los días al gimnasio y dando vida para ser futbolista. Tienes que asumirlo, adaptarte, tener la conciencia tranquila y reinventarte. Ahora mismo, en esta destitución no he encontrado el porqué. Me toca adaptarme y reflexionar. Es obvio que hemos cometido errores como cuerpo técnico, y yo la primera. Hay cosas que hemos podido hacer mejor. Ahora toca mirarlo desde una perspectiva mucho más relajada y ver qué repetiríamos y qué mejoraríamos y utilizarlo en nuevos proyectos. Y cuando crees que esto es duro, cuando vives el duelo de una pérdida como me ha tocado vivir a mí con la pérdida de mi hermana, esto es un juego. Y te das cuenta de que, aunque sea el juego más importante de tu vida, es un juego. Ahora van a ser semanas malas, pero la vida sigue, el sol sale todos los días y oportunidades llegarán. Con paciencia hay que esperar el momento. Gracias al Valencia, me he dado cuenta de que quiero ser entrenadora y de a lo que quiero dedicar mi vida. Tengo la suerte de tener 26 años y mucho futuro por delante en esta profesión.
–¿Estará parada lo que queda de temporada?
–La única posibilidad de entrenar hasta final de temporada sería en el extranjero. Ahora mismo es tomarse un respiro, ver mucho fútbol y seguir muy de cerca la liga femenina para no desconectarse de las plantillas y los resultados y seguir formándote para estar preparada cuando llegue un nuevo proyecto.
–¿Pasa por su cabeza entrenar a un equipo masculino?
–Yo no me cierro puertas porque sería un reto súper bonito. Cuando hay dos personas, se les tiene que juzgar por su validez profesional y personal independientemente de su sexo. Si me saliese una oportunidad en el fútbol masculino, estaría encantada de cogerla, ya sea en rendimiento, en una formación cercana al rendimiento o como parte de un cuerpo técnico. No me cierro puertas a nada porque es fútbol. Si soy yo, estaré encantada de intentar tirar las mayores barreras posibles. El fútbol femenino no es una secta para mujeres. Hay hombres y mujeres entrenando en fútbol femenino. En el fútbol masculino creo que tiene que ser exactamente lo mismo.
–Hace poco derribó una barrera la levantinista Alharilla, la primera futbolista profesional en volver a competir tras un embarazo en España.
–Hablé con ella para felicitarle. Lo tenía claro porque es un portento físicamente. Es una profesional de los pies a la cabeza y una persona muy humilde con la que tuve la suerte de coincidir. Me enseñó mucho desde el ejemplo. Que haya vuelto a jugar me genera muchísima felicidad porque se lo merece y está demostrando que una mujer deportista puede rendir al máximo nivel después de ser madre. Abre muchas puertas a todas las que queremos ser madres y pasaremos tarde o temprano por ese proceso.
–La semana pasado hubo insultos racistas para la levantinista Mayra Ramírez durante el partido e el campo del Alhama. ¿Es un comportamiento insólito en el fútbol femenino?
–Tenemos que tener tolerancia cero. No sé qué medidas se van a tomar, pero tanto para las personas que hicieron esos comentarios no se les tiene que permitir entrar a un recinto deportivo. Hay que proteger a Mayra y es labor de todos, desde los espectadores que estaban al lado escuchando esos insultos, tener tolerancia cero ante cualquier comportamiento racista y homófobo. Por desgracia, cuanto más expuestas estemos, más van a salir ese tipo de comentarios y más tajantes debemos ser.
–Es la primera temporada la liga femenina profesional. ¿Están notando este paso?
–Sí. Lo han notado las futbolistas. Venimos de un fútbol femenino que no te exigía el máximo. La futbolista en ciertos momentos podía compaginarlo con otras cosas. Pero ahora tienes que dedica tu vida al cien por cien si quieres ser la mejor. Eso es un paso enorme para las futbolistas de exigencia y responsabilidad. Para los cuerpos técnicos, lo mismo. Lo más importante de todo es que la selección natural está llegando al fútbol femenino. Cuantas más futbolistas hay, más difícil es llegar. Antes, entre comillas, era un poco más fácil llegar a la élite porque había menos futbolistas y menos competitividad. Ahora, en cualquier escuela de un equipo estructurado como puede ser el Valencia, el Levante y el Villarreal, ves a las alevines entrenar y no tiene ni punto de comparación con cuando yo era alevín. Dentro de diez años, la liga femenina no va a ser nada parecido a lo que es ahora. Me encanta ir a verlas porque me genera ilusión. Si el fútbol femenino ya está superando expectativas, en diez años, ni nos imaginamos lo que puede ser si lo cuidamos.
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