Anil Murthy, impasible en el palco mientras la afición habla claro

Había poco que mirar en las gradas de Mestalla. Pero los ojos de muchos estaban puestos como siempre, en el palco. Allí estaba, como es habitual, el presidente Anil Murthy, flanqueado por su escuadrón de acompañantes. Firme y sin grandes reacciones, observó el partido pensando ya en qué le contará a Bordalás cuando se reúna con el técnico para confeccionar la plantilla de la próxima temporada. Y es que no podía mirar a otra cosa que a los jugadores, porque aficionados, no había prácticamente. De fondo, escuchaba de bien seguro el ya habitual «¡Anil, canalla, fuera de Mestalla!» que se oía desde la realización televisiva procedente de la Avenida de Suecia. Si los micrófonos de ambiente captaban el sonido de algo que sucedía fuera del estadio, desde el palco seguro que Anil lo escuchó.

El presidente Murthy ha pasado su semana más complicada en el cargo después de la publicación de unos comprometidos cortes de voz en los que desenmascaraba la realidad interna del club. Lo que muchos intuían e incluso dibujaban a base de atar cabos recibió confirmación propia de la boca de Anil. Sólo fueron corroboraciones de rumores que sobrevolaban a la ciudad de Valencia durante los años de su mandato. Pese a la gravedad de alguno de ellos, el presidente se escudó con un discurso preparado al estilo del Rey en Navidad en el que desmentía todas las acusaciones, decía que aquí no pasaba nada y explicaba, a su manera, la situación de la entidad y el futuro de jugadores como Carlos Soler y Gayà. Incomprensiblemente, no se han tomado decisiones al respecto sobre su cargo, todavía. Habrá que ver si Peter Lim es consciente de lo que ha sucedido recientemente.

La afición, como era de esperar, fue ejemplar. Los pocos que estuvieron dentro de Mestalla animaron hasta el final y cuando los jugadores daban la vuelta al ruedo en agradecimiento, se escucharon cánticos pidiendo la continuidad de los estandartes valencianistas, Carlos Soler y Gayà. Mientras los jugadores se despedían de la afición, Bordalás mantenía una larga y tendida conversación con Denis Suárez, futbolista del Celta que tiene todas las papeletas para hacer las maletas de Vigo por discrepancias con la directiva por su renovación.

Bordalás también aprovechó para hablar con su representante durante un par de minutos hasta que fueron llegando los jugadores valencianistas. Despidió uno a uno a todos sus jugadores, agradeciéndoles el esfuerzo de toda la temporada y felicitándoles por la victoria en una última jornada casi irrelevante. Guedes fue el primero en entrar en el túnel a vestuarios, mientras que Carlos Soler fue uno de los últimos en abandonar el césped de Mestalla, quién sabe si por última vez con esa camiseta blanca.

Otros que se despidieron de la afición fueron los que tienen las maletas ya hechas, como los cedidos Hélder Costa, Bryan Gil e Ilaix Moriba, que tienen muy difícil volver el año que viene a Mestalla. Hugo Duro ya fue comprado mientras que Alderete, sancionado y que no disputó el partido, se mantiene a la espera de las negociaciones por la compra de su pase. También se marcha seguro Cheryshev, que termina contrato y apunta a volver a a la liga rusa. El extremo se abrazó efusivamente con Gabriel Paulista, uno de sus grandes amigos, a modo de despedida.

Las cámaras televisivas enfocaban a Gayà durante los instantes posteriores a la finalización del encuentro, buscando un gesto que pudiese dar pistas sobre su futuro. Su rostro, con aparente emoción, indicaba que ni el propio lateral sabe qué pasará, aunque lo que la afición puede tener por seguro es que su deseo es continuar en el Valencia. No era un partido fácil para un capitán que, en el caso de que haya disputado su último partido como valencianista, vio las gradas de Mestalla vacías y no recibió la ovación que se merece. En el 1-0 marcado por Maxi Gómez, el de Pedreguer puso el centro que propició el tanto, pero no celebró la diana, agachando la cabeza y volviendo a su campo. Una imagen rompedora.