Justo en la semana que más se ha vuelto a hablar del nuevo y del viejo Mestalla, y de que Javier Tebas va a hacer ... todo lo posible para encontrarle el mejor comprador a Lim –no pensando en el club ni en la afición– si éste así se lo requiere, para deshacerse de sus acciones en el Valencia, resulta que a Rubén Baraja se le ha presentado el primer problema serio deportivo de la temporada. Casi como quien no quiere la cosa ha quedado al descubierto que Baraja puede tener sus aciertos y sus errores, pero desde luego no se ha equivocado cuando nada más terminar el cierre de mercado ya apuntó que se le había quedado la plantilla corta. Quizás hasta se pasó de prudente: muy corta. Es verdad que el Valencia no tiene que jugar competición europea y que manejar un grupo ajustado cuando sólo hay Liga y Copa que jugar, provoca que todos estén de alguna manera implicados y eso evita malas caras y un ambiente enrarecido en el vestuario. Pero Baraja sabe lo que lleva entre manos y no sólo tiene un grupo reducido en cuanto a número de elementos sino excesivamente joven (24,4 años de media de edad), con todo el riesgo que esos dos conceptos juntos implican.
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Que el Valencia acabe un partido de Liga, ya en la sexta jornada, con un once en el que están a la vez Pablo Gozálbez (22), Hugo González (20 años) y Mario Domínguez (19 años) es una clara muestra de cómo está el panorama y más aún cuando en el banquillo sin jugar se quedaron Tárrega e Iranzo. El problema no es ni la valía de presente ni de futuro de los chavales, sino su escasa o nula experiencia en Primera División. Entre los tres que participaron en los últimos minutos en Almería, con el primer equipo, no suman en total ni 90 minutos de juego en la élite. La necesidad provoca que se den situaciones de este tipo. Precisamente, en la semana donde más exigencia hay en cuanto a desgaste físico se refiere. Partido sábado, partido miércoles y partido domingo. ¿Tiene de verdad Baraja suficientes futbolistas para hacer rotaciones ahora que el calendario se aprieta? Cambios en el once se pueden hacer, lógicamente, la incógnita es si el entrenador lo hace verdaderamente convencido de que el equipo no se le va a desmontar o si lo hace forzado porque no tiene otro remedio y con cierto temor en el cuerpo a perder más piezas por lesión.
La lista de lesionados, inesperada seguramente a estas alturas de temporada, es lo que vuelve la escena todavía más enrevesada. Que de un plumazo se hayan descolgado Sergi Canós, Gabriel Paulista, Foulquier, Jesús Vázquez y Yaremchuk, además de Alberto Marí, no sólo ha metido el miedo en el cuerpo al entrenador sino que le presenta a este un desafío de cara a la alineación no sólo de este miércoles contra la Real en Mestalla sino del domingo frente al Betis en el Villamarín. Y más aún cuando vienes de sobrevivir en Almería de aquella forma: de la exhibición de gente como Diego López, Fran Pérez y Javi Guerra a los problemas físicos que acabaron pasando factura al mencionado Diego López, así como a Hugo Duro y Mosquera. Alarma.
El Valencia no tiene claro del todo si alguno de la lista de jugadores que están en la enfermería van a estar de verdad disponibles para recibir a la Real. Este lunes toca repaso médico a todos para ver si alguno se apunta aunque sea bajo mínimos. Seguramente, es la opción para que Cenk recupere la titularidad; para que Amallah se estrene en el once y para que Hugo Guillamón deje de ser un cero a la izquierda.
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