La defensa del título copero

Un rasgo caracteriza la defensa de los títulos logrados por el Valencia en diferentes competiciones. Salvo en la conquista consecutiva de las dos primeras ediciones de la Copa de Ferias, no ha podido repetir el éxito en el ejercicio siguiente a su consecución en otros frentes. La defensa de los títulos no ha gozado de continuidad, en ocasiones ha tenido una participación discreta y en otras, las menos, le ha faltado poco para reeditar la gloria. Por añadidura, se presentan algunas curiosidades destacadas que distinguen a la entidad de Mestalla. Una de ellas se registra en el torneo de Copa. Después de proclamarse campeón del torneo en ocho ocasiones, ha sido incapaz de repetir presencia en la final en la campaña inmediatamente posterior a levantar el trofeo. Sin embargo, el Valencia ha sido capaz de disputar tres finales coperas consecutivas en las que no pudo cantar el alirón en ninguna de ellas. Este curioso hecho se ha producido en dos ciclos diferentes, algo inaudito y que no tiene precedentes en ningún otro campeonato, a mitad de los años cuarenta y a principio de los setenta del siglo pasado. Hasta seis finales perdidas en dos etapas.

De los ocho campeonatos de Copa alcanzados, solo en dos de ellos pudo llegar a las semifinales en la campaña posterior. La última vez que sucedió fue en la temporada 49-50. El Valencia había vencido por 1-0 en la final de Copa de 1949 al Athletic de Bilbao. Un año después, ambos equipos se vieron las caras en las semifinales. Aquel fue un cruce que pasó a los anales por su emoción. En San Mamés los bilbaínos se impusieron por 5-1 en el choque de ida. Todo parecía perdido, aunque el valencianismo intuyó que su equipo estaba en condiciones de lograr una proeza en el encuentro de vuelta. Así fue. Mestalla se llenó hasta la bandera tan solo tres días después del varapalo sufrido en el feudo de los leones. La primera parte resultó apoteósica. El Valencia se fue al descanso con tres goles a favor obra de Puchades, Igoa y Amadeo. La remontada estaba al alcance de la mano. Sin embargo, todo se complicó con los dos goles visitantes en la reanudación. Los valencianistas se rehicieron y volvieron a conseguir tres tantos más que llevaron la firma de Amadeo, Gago, ambos en un minuto, y el de Silvestre Igoa, en las postrimerías, que forzó la prórroga y desató la locura en la grada. Después de dos tiempos suplementarios de diez minutos sin novedad, llegó el tercer gol rojiblanco que dejó al Valencia eliminado.

Esta ha sido la mejor defensa del título copero de los valencianistas. En la campaña 41-42, después de haber ganado el torneo por primera vez, también se alcanzaron las semifinales aunque el Barça se impuso en ambos encuentros y no dio opción a un equipo que, al menos, en ese ejercicio se proclamó campeón de Liga. El club de Mestalla se estrenaba así en el palmarés de la competición. A partir de estos logros coperos, ambos alcanzados en la década de los cuarenta, cuando se forja la leyenda del Valencia ‘bronco y copero’, no se ha superado la ronda de los cuartos de final en el año posterior a levantar la Copa. En la edición 54-55, tras el título alcanzado ante el Barça, se cayó en cuartos frente al Sevilla después de caer en Nervión por 5-1 y de rozar la proeza en Mestalla donde los locales se impusieron por un insuficiente 4-1. En la década siguiente, el Valencia, tras llevarse el título en el 67, fue eliminado en cuartos por el Atlético, que venció en ambos partidos. Los colchoneros se convirtieron en una pesadilla copera para el valencianismo en los años sesenta con la friolera de seis cruces perdidos en un período de ocho años.

La maldición rojiblanca se trasladó de década y se desplazó al Cantábrico. El Valencia de Kempes y Bonhof, campeón en el 79, se fue a la calle a las primeras de cambio en el siguiente ejercicio al perder ante el Sporting de Gijón, la bestia negra de los valencianistas en aquella época con cuatro cruces disputados y perdidos en un período de diez años, entre 1975 y 1985. El Valencia volvió a levantar la Copa en 1999 tras protagonizar una trayectoria arrolladora bajo la batuta de Claudio Ranieri. Sin embargo en la siguiente campaña, el equipo que dirigido por Héctor Cúper que tanto asombraba en su debut en la Champions League, cayó eliminado en su primer cruce copero ante Osasuna, que por entonces militaba en Segunda. El varapalo sufrido en Pamplona, (3-0), no pudo enmendarse en Mestalla donde se logró un insuficiente 2-0 pese a un emocionante final de encuentro con Cañizares incorporado al ataque para rematar un córner sin éxito.

La penúltima defensa del título tuvo lugar en 2009. El Valencia cayó en cuartos ante el Sevilla por el valor doble de los goles logrados fuera de casa. En Mestalla se impuso por 3-2 con un error arbitral de gran calibre protagonizado por uno de los auxiliares de Undiano Mallenco que concedió un gol a los visitantes en flagrante fuera de juego. El triunfo sevillista por 2-1 en su feudo consumó la eliminación copera.