Corona y Solís, vergüenza ajena

El poder de Rubiales. Los tentáculos del presidente de la federación inhabilitado por la FIFA llegan a los ocho juristas del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD), que solo han considerado «grave» y no «muy grave» su comportamiento en la final del Mundial femenino conquistado por España (el piquito a la delantera Jennifer Hermoso y el tocamiento de genitales en el palco). Al Gobierno se le ha ido de las manos. Protegió antes a Rubiales y ahora no puede doblarle el pulso. Seguiremos los pasos de los presidentes territoriales (12 de los 18, todos hombres, han tenido problemas con la justicia), principales cómplices de 'Rubi' hasta pedir su dimisión cuando lo creyeron muerto. Y una aclaración: Salva Gomar, presidente de la valenciana, no dimitió como vicepresidente de la española, sino que fue destituido por Rubiales junto a otros vicepresidentes en una jugada estratégica.

Todo lo que no sea la marcha de toda la cúpula de la federación española y de los presidentes de las territoriales será un fracaso de la democracia. Las declaraciones de Juan Rubiales, exdirector de gabinete, y de la exdirectora de Integridad, Ana Muñoz, son demoleras. El tío Juan desveló que el sobrino eligió vender la Supercopa de España a Arabia Saudí, y no a Qatar (con una oferta superior), para preservar así la comisión para Piqué, entonces jugador del Barça y presidente del Andorra. Ana Muñoz reclamó los contratos de Arabia y la respuesta fue una puerta en las narices. En una entrevista en Relevo, Muñoz relata que un día se dirigió a su jefe para trasladar a Competición unas críticas verbales de cierto jugador de la Liga a un árbitro. Respuesta: «No hay sanción porque le podrían caer 4 partidos». Por unas declaraciones parecidas de José Luis Gayà, lateral izquierdo del VCF, lo habían castigado con 4 partidos. El jugador era Busquets: una ley para ricos y otra para pobres.