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Gattuso se fue a su casa con un enojo enmascarado. A quien se lo cuentes con cinco goles a favor y con Mestalla enloquecido no se lo creería. El gol encajado y la expulsión de Ilaix Moriba golpearon el ánimo del italiano, aunque siempre con ... un gesto agradable en su cara. Este es el gen competitivo del entrenador del Valencia que ha inoculado en sus futbolistas. La perfección no existe, aunque por momentos sí se palpó en Mestalla. Un fútbol de calidad, con criterio y con valentía. Por fin se acaban las jugadas. La convicción por sistema. Esto es el Valencia. Y jugamos en Mestalla. Los futbolistas giran la vista, ven al exfutbolista del Milan y sólo pueden entusiasmarse.
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Algunos pensarán que es 'tribunero' pero con sus gestos, sus gritos y sus directrices ha conectado a la plantilla con la grada. «Mis jugadores son los mejores del mundo», manifestó tras el cierre de un mercado que ha apartado del Valencia a Carlos Soler o Guedes, los futbolistas de mayor gusto. Ni una excusa. Su gente lo agradece y consigue que mueran por él. Porque si aúnas un derroche físico descomunal con un juego vistoso, de posesión y vertical formas el vendaval que arrasó al Getafe. Dieciséis minutos primorosos enloquecieron a la afición. Gattuso quiere que desde la retaguardia se saque el balón con sentido, pero sueña con que los partidos se desarrollen en los últimos 25 metros. Allí hay que sacar la chistera para dar pases al hueco, para facilitar la proyección del compañero, para que los rematadores se luzcan. En las jornadas anteriores se quedó en el intento.
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Este domingo se cumplió todo. Fue un inicio de partido perfectó que dejó tres goles como tres soles. A partir de ahí, el paraíso. Y aún faltaba Cavani, el matador. Pero había otro que no estaba. Todos se acordaron de él antes del partido y nadie al final. Fue el primer partido post Carlos Soler. Contra el Getafe no se le necesitó, seguro que en otros encuentros se le echará en falta porque el canterano abarcaba mucho, su presencia en el juego era continua. Pero el entrenador italiano dio el mensaje que precisaban los que siguen aquí. Que son los mejores y que tienen que protagonizar sus planteamientos atrevidos. No hay racanería en el fútbol del italiano. Habrá días que no saldrá lo esperado, pero morirá con su idea. Pero el primer choque que salió como esperaba se vivió un espectáculo. El show de Gattuso.
La noche trajo, además, protagonistas inesperados. La ausencia por sanción de Gayà y por lesión de Jesús Vázquez dio la banda izquierda a Lato. El canterano resplandeció. Tras cesiones donde no tuvo opción de jugar y con un pie fuera por la enorme competencia, fue titular y marcó un golazo de auténtico crack. Y con la derecha. Para recordar. Recortó a Aleñá en la frontal del área y donde otros se limitarían a poner un balón al área, el lateral se inventó un chut mágico. Era el segundo tanto del Valencia en la competición, el primero de jugada. Había costado, pero merecía la pena haber esperado para disfrutar de esta obra de arte. Y desde ese momento se desató la locura. El Valencia jugaba como casi nunca lo había hecho. Hay quien jamás habrá visto un día de tanta energía. Hasta de delicatessen. Ocurrió en el segundo de la noche. Yunus picaba un balón al área para que remachara Samuel Lino sin dejar caer el balón. ¿Era el Valencia o la Holanda de Gullit y Van Basten? ¿Pero esto qué es? El Getafe parecía de plastilina. Arrollado. El portero se unió a la fiesta con un pase a Castillejo, que, como le ocurrió a otro zurdo cerrado como Lato, definió con la derecha. Festival en Mestalla. Fiesta. Los hosteleros de la Gran Vía ya estaban abriendo sus locales. Quien seguro que no pudo acudir fue Marcos André, que se tuvo que ausentar por un fuerte golpe en la nariz en un salto con un defensa. Pasó revisión en el hospital y a casa. A disfrutar de una victoria que no se disfrutaba desde hacía muchísimos años. Había que fijar la vista en la campaña 2014-15 para divertirse con tres tantos en un cuarto de hora. Pasó ante el Atlético de Madrid. El primer tiempo aún tuvo acciones para convertir el marcador en escandaloso. Antes de entrar a vestuarios la tuvo Yunus Musah con un jugadón extraordinario. Se marchó de todos los que aparecieron por su camino pero su picada se fue alta. Si marca ese tanto acaba coronado en Mestalla. La evolución de este futbolista es infinita. Combina un derroche físico con acciones de una calidad que no se le presuponían. Ha engañado a todos. Incluso a él mismo. Dudo que se sintiera capaz de hacer las cosas que hace.
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Lo normal tras irse al descanso con el triunfo empaquetado es diluirse en la segunda fase. A aguantar el resultado y a otra cosa. Eso con otro entrenador, con Gattuso es imposible. Primero la tuvo Lino hasta que Nico González se estrenó como goleador a la salida de un córner. Un cabezazo propio de Santillana. Muy aseado. Como la definición de Hugo Duro en el quinto. Se plantó ante Soria y le batió por bajo. Enajenación. Pero la distracción se impuso en un momento para permitir que el Getafe anotara. Todo pudo complicarse más con la expulsión de Ilaix pocos minutos después de volver a pisar Mestalla. El desconcierto duró un instante. Porque era el día del show de Gattuso, de la demostración del nuevo Valencia gestado por el italiano.
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