El Ayuntamiento no aprobará la reparcelación de los terrenos de Mestalla hasta que el Valencia ofrezca señales claras de que acabará el nuevo estadio situado en la avenida Cortes Valencianas. De esta manera, el gobierno municipal quiere evitar que le salpique cualquier reclamación en los tribunales por el retraso en la construcción de medio millar de pisos en los terrenos de la avenida Aragón.
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Así lo indicaron ayer fuentes municipales, quienes precisaron que ese trámite es obligado y previo para la concesión de una licencia urbanística. Por este motivo, el club o cualquier empresa que compre los solares puede presentar el proyecto para construir las torres de viviendas y la zona comercial que estará en un semisótano, pero eso no quiere decir que se deba aprobar.
Las mismas fuentes insistieron en que no se puede reparcelar unos solares donde se asienta un estadio de fútbol «sin que haya una alternativa clara» para que siga la actividad y ese lugar se encuentra en la avenida Cortes Valencianas, en un coliseo inconcluso. La previsión de la entidad es que esté listo en 2022.
Corresponde al Valencia pedir la reparcelación y todavía no ha dado el paso, añadieron. La prudencia del Consistorio es «lo normal» para un caso excepcional como el de este proyecto urbanístico, donde cualquier quebranto puede acabar con el gobierno municipal como responsable subsidiario.
Estos días se ha venido publicando el compromiso del club del inicio de las obras en el estadio inacabado, así como la voluntad de la cooperativa ADU para cerrar la compra de las parcelas el próximo 31 de marzo, cuando sus socios deben aportar su participación. Hace unos días se conoció que 'Edificios Mestalla' se quedará con el terciario, aunque también con el aval previo de 25 millones de euros.
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Todas estas operaciones entran dentro del «ámbito privado», señalaron desde el Consistorio, aunque el interlocutor a la hora de la reparcelación será el Valencia. El plan urbanístico ya está aprobado, con las torres previstas, los jardines, la zona comercial y los equipamientos públicos, pero el paso esencial es la reparcelación pendiente.
Consiste en la agrupación de fincas y el reparto de las parcelas resultantes entre los propietarios del Plan de Actuación Integrada (PAI), para de este modo saber exactamente los derechos y las cargas que deben afrontar en la promoción inmobiliaria. En este caso, el Valencia y el Consistorio, al que le corresponderán en base a lo conocido un par de torres en la zona de Juan Reglà. Supondría la inscripción en el registro de todas las propiedades con sus derechos adquiridos, es decir, que el balón echaría a rodar con la incógnita del nuevo estadio.
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En cualquier otro PAI se aprobaría la reparcelación dejando pendiente alguna nave industrial, incluso con actividad, a la espera de que el propietario del solar decidiera su derribo. Por el contrario, Mestalla es harina de otro costal por la actividad y el riesgo más que evidente a tenor de los antecedentes de que no se cumplan los plazos para acabar la nueva casa del equipo.
Una posible reclamación de la citada cooperativa o cualquier otra empresa afectada podría acabar manchando al Ayuntamiento por su decisión, con lo que el asunto parece claro según este punto de vista. Habrá que esperar a que el club mueva ficha, pero todo se complica más porque una de las vías de financiación para acabar el campo es la venta de los solares edificables.
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De momento se han producido dos encuentros informativos de la delegación de Renovación Urbana con responsables del proyecto de edificación en la avenida Aragón. Una para dar a conocer los aspectos de la zona comercial y otra para las propias viviendas. Eso sí, el servicio de Licencias Urbanísticas no ha recibido nada para su estudio.
Todo se reduce de momento a figuraciones virtuales y muchas explicaciones de propósitos en lo que respecta al viejo Mestalla, mientras que la concejalía de Actividades es la responsable de escuchar todo lo relativo al nuevo estadio, donde está por desarrollar el terciario.
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¿Y si el campo de fútbol no se hace? se preguntan en algunos despachos del Consistorio. Entonces la reparcelación se convertiría en un instrumento de un posible conflicto entre el club y las empresas interesadas en sus propiedades. La previsión es que en 2025 esté acabada la promoción para cumplir con la Actuación Territorial Estratégica, aunque de momento todo sigue igual, sin avances significativos.
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