Una hora de reunión en la ciudad deportiva entre José Bordalás, Anil Murthy y Miguel Ángel Corona dio para mucho. Fumata negra para unos, blanca para otros. Trece días después de que se abriera el mercado de enero, el Valencia no sólo no ha firmado ningún jugador sino que ha estado a punto de abrir la primera herida interna de la temporada. Para evitarlo, y después de ese cónclave, el club cambió de parecer y echó atrás el acuerdo que tenía prácticamente cerrado con el Atlético de Madrid para dejar marchar por algo menos de dos millones de euros a Daniel Wass. La firmeza del entrenador en conservar al danés en su plantilla ante la falta de un recambio que le pudiera complacer ha puesto patas arriba el escenario. Ahora, la incógnita es saber cómo reacciona Wass, al que parece esfumársele una atractiva vía para resolver el futuro (tiene 32 años). Acaba contrato en junio en el Valencia, no ha querido renovar y por enésima vez ve frustradas sus intenciones de abandonar la entidad de Mestalla rumbo a un club que deportiva y económicamente le ofrecía más posibilidades (contrato hasta junio de 2023).
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Eso se vivió este miércoles, porque se da por seguro que el Atlético no va a dejar de insistir. Simeone desea a Wass para el lateral derecho y Bordalás lo quiere prácticamente para todo. Porque, de momento, el Valencia continúa sin arreglar las carencias denunciadas por el entrenador, circunstancias que en ese cónclave salieron de nuevo a relucir. De marcharse Wass, en lugar de un centrocampista tendrían que venir dos y el reto se multiplica para Corona. De momento ni lo que se puede gusta, ni lo que gusta se puede. El Valencia busca fórmulas de cesión sobre todo. Wakaso, por ejemplo, sigue concentrado con Ghana y mañana juega contra Gabón la Copa de África. Ya deslizó Bordalás sobre el centrocampista que pese a la amistad que le une y a que es un jugador en su opinión de altas prestaciones, no parecía ser el elegido. Desde luego, con lo de Wass ahora flotando en clave blanquinegra y no rojiblanca, todavía parece más difícil que se pueda alcanzar un acuerdo con el atlético Héctor Herrera, cuya ficha desborda las medidas valencianistas.
Por eso la tensión en Paterna parece que va cada día a más. El tiempo pasa y menos mal que este fin de semana no hay Liga, porque la contención del entrenador podría adquirir otro tono si desde el club se mantiene esa incertidumbre en lo que a incorporaciones se refiere. Quizás para evitar mayor zozobra aún, desde el Valencia se lanzó otro mensaje también: nada de vender a Maxi Gómez. La sensación que quedaba tras conocerse el interés que por el uruguayo mostraron desde Italia, entre otros la Juve, es que el Valencia parecía que iba a desmantelarse justo por donde ni por asomo pretendía el entrenador. Una cosa es que se vaya Jason, Piccini (haciendo las maletas para recalar en el Estrella Roja), Rivero (al Dallas), Álex Blanco y Manu Vallejo, y otra bien distinta que de la noche a la mañana te quedes sin Wass y Maxi. Más aún cuando el objetivo es el de colarse en la pelea europea.
De momento el Valencia parece haber acercado más terreno en lo que al central se refiere. Aridane (no juega en Osasuna desde septiembre) y Álvaro González (Marsella) figuran entre los candidatos. Se pretende a uno y siempre que sea cedido. A Bordalás le complacen.
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