Dos taconazos que evitan un despropósito

Pero el mayor tramo del partido el marcador estuvo igualado. Joni batió a Jaume Doménech de manera magistral en una jugada deliciosa de Álex Fernández, con un caño y un pase al hueco en los morros de Tárrega. Era el minuto ocho. De esta manera se desactivaba el tanto de Yunus que parecía augurar una goleada. Porque el Valencia saltó al campo con un equipo muy reconocible. Pero el interés local se imponía. Dominaba el balón y finalizaba las jugadas en el área valencianista. Diakhaby y Racic se cargaban con tarjetas amarillas ante el empuje gallego. El momento difícil pudo neutralizarse con un penalti clarísimo a Marcos André que no señaló el árbitro y el VAR en esta eliminatoria ni está ni se le espera. Todo continuó igual y Bordalás indicó desde su casa que había que cambiar el equema. De dos mediocentros se pasaba a tres para mandar a Marcos André a la banda derecha y dejar solo arriba a Maxi. No sirvió de nada. Tanto que cuando se inició la segunda parte el dominio estaba empatado. Es decir, un equipo de cuarta categoría le aguantaba la mirada al Valencia. La cosa empeoraba con la lesión de Foulquier y la ocasión clara de Adri Cruz.

Pero Bordalás se puso serio y envió un whatsapp al banquillo: Carlos Soler ya. También Guillamón. La cosa cambió. Era ya un equipo más identificable. Desde ese momentos las ocasiones sólo fueron valencianistas. Marcos André lanzaba alto tras peinar Maxi y luego cabeceaba Jason. Hasta el minuto final cuando Eimil pudo trepar al Olimpo tras marcharse de Gayà. El Valencia se iba a la prórroga y ahí acabó con el problema. Primero hubo un chut peligroso de Helder, otro alto de Piccini y un tercero de Carlos Soler hasta que Guillamón imitó a Yunus con otro taconazo en un balón al área que cabeceaba Diakhaby. Cuando ya moría el choque la alegría, más que merecida, fue para Manu Vallejo, defenestrado por Bordalás. Anotó el tercero. Paso en la Copa y veremos si golpe físico para la Liga.