Compromís es Luis Enrique. Pases y pases sin ninguna finalidad. El partido nacionalista es un corcho con el Valencia: jamás se hunde. Huye de la belicosidad. Ha llegado a optar a ser portavoz de Meriton. Ribó ha hecho méritos. También Morera. Ambigüedad y condescendencia. Todo ... muy medido. Algún gurú (Lluismi Campos, el jefe de gabinete del presidente de Les Corts) ha recomendado a sus huestes que así actúen. El fútbol no entiende de lógica y consideran que es la mejor manera de ganarse a la afición. El PSPV es Deschamps. Defenderse y lanzarse al ataque con fiereza. El grupo que lidera Sandra Gómez sabe que el Valencia le ofrece una visibilidad tremenda ante el electorado. Es cierto que ocupa la concejalía encargada de tramitar el futuro urbanístico pero agradece ser el ariete contra la errática actitud del grupo empresarial singapurense que domina accionarialmente el Valencia.
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Y cuando hay que jugar el partido cada uno se posiciona. Tras la junta general de accionistas, con Layhoon sacando las garras contra el Ayuntamiento con medias verdades, la fontanería de los partidos se puso en marcha. Había que contestar a la dirigente pero también llevar al fuera de juego al partido político contrario. Ajedrez con un balón. Compromís lo tuvo claro: había que contemporizar. Y lo escenificaría acogiendo en la casa de los valencianos al heredero en una visita institucional. Una agradable bienvenida, sonrisas (algunas forzadas) y a seguir. Como si nada hubiera pasado. Estilo Ribó. Y para conseguir un ambiente cálido había que dejar fuera a Sandra Gómez. Sería la nota discordante. El alcalde no quería que nadie le robara protagonismo. Pero el PSPV ya había actuado. La mejor manera de desactivarlo era anticiparse. Una hora y media antes se plantó Sandra Gómez ante el mundo para destapar las mentiras de Layhoon, ocultando que el Ayuntamiento les había enviado vía Whatsapp (sí, vía Whatsapp) el anticipo del convenio del nuevo estadio. Tenía que ser severa contra la presidenta del Valencia. Así lo manda el argumentario.
Y luego está el Valencia. Sabe a quien cuidar. La plana mayor para acompañar a Kiat Lim. Allí estaba Layhoon, Kim Koh, Javier Solís y Christian Schneider. Los que mandan. Para rendir la visita que merecía el partido político que ha llegado a tildar de «sector productivo» al dueño del Valencia. Así lo dijo Enric Morera. Se le olvidó citar el movimiento de más de mil millones en la compra-venta de futbolistas en los ocho años de Meriton en el club de Mestalla. Tras las sonrisas habló el portavoz, Javier Solís, y a quien se dirigió fue a Ribó. «Hemos quedado con el alcalde que nos concreten aforo y precio del polideportivo», dijo. Con el alcalde y no con la vicealcaldesa, le faltó decir. Había que hurgar en la herida municipal, en ese partido en el que buscan aprovecharse del Valencia, cada uno a su manera.
Este fue el juego de ayer. Habrán más. Las elecciones llegan en cinco meses. Y ha habido muchas. La escenificación más visible la provocó Natxo Costa, subsecretario de la Conselleria de Economía, y la remató Sandra Gómez. El dirigente de Compromís dio una entrevista a LAS PROVINCIAS e iniciaba la retahíla de remates con indirectas («una de las cosas que más ha dolido en este proceso, que nos acusasen de lobbystas de Meriton, sobre todo de algunos responsables políticos. Ellos han sido los que más han intentado arrimar el ascua a su sardina y no precisamente pensando en el valencianismo sino en sus carreras políticas»). Igual se refería a Sandra Gómez. Hasta que no se aguantó más y la nombró: «Sandra está jugando a su interés, no al interés del valencianismo. Ha jugado en contra de los intereses del club. Sandra ha tenido una postura anti Lim y nos acusa a nosotros de ser pro Lim…. Y eso no es cierto. Si yo tuviese que joder al Valencia porque su propietario es Lim, que es lo que hace Sandra, nos pondríamos a la afición de nuestro lado y a partir de ahí saldríamos como los defensores de la afición frente al propietario. Pero se olvidan que quien está en medio es el club». Y el remate final llegó: «Sandra no está en la solución sino en marcarse la líder anti Lim y tiene un jardín con el nuevo Mestalla del que es difícil de salir».
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Y Sandra Gómez respondió. No podía ser de otra manera. Por justicia y por visibilidad. «Tengo mucha curiosidad por saber a qué jardín han invitado a Natxo Costa para que lleve haciendo de abogado de Meriton desde hace tres años. Y lo hemos visto. No entiendo que tenga esa fuerza y esa vehemencia en esa postura de Meriton contra la administración de la que él es parte. Me sorprende que se haga una réplica exacta de lo que los abogados de Meriton utilizan frente a la administración, no frente a Sandra ni Borja Sanjuán ni Arcadi, sino frente a la Abogacía de la Generalitat de la que él forma parte, a funcionarios del Ayuntamiento, frente al Consell Jurídic Consultiu, frente a toda la administración… Él sabrá a qué jardín le han invitado a él».
Fue un capítulo de una guerra soterrada que no ha terminado. Durará, seguro, cinco meses más. Hasta elecciones.
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