El club secunda a Baraja y luce fortaleza ante el interés por Mamardashvili y Javi Guerra

Los 41 millones es la cifra en la que están planteando la propuesta el Newcastle y eso es lo que esta semana se estaba negociando en Inglaterra. En el Valencia se asegura que la oferta inglesa no ha llegado como tal, aunque es más que evidente que se sabe que todo se puede precipitar de un momento a otro. Seguramente, la versión que dio el propio Baraja es una reflexión que marcó de alguna manera el camino a seguir. «No podemos permitir dar la sensación de que todos se van del Valencia y que se va a desmantelar esto», opinaba el entrenador blanquinegro. Y ahí de momento y como suele ocurrir habitualmente en el Valencia, el entrenador es quien ejerce casi de portavoz.

Por supuesto, el propio Baraja está inmerso durante estos días en su situación profesional particular. El Valencia, después de meses rehuyendo públicamente la cuestión de la posible renovación de contrato del técnico, ha puesto en marcha la maquinaria para prolongar la estancia del vallisoletano más allá del año de contrato que todavía le queda firmado. Salvo giro inesperado de los acontecimientos, Baraja y el Valencia sellarán su acuerdo por una temporada más (hasta junio de 2026).

Entre ambas partes hay plena sintonía. La duda es si se mantendrá después de que se cierre, por ejemplo, el mercado de este verano. Ya se sabe cómo se las suele gastar Meriton en cada periodo de fichajes. Sólo hay que ver cómo han padecido los anteriores entrenadores, con situaciones de tanta tensión que incluso el vestuario se ha visto afectado.

Baraja parece entender a la perfección donde se encuentra y cuáles son las verdaderas intenciones del máximo accionista, pero luego los entrenadores lo sufren con crudeza y siempre matizan su perspectiva.

Así, por ejemplo, se da por hecho que Mamardashvili va a salir del Valencia más pronto que tarde (seguramente en los próximos días, antes incluso de la Eurocopa), pero el daño sería que se produjera alguna salida inesperada. Interés por jugadores como Javi Guerra hay, pero el centrocampista representa ese perfil de futbolista a quien el valencianismo no quiere ver salir. De hecho, el club se lo toma con más calma aún que en el caso de Mamardashvili.