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El capitán Monzó es alzado a hombros con la Copa en su mano derecha. EFE
El apogeo de una generación en el Valencia

El apogeo de una generación en el Valencia

Tercer título de Copa en 1954 | El éxito llegó frente al hasta ese momento imbatible Barcelona en un partido disputado en Chamartín

paco lloret

Lunes, 18 de abril 2022, 01:12

El Valencia se proclamó campeón de Copa por tercera vez al imponerse al Barcelona en la final de 1954 por 3-0 en el estadio de Chamartín. Una victoria de enorme mérito porque el conjunto catalán había ganado las tres últimas finales de forma consecutiva y venía de sumar sendos dobletes en las dos campañas precedentes. Ambos equipos ya se habían medido en la disputa por el título en el mismo escenario en 1952. El Valencia llegó entonces a ponerse con dos goles de ventaja en el marcador pero no pudo llevarse el trofeo al caer en la prórroga a la que llegó en inferioridad numérica.

Quique, Monzó, Puchades, Badenes, Pasieguito, Seguí, Sócrates, Juan Carlos Quincoces II, Mañó, Fuertes y Buqué. EFE

 

Esta vez, todo fue diferente. Al Valencia le salió el partido perfecto. Pese a que el Barça partía claramente como favorito, los valencianistas supieron capear el vendaval al que fueron sometidos por un rival que salió dispuesto a sentenciar por la vía rápida y, a continuación, supieron sorprender con sus contragolpes mortales. El gol madrugador de Fuertes, que abrió el marcador antes del primer cuarto de hora, cambió la decoración. El mismo jugador lo cerró a los 18 minutos del segundo tiempo. Entre medias, Badenes logró el segundo de la tarde de aquel domingo 20 de junio cuando el cronómetro marcaba el minuto 12 de la reanudación. Esos dos goles tan seguidos dejaron hundido al Barcelona y sin capacidad de reacción. Para el Valencia fue coser y cantar. En contra de las previsiones, el desenlace resultó de lo más plácido. Aquella ha sido la renta más amplia obtenida en una final, tan sólo igualada en la edición de 1999 ante el Atlético en La Cartuja.

El portero Quique se subió al larguero para celebrar el título. Finezas

 

Los extranjeros, uno por equipo, tenían prohibido participar en el torneo, así que el holandés Faas Wilkes, la gran atracción valencianista de aquel ejercicio, no pudo alinearse. El húngaro Kubala, por el contrario, sí que lo podía hacer en el conjunto blaugrana, por su condición de nacionalizado, aunque no participó en la final ni tampoco en las semifinales. En el eje del ataque valencianista Wilkes fue reemplazado por Badenes, con pasado barcelonista, y que se estrenó con un triplete en Atocha. Ese día, el Valencia pasó por encima de la Real Sociedad, a la que goleó en su feudo por 2-5 y en Mestalla por 4-1. El rendimiento de Badenes en la Copa fue extraordinario.

En semifinales, el equipo dirigido por Jacinto Quincoces venció al Sevilla en ambos encuentros, por la mínima en Nervión con tanto de Vicent Seguí y en Mestalla por 3-1. Buqué, Badenes y Seguí fueron los goleadores. El camino hasta la final fue corto pero intenso y exigente, saldado con pleno de triunfos. La quinta victoria proporcionó el título, el único logrado en los años cincuenta, y en el momento culminante de una generación en la que destacaba la pareja del centro del campo: la legendaria medular integrada por Pasieguito y Puchades. Aquella tarde se coronaron al frente de un conjunto en el que se alinearon siete valencianos: Monzó, Sócrates, Puchades, Mañó, Fuertes, Badenes y Seguí. El once lo completaba el navarro Juan Carlos Quincoces, sobrino del entrenador, el vasco Pasieguito, el catalán Buqué y el castellano Quique, portero que quedó inmortalizado aquella tarde para la posteridad.

El partido entrañaba una enorme dificultad aunque el Valencia había protagonizado un excelente papel en la Liga, acabó tercero a dos puntos de su rival en la final. Los duelos ligueros se resolvieron a favor del local. En Les Corts, el Barça se impuso por 2-0 y en Mestalla el Valencia con un gol de Pasieguito, el único de la tarde. Para el interior de Hernani, aquella final compensaba la tremenda decepción de haber perdido el billete para el Mundial de Suiza tras caer en el partido de desempate con Turquía. Hubiera sido la segunda Copa del Mundo para Puchades, después de haber acudido con la selección española al torneo de Brasil en 1950. Pasieguito se perdió ese Mundial por culpa de una grave lesión sufrida tras una entrada alevosa de Gonzalvo III.

El triunfo del Valencia se consumó en un momento clave para la entidad presidida por Luis Casanova que encaraba el futuro con la ampliación del campo como principal objetivo. El proyecto 'Gran Mestalla' se vio respaldado por este éxito. El relato de aquella final ha adquirido mayor relevancia con el paso del tiempo. La imagen icónica de Quique subido al larguero de su portería, relajado y sonriente a la conclusión del partido, dio la vuelta al mundo y ensalzó la gesta valencianista. Monzó que ejerció de capitán y recogió el trofeo, se convirtió en el primer valenciano que disfrutaba de ese privilegio.

En el once campeón se alinearon como titulares tres jugadores que, dos años antes, habían participado con el filial en el ascenso a la primera división. Finalmente, el CD Mestalla renunció a subir a la máxima categoría aunque Mañó, Sócrates y Fuertes se quedaron en el Valencia. Ya no hubo más finales coperas hasta trece años después. El título llegó cinco años después del último y fue festejado con entusiasmo en una ciudad que siguió las incidencias del encuentro a través de la radio, salvo los cerca de 20.000 incondicionales presentes en las gradas.

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