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Los jugadores del Real Madrid celebrando el gol de Arda Güler ante la Real Sociedad. REUTERS
Opinión

Una Liga sin competencia

Desacreditados los dirigentes de la Liga y de la Federación, el campeonato presenta un abismo de 70 puntos entre el primero (Real Madrid) y el último (Almería)

Cayetano Ros

Valencia

Lunes, 29 de abril 2024, 01:15

A cinco jornadas para el final, la diferencia entre el primero de la Liga, el Real Madrid (84 puntos), y el último, el Almería (14), ... es de 70 puntos, una barbaridad que va en contra de cualquier baremo de competitividad. Casualmente, en el último Real Madrid-Almería, el árbitro de VAR, Hernández Hernández, machacó sin piedad al conjunto almeriense desde el instrumento tecnológico. España es, junto a Italia (71 puntos entre el Inter y la Salernitana), el torneo donde se abre el mayor abismo. Sacadas las cuentas este sábado, la distancia se reduce en Inglaterra (61 puntos entre el Arsenal y el Sheffield), en Alemania (64 entre el Leverkusen y el Darmstadt) y en Francia (47 entre el PSG y el Clermont). En el otro extremo, la Segunda División española es un ejemplo de todo lo contrario: tan solo 28 puntos entre el Leganés y el Villarreal B.

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Son números para reflexionar. Los dos grandes centros de poder del fútbol español, la Federación y la Liga, han tendido a privilegiar sin complejos a los de arriba en detrimento de los más pobres. Y sus dirigentes, siempre a favor de los poderosos, pasan ahora por momentos de escasa credibilidad. El presidente de la federación (RFEF), Pedro Rocha, recién investido tras años a la sombra de Rubiales, está investigado por supuesta corrupción, administración desleal y pertenencia a organización criminal en relación a los contratos federativos. El Gobierno, pusilánime, no se ha atrevido a intervenir la federación sino que ha decidido crear una comisión a fin de vigilar la RFEF hasta que se celebren las elecciones de 2024-28, previsiblemente en septiembre. El Consejo Superior de Deportes (CSD) teme que tocar demasiado pueda afectar a la organización del Mundial 2030, y ahí sigue Rocha revolcándose en el sistema clientelar que ya aupó a Villar y después a Rubiales.

El presidente de la Liga, Javier Tebas, cobra un salario de 5,4 millones anuales, pero se resiste a invertir 5 millones en la instalación de la tecnología del gol (saber si el balón ha traspasado o no la línea de portería), propiciando el bochorno del pasado Clásico cuando el remate de Lamine Yamal nadie supo si había entrado o no. Eso sí, Tebas cambió los horarios de siete partidos para que el Madrid descanse de cara a su partido ante el Bayern de Champions este martes en Múnich. A Tebas lo ha salvado el rigor del 'fair play' (aunque nadie se crea que el Barça lo esté cumpliendo) y los éxitos de los equipos españoles en Europa. Hay, sin embargo, una cierta decadencia de los conjuntos españoles: sin presencia en las semifinales de la Liga Europa ni de la Conference, con solo el Madrid por el milagro del Etihad en las semifinales de la Champions.

El largo adiós de Nadal. Tantos años invulnerable, conmueve ver a Rafa Nadal, a los 37 años, más lento, menos fuerte, más humano. Lleva meses tratando de marcharse por la puerta grande tras una carrera prodigiosa. Así lo entendió la gente del Marters 1000 de Madrid al premiar su presencia y su victoria ante Alex Miñaur como si hubiese ganado un 'grand Slam': una ovación infinita. Nadal lucha contra el tiempo.

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