![Bordalás, este domingo al mediodía en el aeropuerto de Manises posando para una aficionada.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202204/24/media/cortadas/1447170387-R7bXJfxW5XgwRnpG9DYel8M-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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José Bordalás Jiménez ha llegado a sus 58 años al pico más alto de su carrera en sus casi treinta años como profesional del banquillo. Posiblemente, y es lo que él puede pensar a partir de ahora, no haya llegado a su límite de crecimiento. El Valencia es una trituradora de entrenadores, los aniquila en su amplia mayoría tanto física como mentalmente. Fue Quique Sánchez Flores el que en 2007 dejó en su despedida una de las reflexiones que perdurarán en un tiempo casi infinito: «Pierdo un cargo pero gano una vida».
Bordalás, lógicamente, no ha perdido un cargo pero es más que probable que haya inaugurado una nueva fase en su vertiente profesional. Fue una opinión unánime de crítica y aficionados que buena parte del mérito de llegar a la final y, sobre todo, de competirla hasta donde le alcanzó al Valencia fue por obra y gracia del entrenador. Meriton ha ido quemando entrenadores a una velocidad vertiginosa desde que llegó en 2014 y Bordalás por ahora no ha hecho más que, por ejemplo, Marcelino García Toral. Es más, está todavía muy por debajo del nivel de logros que fue capaz de reunir el técnico asturiano. Pero, entre uno y otro, hay una diferencia sustancial que realza la capacidad del alicantino: con esta plantilla, era difícil pensar en julio del año pasado, en aquel primer amistoso contra el Villarreal en Oliva, que el Valencia se iba a plantar en una final de Copa.
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Fue precisamente en aquel primer ensayo veraniego cuando el Valencia desplegó por primera vez un espíritu competitivo, el famoso ADN, que le permitió remontar los dos goles de un rival de Champions y hasta conseguir finalmente la victoria 3-2. Todo pudo quedar en una mera anécdota pero ya fue en aquel primer partido cuando Bordalás empezó la construcción de un grupo que, dentro de sus limitaciones, estaba dispuesto a entregarse cien por cien. El problema con el que se ha encontrado Bordalás es que esa aportación que sí ha conseguido implantar en el vestuario no ha sido suficiente para alimentar el verdadero objetivo del Valencia en cada campeonato, que es volver a entrar en Europa. Aunque sea en la Europa League.
A Marcelino, Peter Lim le hizo la cruz cuando el asturiano desobedeció la orden de apostar por los suplentes en Copa para dar prioridad a la Liga. A Bordalás, esta vez, sí se le ha permitido esta licencia. Desde que el Valencia eliminó al Athletic en semifinales, el entrenador alicantino ha ido manejando sus piezas para que llegaran dentro de lo que cabe lo más sanos y frescos posibles a La Cartuja.
El problema es que le ha pasado factura en Liga. Las últimas dos derrotas consecutivas han frenado las pocas aspiraciones que ya tenía el equipo de pelear por la séptima plaza. El Valencia es hoy por hoy décimo y tiene toda la pinta de que va a tener serios problemas de mantener esos tres puntos de ventaja que tiene con el Celta.
El calendario no es malo del todo porque al margen del derbi del sábado que viene contra el Levante en Mestalla, debe medirse a Athletic, Betis otra vez, Espanyol y Celta. Osasuna está por delante con sólo dos puntos de ventaja pero lo más difícil de encajar es que el séptimo (Villarreal), tiene diez puntos de ventaja.
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En caliente, la afición premia la entrega de los jugadores y reconoce el mérito de Bordalás. Pero habrá que ver qué pasa, ya más en frío, si dentro de cinco jornadas el equipo vuelve a quedar en un discreto lugar en la clasificación. Es más que probable que la crítica de la afición apunte directamente al máximo accionista por no inyectar potencial a una plantilla casi imberbe, pero en las estadísticas, implacables casi siempre, quedará el dato de que el Valencia de Bordalás puede ser tan discreto como el del año de Nuno/Neville/Ayestarán (duodécimo), el de Celades (noveno) o incluso el de Javi Gracia (decimotercero).
Le preguntaron en la sala de prensa de La Cartuja a Bordalás, todavía con la sangre caliente, si había que empezar a ver el proyecto de futuro y los motivos que habían podido influir en la Liga tan floja que va camino de hacer este equipo. El técnico fue hábil al no querer entrar en un jardín que sabe muy bien le puede perjudicar, tan sólo recalcó que él se limita a entrenar. Pero la realidad es que Meriton le ha complacido este año con un buen número de peticiones: Alderete, Foulquier, Bryan... pero también ha jugado en su contra el fichaje de Marcos André (8,5 millones), el más caro y el que menos aportación ha tenido. Mestalla, como se vio en La Cartuja, ovaciona a Bordalás cuando se anuncia su nombre por megafonía, pero exige que el Valencia salga de una mediocridad en la que parece instalado.
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