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Layhoon, con acciones y palabras, nunca ha ocultado dos cosas: que el nuevo Mestalla le incomoda y solo le da pesadillas, y que el viejo ... le cautiva. Y Layhoon es, como dijo ella misma, Peter Lim. Si por Meriton fuera, como llegó a admitir en conversaciones privadas en su momento el propio Amadeo Salvo, 'lo mejor sería dinamitar el nuevo estadio y tirarlo abajo'. Ahora, apenas medio año después de que el Mestalla –el auténtico y genuino– celebrara de manera bastante descafeinada su centenario, vuelve a crecer el sentimiento de que no sería nada descabellado que el Valencia pudiera replantearse la posibilidad de echar la marcha atrás y quedarse en la avenida de Suecia olvidándose del traslado al mamotreto de Cortes Valencianas.
Hasta la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, tampoco cierra de manera tajante esta opción que, a buen seguro, satisfaría a muchos aficionados. La solución sería en todo caso compleja y llena de obstáculos incluso jurídicos –por la sentencia que pesa por el pegote de grada añadida y denunciada y ganada por los vecinos–, pero la primera autoridad política de la ciudad se pronunciaba precisamente sobre el asunto este lunes. «La solución tiene que ser global. Podría ser una solución dejar el viejo Mestalla, pero ¿qué hacemos con el nuevo? ¿Qué hacemos con el suelo? ¿Demolemos? Yo creo que hay que dar una solución global. Yo no digo que opte por ninguna concreta», opinaba.
Catalá sabe de lo enrevesado del asunto y el debate que se abriría, con el riesgo que eso supone también por los intereses que tienen los propios partidos políticos de quedar bien siempre con la afición-potenciales votantes. La reflexión de la alcaldesa, en cualquier caso, se produce justo días después de que admitiera públicamente que había mantenido contactos con el club para avanzar en el convenio urbanístico que va a sustituir a la ya enterrada ATE, conversaciones que como no podía ser de otra manera también han generado tensión, tanto en el propio Consistorio como en los diferentes colectivos anti Lim.
«Cuando se dice con añoranza, que yo comparto y comprendo, que el viejo Mestalla es un sitio estupendo, hay que tener en cuenta que hay una sentencia judicial que hay que ejecutar sobre una grada y hay que tener en cuenta que si optáramos por esa opción, habría que ver qué hacemos con el nuevo Mestalla, porque eso es uno de los accesos principales a una ciudad que es tercera capital de España y pretende ser la segunda y, hombre, aquello bonito no está», añadía Catalá al respecto.
Lo que tampoco está bonito del todo (la alcaldesa se refería a la mole de cemento Cortes Valencias) es también el viejo Mestalla. Fue en la época de Salvo cuando se le dio el último lavado de cara apreciable, denunciándose precisamente con motivo del centenario los desperfectos que por la edad se aprecian hoy en día en el edificio. Pero nadie duda ni de la solera ni del embrujo que para los propios futbolistas –los de aquí y los visitantes– causa asomarse por el túnel de vestuarios y ver un graderío con 45.363 espectadores, como ocurrió este mismo sábado contra el Atlético. Precisamente, los colchoneros pueden hablar en primera persona de lo que significó para ellos en lo bueno y en lo malo el traslado del viejo Vicente Calderón al actual Metropolitano.
Con esos 80 millones de CVC aguardando en el banco, sin la ATE, con el convenio todavía sin decidir (aforo, calidad del estadio, pabellón de Benicalap...), con la candidatura del Mundial 2030 en entredicho en lo que a Valencia se refiere y con Lim negándose de manera tajante a avalar para eliminar las dudas, la actual Corporación ha puesto en marcha la ronda de contactos con todas las formaciones para, al menos, aparentar una unidad de criterio al respecto. Al PSPV le tocó el turno este lunes.
«Es lógico que el Ayuntamiento mantenga reuniones con el Valencia, con la institución. En verano nos reunimos por una cosa técnica, sobre las licencias», advierte la alcaldesa, sin poder con sus palabras frenar la acometida de la socialista Sandra Gómez. «La realidad de todo esto es que durante el verano, como desveló, se han mantenido reuniones en secreto con Meriton y nosotros estamos muy preocupados. No nos gusta como se está encarando este tema porque ella dijo que iba a dejar en manos del máximo accionista la fecha para acabar el nuevo estadio y esas cuestiones a nosotros nos importan y nos preocupan. Lo esencial para nosotros es no dar ninguna bomba de oxígeno al máximo accionista que está llevando al peor momento de su historia al Valencia», sentencia la que fuera responsable de Urbanismo.
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