El Valencia CF le importa entre poco y nada al señor Javier Tebas, presidente de la Liga, como dejó muy claro el pasado jueves ... al ser preguntado por los 200 millones de pérdidas en la gestión de Peter Lim al frente de la sociedad de Mestalla. «Te puedo hacer valoraciones económicas, más que la situación social», se arrancó Tebas, como si fuera normal que la grave frustración e insatisfacción de la afición valencianista le importara un comino al máximo dirigente de la Liga. ¿Y qué dice de la nefasta gestión económica? Pues, dos argumentos: que el Covid le pasó factura al señor Lim, porque además el Valencia se quedó fuera de la Champions; y, dos, que antes de Lim, la entidad blanquinegra ya sufría una deuda muy considerable.
Dos obviedades que no justifican nada. El Covid, señor Tebas, golpeó a todos los clubes de la Liga y ninguno ha experimentado la caída vertiginosa del Valencia. Y, en segundo lugar, la exclusión de la Champions viene propiciada por el despido injustificable de Marcelino como entrenador y de Mateu Alemany como director general, por un ataque de celos del infame presidente de entonces, Anil Murthy. Y, claro, la llegada de Lim en 2014, sobre una alfombra roja gracias a la campaña de intimidación de Amadeo Salvo y sus secuaces, se produce porque el VCF presenta enormes agujeros financieros, por supuesto. Si no, a santo de qué iba a desembarcar Meriton en Mestalla.
A Tebas le da igual la deriva social y la deportiva del VCF, ya se apañará, pero recuerda, eso sí, que le da mucha «pena» el estadio nuevo sin acabar. «Mestalla está antiguo», dijo, y convendría acabar el de las Cortes Valencianas, financiado por el fondo de inversión de la Liga CVC, para albergar «no solo fútbol, sino muchas más cosas». La hinchada valencianista no le da pena, la clasificación cada vez más pobre del equipo, tampoco, pero el nuevo Mestalla sí, en una muestra más de desconocimiento de la realidad valenciana. Primero: para «esas muchas cosas» ya se está construyendo un pabellón, este sí de Cinco Estrellas, a cargo de Juan Roig, aunque sea una cancha de baloncesto; y, segundo, solo a partir del fútbol y de un proyecto ambicioso y en crecimiento se puede aspirar a aumentar los ingresos terciarios. De lo contrario, también estarían muertos.
La displicencia de Tebas con el Valencia CF contrasta con la manga ancha del presidente de la Liga hacia el FC Barcelona, que excede en 200 millones el límite salarial, pero no pasa nada. El presidente del Barça, Joan Laporta, ficha a quien le da la gana cada verano, refuerza cada año la plantilla y su comatosa crisis económica no se ve por ninguna parte en el conjunto de Xavi Hernández. La Liga le ha permitido, incluso, pagarle a su última incorporación, el delantero portugués João Felix, mucho menos de lo que cobraba en el Atlético de Madrid, contraviniendo otra vez las normas de la Liga, que exigen abonar al jugador al menos la mitad de lo cobrado en el club anterior. Esto lo explicó en 1919 Michu, en ese momento secretario técnico del Oviedo, cuando quiso fichar al centrocampista valencianista Alvaro Medrán: «No podemos porque Medrán cobraba 2 millones con el VCF, nosotros acordamos con él pagarle 200.000, pero la Liga nos pide que le paguemos un mínimo de un millón». Esto sirve para todos, menos para los más fuertes, siempre con barra libre. Son los que importan. El Valencia y su afición, un cero a la izquierda para Tebas.
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