El bronco y copero no es suficiente

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«Para ganar el partido tenemos el absoluto respeto por todos los estilos de juego y nosotros tenemos que respetar el reglamento y respetar la forma de jugar de los dos equipos. Nosotros tenemos que tomar decisiones justas y que no hayan grandes polémicas», fueron las palabras de Hernández Hernández en la rueda de prensa que concedió en la previa de la final. El canario era consciente de que el choque de modelos de Bordalás y Pellegrini era una de las salsas del partido... y que también que dijera lo que dijera esa lupa iba a estar en sobre el césped desde el primer segundo. Para ser exactos, desde el 300 que es lo que tardó en sacar una amarilla a Paulista y que comenzaran los aspavientos tanto de futbolistas como de banquillos. Volvió a repetirse en el minuto 14, en la amonestación que recibió William Carvahlo, en la que incluso que un pequeño amago de solicitar el cambio de color en el semáforo de la cartulina.

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Hernández Hernández se fue poco después a hablar con Bordalás en la banda. El gesto del alicantino era de no entender el por qué sólo a él, y a su banquillo, se le pedía calma tras una puesta en escena subida de revoluciones. También protestó Hugo Duro. Tenemos que hablar de madrileño. Lo suyo en esta edición de la Copa del Rey ha sido antológico. Para recordar toda la vida. Una de esas historias que nos devuelven la esperanza contra esta era del fútbol moderno que ha ganado en likes y vídeos en vertical pero que ha perdido alma. Cuando el madrileño llegó, cedido por el Getafe, dejó un rastro de duda en el movimiento del club. En el campo, donde hablan los futbolistas, ha transformado el famoso 'meme' sobre su acción en los cuartos de final de la edición de 2019, cuando vestía la camiseta del Getafe, en una poesía también bronca y copera. La hemeroteca recordará que en 2022 marcó en cuartos, semifinales y final. El delantero a buen seguro firmaría con sangre que su irrupción le sirva como a Mata en 2008 para hacer carrera. De momento, le sirve para entrar en un podio de precocidad en una final con la camiseta valencianista porque precisamente Mata era el más joven en marcar en el partido decisivo de la Copa hasta el momento, con 19 años y 353 días y Duro se coloca tercero con sus 22 años y 164 días, sólo doce por detrás del registro de Asensi en 1941.

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Ya lo había avisado Gayà en ñ las horas previas de la final: «No tiene sentido que se hable de algo que no ha sucedido. Si ganamos será porque somos antideportivos y si gana el Betis porque juegan muy bien». Pues eso, hoy se glosará al equipo que ganó. Eso también es el fútbol.