Si le preguntan a Cristian Rivero Sabater cómo le van las cosas, seguramente contestará que deportivamente no le puede ir peor. Es futbolista de la primera plantilla del Valencia, y eso ya es de por sí una buena noticia para cualquier profesional, pero ... a sus 23 años no se digiere tan bien llevar un año sin tocar balón. Hoy precisamente se cumple justo un año de la última vez que Cristian Rivero participó con el Valencia en partido oficial. Entrenar ha entrenado, por supuesto, pero lo que se dice jugar, desde aquel 27 de enero de 2021 (partido de Copa en el Pizjuán contra el Sevilla, con 3-0 en el marcador final), el guardameta de Gandia no ha tenido ni una sola oportunidad para demostrar sus condiciones en una cita oficial.
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En el caso de los porteros, situaciones así pueden ser normales, porque los entrenadores raras veces suelen cambiar de elección salvo que se distingan competiciones o que se produzcan lesiones y sanciones. Pero en lo que Rivero se refiere, la cosa se ha complicado mucho más de lo que él mismo podía imaginar en sus peores pesadillas. En verano el Valencia hizo un movimiento de mercado sorprendente. Trajo a Mamardashvili, un georgiano que a sus 20 años consiguió conquistar a Bordalás y se encontró con la sorpresa de que en la primera jornada de Liga cayeron Cillessen y Jaume. Mamardashvili fue el elegido, se mantuvo después y el Valencia ejecutó hace muy poco la opción de compra sobre él. Tiene Bordalás hasta cuatro guardametas en el primer equipo. Y Rivero es la cuarta opción.
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Este año, su aportación en partido oficial se ha limitado a dos presencias en el banquillo (son convocados tres porteros). Fue en la primera jornada de Liga y en esta última contra el Atlético. Rivero, de quien nadie en el club duda de sus buenas condiciones, renovó con el Valencia en junio de 2021 después de Koba y Jesús Vázquez, prolongando su contrato hasta 2024. Pero eso no le ha servido para mejorar su situación dentro de la plantilla de Bordalás hasta el punto de que se intentó su marcha al Dallas y se intenta ahora buscarle acomodo en algún club de Segunda como puede ser el Alcorcón. A Sivera (natural de Xàbia), en 2017 le pasó algo parecido. Otra firme promesa de la Academia que decidió cambiar de aires. Llegó una oferta del Alavés (pagó casi 2 millones) y se lo llevó, aunque el Valencia se guardó una opción.
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