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Personas paseando por el barrio de Mestalla. JESÚS SIGNES
100 AÑOS DE MESTALLA

Así es el barrio que creció alrededor de los goles

Los vecinos que viven al calor del viejo estadio temen lo que ocurra cuando el coliseo cierre sus puertas

Álex Serrano

Valencia

Martes, 14 de marzo 2023, 00:29

Sería justo decir que el barrio de Mestalla, pese a que le debe el nombre al estadio, no sería nada sin el viejo coliseo. Y eso que el nombre del barrio le viene dado por la acequia, no por el estadio. Pero cuando el ... Valencia FC jugó el primer partido en la historia de Mestalla, contra el Levante FC, el 20 de mayo de 1923, a su alrededor todo era campo. El barrio empezó a crecer alrededor del estadio y hoy en día son decenas los negocios que sobreviven por y para el fútbol. De hecho, hay bares que abren únicamente en días de partido y otros, como uno situado en la plaza de la Afición, que hacen su agosto en días como ayer. Todos ellos tendrán que reinventarse cuando, en un futuro indeterminado pero esperado por (casi) todos, haya que derribar el coliseo y los goles del Valencia se canten en Cortes Valencianas.

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Bajo la sombra del coliseo, en plena avenida de Suecia, parece complicado imaginarse un futuro sin el viejo abuelo. Cae la tarde sobre la plaza de la afición y apenas un bar tiene la terraza abierta. Los locales comienzan a recoger, a punto de cerrar tiendas y negocios, mientras la luz se acumula en la demarcación de la falla Exposición, donde ya empiezan a llegar los ninots de David Sánchez Llongo. Mestalla está entre sombras. Pasea por la acera donde ayer por la noche se congregaron miles de valencianistas para pedir, una vez más, a Peter Lim que se vaya un hombre con un perro. Pequeño truco para hacer estos reportajes: si pasea al perro por la zona, es de por aquí.

«Sí, vivo en Artes Gráficas». ¿Desde hace cuánto? «Toda la vida». Entonces, ha visto crecer el estadio. «Sí, claro, de pequeños mis hermanos y yo nos colábamos, antes de que todo se cerrara tanto como ahora», comenta. Se llama Eduardo y tiene 62 años. «Antes era muy valencianista, pero ahora un poco menos», explica. Le pregunto si es por las molestias de vivir al lado del campo. «No... bueno, no del todo. Los días de partido se pone casi impracticable, y como te toque ir y volver en coche en hora de partido, lo tienes casi imposible», lamenta Eduardo, que está a punto de jubilarse.

Mestalla, un barrio que creció alrededor del estadio. JESÚS SIGNES

Relación de simbiosis

En general, los residentes del barrio conviven con el estadio gracias a una relación de simbiosis más o menos aceptada. Saben que un día a la semana (dos, en aquellos tiempos dorados y lejanos en que el Valencia CF jugaba en Europa) el barrio se paraliza y se inclina hacia la avenida de Suecia, pero gracias a ello decenas de bares sobreviven. No sólo sobreviven, sino que medran en un mundo complicado: en estos locales, que han pasado la pandemia aún peor que otros porque no había fútbol, los días de partido son sagrados. «Hacemos casi el 90% de la facturación en las jornadas de liga», reconocen en un bar situado en la plaza de la Afición.

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Tienen por delante, por supuesto, tiempos complicados. Cuando, si todo sale bien, el Valencia CF se traslade al esqueleto de Cortes Valencianas, todo el barrio tendrá que reinventarse. Habrá que ver, como dicen en el bar Afició, si sale rentable mantener una terraza tan amplia. «Y eso que en los días de partido toca recogerla», comentan. El reportaje se realiza en una tarde de jueves, de esas en las que el sol se oculta tras un estadio que ha vivido tiempos mejores. En una de esas paradojas temporales tan curiosas del periodismo, cuando ustedes lean esto será domingo y el barrio habrá vivido un nuevo choque en Mestalla, una de esas jornadas en que el barrio se convierte en un auténtico hervidero. El jueves lo preparan todo. En un bar de Micer Mascó explican que tienen «como cinco veces más bebida de lo normal», porque se suma el partido con las Fallas, que vivieron ayer el supersábado fallero. Juegan ustedes con una ventaja con respecto a mí: ustedes saben cómo quedó el partido. Espero que hayamos ganado. Pero esta tarde de jueves, ni este barrio de Mestalla ni yo lo sabemos. Pero las imágenes de unos locales atestados y miles de aficionados que buscan una alegría se repiten semana tras semana, y es ahí, sobre esas alegrías y penas, sobre lo que ha terminado por construirse la idiosincrasia entera de un barrio de 14.709 habitantes.

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