David Casinos se alza como embajador del Levante y de la Fundación Cent Anys. JESÚS SIGNES

David Casinos: «Mi lugar está en el deporte, pero ya no en la línea del esfuerzo»

«Es muy importante saber hacer esa transición. Si no, hay problemas mentales», avisa el valenciano, que ha creado una empresa

Martes, 26 de abril 2022, 00:10

David Casinos, una leyenda del atletismo paralímpico, ha pasado página dejando el deporte en activo y volcándose en su faceta como emprendedor. A sus 50 años, afronta una etapa nueva con el coraje de siempre.

Publicidad

-¿Ya no se considera deportista profesional?

-Sí ... que me considero porque sigo como deportista profesional. Gané mi última medalla en Río 2016. Y cuando ganas una medalla en unos Juegos son siete años con el estatus de deportista profesional. Entonces lo tengo hasta 2023. Pero claro, también entiendo que pierdes ese 'feeling', te vas haciendo mayor y sabes que ese lugar ya no es el tuyo. He cambiado de vida. Y esa transformación es dura. Y es muy importante saber hacer esa transición. Si no, hay problemas mentales, depresiones... Perdemos el rumbo de nuestra vida. Pero en mi caso no ha sido así. En mi caso, me sentía cómodo con el mundo de las charlas, las conferencias... He ido poco a poco transformándome. Cuando se te acaba la beca, dices: «Estoy yo solo. ¿Ahora qué hago con mi vida?». Conforme acabó Río, me posicioné más como ese conferenciante que las empresas requerían y demandaban y me iba bien y me sigue yendo bien. ¿Pero por qué no emprender con la empresa David Casinos Esports? Es lo que hemos hecho junto a Celia Maestre, mi mujer.

-¿En qué consiste?

-David Casinos Esports no está dedicado al mundo de la élite. Lo que tratamos de hacer es utilizar el deporte como un medio para que la gente que lo necesita pueda sacarle el máximo. Pero desde el punto más bajo. Como me ha pasado a mí. Yo pierdo la visión y, sin darme cuenta, voy utilizando el deporte como un medio para superar el estado tan complicado que tenía, que fue perder la visión y depresión. Y poco a poco llegó el deporte de élite. Pero hasta que eso pasa el deporte es mucho más, es una píldora que genera un montón de cosas. Hemos hecho la empresa para aquella gente que tiene grandes necesidades, que no puede hacer deporte si no tiene a una o incluso dos personas al lado. Y hemos empezado con cursos de natación para niños y niñas, personas en riesgos de exclusión... Hemos empezado en la piscina de El Genovés con una asociación que se llama Aspromivise. Hemos empezado con SUMA Castellón y SUMA Valencia. Y tenemos otra línea de clinics, que es llevar el deporte a la calle. Además, tenemos la línea de los eventos. El 4 de junio hacemos el segundo mitin David Casinos en las pistas de atletismo del Turia. Queremos que sea un mitin internacional. Queremos que el deporte sea un derecho para todos, sea adaptado o no sea adaptado. Habrá gente que quiera hacer deporte y tiene una lesión leve. O un niño que tiene problemas porque está en un orfanato. Esto es lo mágico.

-¿Ha pasado por algún bache durante su retirada?

-Claro. No hablo de tomar medicación, pero sí ha habido un momento de decir: «Esto me lo habían contado y no sabía lo que era». Por mucha medalla que te hayas colgado, eso queda muy bonito pero pasa el tiempo y se olvida. La vida continúa.

Publicidad

-Tras el atletismo, probó fortuna en el ciclismo y el remo.

-Me había exigido mucho como atleta. Llegué a mi tope atlético. Me acompañaban los patrocinadores, tenía ilusión, me encontraba bien, no tenía lesiones y quería probar otro deporte. No pensaba en una beca. Pensaba en seguir vivo con el deporte y ver a dónde llegaba. Y he estado a punto de estar en Tokio. Me ha ido mejor en el remo que en el ciclismo. Con el remo estuve preseleccionado para Tokio y en el último momento me quedé fuera. Fue muy chulo y muy duro. Se acabó ese proyecto y ya está. Mi lugar está en el deporte pero no ya en la línea del esfuerzo, sino en ayudar a los demás.

-¿Entonces el deporte en activo se ha acabado para usted?

-Para mí ahora el deporte es una línea más empresarial. Esto no se acaba. Se acaba el David Casinos que está en un podio. Pero hay otro camino. Y es igual de bonito. Hay que aceptarlo. Me siento súper orgulloso. Cuando me veo ahí arriba del escenario presentando una gala o yendo a dar una conferencia digo: «Me gusta lo que hago». Y eso es que lo estás haciendo bien. Cerrar proyectos es importante. Igual que se cierran medallas. Igual que se cierran problemas. Lo importante es que no se enquisten las cosas. Porque cuando se enquistan es cuando vienen las depresiones.

Publicidad

-¿Sigue yendo al gimnasio?

-Entreno a diario. Soy una persona con diabetes y cuando más inspiración consigo es cuando entreno. Ahí saco todas las emociones y encuentro todas las respuestas. Incluso con el proyecto literario que tengo. Tengo que escribir. Quiero rendir homenaje a mis perros, Ximena y Farala. Y con sus ojos, contar lo que yo he hecho. Mientras entreno me llegan ideas. El ser humano está hecho para moverse. Y si no se mueve, mal. Pero moverse no sólo a nivel físico, sino también emocional. Y eso te ayuda a tener un sentido. Eso es bonito y es fundamental. La gente que está quieta es la gente que lo pasa mal. La gente que no hace nada es la gente que lo pasa mal. El deporte vale para eso. Por eso cobra tanto sentido. Cobró sentido para mí el día que perdí la visión.

-Su vida dio un vuelco

-Estudié Mecánica Industrial y mi primer trabajo fue en Ford. Tenía 23 o 24 años. Justo cuando se me acaba el contrato es cuando me pasó lo de la visión. Y con muy pocos años cotizados. Me voy con una sentencia de un médico que me dijo que me iba a quedar ciego, que así fue, y con una mano delante y otra detrás. Sin nada. Y ese momento es demoledor para mi familia y para mí. Ya no podía sacar a mi perro a pasear, ni manejar un coche, ni subirme a una bicicleta, que es lo que hacía con mi hermano gemelo Víctor. Cuando no puedes manejar tu vida por ti solo y ser autónomo, es muy duro. Y sin una pensión. He trabajado de lo que he podido hacer. Estuve 12 años vendiendo cupones de la ONCE.

Publicidad

-¿Cómo lo superó?

-Lo primero es aceptarlo y luego ser autónomo. He conseguido no solo eso, sino ser deportista de alto nivel y ser padre. Tengo un niño de tres años que se llama Jordan y una niña de ocho que se llama Cayetana. Las experiencias más duras de mi vida han sido aceptarme como una persona invidente, poder criar a mis hijos siendo ciego y convertirme en cuatro veces campeón paralímpico. Cuando voy a mis primeros Juegos, voy sin beca. Me siento muy orgulloso de haber contribuido a que el deporte valenciano esté donde está. Creo que he puesto mi granito de arena para que tengamos más visibilidad.

-¿Qué le dice su hija?

-A mis hijos nunca se lo hemos dicho que soy ciego. No se lo hemos contado porque es evidente que lo saben. Lo han descubierto. Lo primero que quiero ser es ser padre y generar en ellos una fuente de inspiración. Si yo les hubiese dicho que soy ciego, que no les puedo acompañar al colegio, que no les puedo leer un libro o que no les puedo hacer la comida, habría generado en ellos una sensación de que la discapacidad es amarga y no puedes hacer nada con ella. Lo que hemos hecho es no decirles nada y que ellos lo descubrieran. Lo han descubierto del modo más positivo, viendo que con discapacidad se puede conseguir todo. Estamos generando en ellos un aspecto de normalidad, que con mi ceguera les he podido leer el cuento aunque me lo haya inventado, les he podido llevar al colegio, he podido cocinar para ellos aunque me haya quemado, les he peinado aunque les haya peinado mal... Pero lo he hecho. Para mí la discapacidad es la extraordinaria capacidad de ser capaz. Ser diferente es bueno. No quiero que sientan condescendencia. Quiero que se sientan orgullosos.

Publicidad

-¿Cuando perdió la vista se imaginaba que podía alcanzar tanta felicidad?

-Cuando ya prácticamente no veía, en días como Nochevieja me iba a la cama. Quemaban las fallas y me iba a la cama. Ahora los días de Nochevieja los paso con mi familia comiéndome las uvas, aplaudiendo con mi familia y estallando de felicidad. Y en San José están quemando mi ninot.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad