JESÚS SIGNES
CAYETANO A LA CONTRA

Baraja derrota a Lim

Es emocionante ver cómo el Valencia se sobrepone a sus limitaciones y a las zancadillas de su máximo accionista gracias a los principios de su entrenador

Cayetano Ros

Valencia

Lunes, 5 de febrero 2024, 02:04

Ustedes no lo van a creer, pero el VCF ha ganado cinco de los últimos seis partidos de Liga, se mantiene en la zona templada de la tabla y, transcurridas 23 jornadas, suma 12 puntos más que a estas alturas de la temporada pasada, ... cuando disponía de más recursos ofensivos en la plantilla (Lino y Kluivert). Peter Lim sigue poniendo zancadillas a su propio equipo (la última, el regalo sin recambio de Gabriel Paulista al Atlético), y sigue tratando de humillar a su entrenador, Rubén Baraja, debilitándole el vestuario a las primeras de cambio. Pero esta vez no lo va a conseguir. Le ha salido una roca, un hombre de principios.

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Frente al filibusterismo de Lim y sus lacayos del 'local management', Baraja da ejemplo a sus jugadores y a los demás entrenadores de la casa. Juegan quienes se lo merecen. Alineó a Gabriel Paulista pese a las presiones de arriba para apartarlo a fin de evitar a los 20 partidos y la renovación automática del central brasileño con cinco millones brutos de salario. Hasta su traspaso al Atlético. Baraja se queda con la defensa muy mermada, pero con la cabeza bien alta. El colista Almería remató 14 veces a la portería de Mamardashbili, el doble de los disparos valencianistas. El cuadro de Baraja, hasta ahora el que menos remates recibía de la categoría, cederá en esta clasificación con Çenk en el centro de la zaga en lugar de Gabriel Paulista. El trabajo de Mosquera se multiplicó ante el Almería. No daba abasto el joven central de origen colombiano. Acabó exhausto. Del resto se encargaron los dos mediocentros, Pepelu y Hugo Guillamón, la consistencia en el eje tan valorada por el añorado Luis Aragonés. Baraja celebró la victoria ante el colista como un título: era también un triunfo contra Lim. La pemanencia está asegurada.

El VAR es blanco. Al Girona le anularon un gol el sábado por un fuera de juego de Savinho en el arranque de una acción prolongada durante 40 segundos, tres posesiones y un remate final de Yangel Herrera. El VAR regresó al túnel del tiempo con tal de chafarle la victoria al conjunto de Míchel, expulsado por las protestas, ante la Real Sociedad. El Girona es un intruso entre la élite como lo fue el Valencia de Benítez, que ya dejó una sentencia de lo que suponía rivalizar con el Real Madrid en la Liga de 2004: «Necesitamos hacer el doble para conseguir la mitad». El Girona tiene todo el derecho a quejarse. El Barça, no. «¡Que nos dejen competir! El tema Negreira nos está pasando factura», proclamó Xavi, su entrenador. No. El Barça no compite por sus limitaciones futbolísticas, porque ya no es el espectacular equipo cuyos partidos querían ver todos los aficionados neutrales y porque, sí, estuvo pagando durante 17 años al vicepresidente de los árbitros, Enríquez Negreira, un total de 7,5 millones de euros. Y no solo se ha ido de rositas por ello, sino que ahora su entrenador lo utiliza como excusa para explicar su falta de competitividad. El Girona es el equipo más atractivo de ver de la Liga. Desprende entusiasmo, atrevimiento y clase (Aleix García y Savinho). Pero solo aspirará a la Liga si se sobrepone a las trabas administrativas y conquista el Bernabéu el próximo sábado.

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