Es difícil de explicar que Peter Lim haya pagado el vuelo y el hotel de Singapur a alguno de los entrenadores que con más o menos prestigio y fortuna ha tenido en estos diez años en el Valencia y que, sin embargo, el que le ... está siendo más rentable y casi obediente de todos todavía no haya cruzado ni una sola palabra con él. Un año después de que el Valencia lo eligiera para sacar a la entidad de la tempestad (no sólo deportiva sino también social), Rubén Baraja Vegas (Valladolid, 11-7-1975) celebra con cierta felicidad su primer aniversario como propietario del banquillo blanquinegro. Será este miércoles cuando se cumpla oficialmente un año desde que el club de Mestalla anunciase la contratación del Pipo.
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Llega esta celebración tras una derrota un tanto extraña por cómo sucedió pero en uno de los momentos más calmados desde que llegó. A Baraja lo de Europa le empieza a marear más de la cuenta, consciente como sabe del vestuario tan frágil de experiencia que maneja. Lo más curioso de todo es que Meriton acertó de lleno con Baraja cuando en realidad no era ni mucho menos el candidato mejor colocado. Hace doce meses, y después de tres derrotas consecutivas del equipo con Voro a los mandos (lo de Gattuso aún se estaba digiriendo como se podía), a quien pretendía contratar el Valencia era a Vicente Moreno.
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Héctor Esteban
El Valencia estaba quemándose de cintura para abajo –decimoctavo en la clasificación– y la alerta saltó de manera definitiva en Singapur. Javier Solís y Miguel Ángel Corona cogieron un avión para ir a ver al dueño y dos días después se anunció que no se iba a firmar finalmente a Moreno (estaba en el Al-Shabab) y que se iba a apostar por una leyenda que tendría el inmediato respaldo popular pero que carecía de experiencia como piloto en Primera. A Baraja y a Carlos Marchena les cayó el mejor de los retos posibles: trabajar en la élite precisamente para el club que les hizo grandes y reflotar a medio plazo un vestuario con aguas internas revueltas.
Empezó con derrota (Getafe, 1-0), le ganó a la Real (1-0), volvió a perder (Barça, 1-0) pero sumó otros tres puntos contra Osasuna (1-0) antes de tener que esperar cuatro partidos para lograr dos triunfos seguidos que le permitieron salir por primera vez de los puestos de descenso. Ya no volvió a estar el Valencia en plazas peligrosas que conducían a Segunda aunque tuvo que esperar a la última jornada para certificar la salvación. Baraja obró el milagro:pacificó las aguas sociales, sacó del apuro al equipo y demostró personalmente su capacidad para ser entrenador de Primera División.
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Fue en junio del año pasado, ya terminada la competición, cuando Baraja inició una nueva fase en el Valencia. Firmó su renovación contractual hasta junio de 2025 y al paso que va su situación va a dar todavía mucho que hablar. Hace apenas unos días se le preguntaba precisamente por esta cuestión a Corona y éste, cada vez más hábil ante los medios, despejaba el balón en largo argumentando que todavía hay tiempo de sobra para hablar con Baraja sobre esta cuestión. A Manuel García Quilón, su representante, le queda no obstante un desafío de mucha más enjundia que los dos que ha tenido hasta ahora en el Valencia con el técnico. En febrero de 2023, Baraja dijo sí al ofrecimiento casi sin mirar los detalles del contrato. En la cita de junio, en cambio, sí empezaron a tocarse cuestiones más peliagudas, en las que Meriton demuestra unas habilidades mayúsculas, cuando se empiezan a dar por buenas las exigencias deportivas de los entrenadores pero que luego con el paso de los meses empiezan a quedar en el cajón del olvido.
Baraja, a quien se le concedió su petición de deshacerse en verano de Samu Castillejo y Cavani, sólo ha agitado verbalmente en una ocasión la escena blanquinegra. Cuando planteó hace no muchas fechas que su ambición deportiva debía ser respaldada por el club. Baraja se dio cuenta después de la repercusión que había tenido esa reflexión y quiso aportar algunos matices con el fin de evitar conflictos. Ya se sabe que en Singapur no captan ni las ironías ni los tonos de voz elevados.
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