Sólo Messi puede con el Valencia

Los dos líderes de la tabla se encuentran hoy en Mestalla. El Valencia CF recibe al FC Barcelona, en el choque correspondiente a la jornada 13 de La Liga, a las 20:45 horas.

Los de Marcelino García Toral están segundos con 30 puntos y podrían ponerse a sólo uno de los de Valverde si salen victoriosos, además de alcanzar su novena victoria consecutiva.

Once de gala del Valencia CF: Neto, Montoya, Paulista, Garay, Gayà, Carlos Soler, Parejo, Kondogbia, Guedes, Rodrigo y Zaza.

Once del Barça: Ter Stegen, Semedo, Rakitic, Sergio, Iniesta, Suárez, Messi, Paulinho, Jordi Alba, Umtiti y Vermaelen.

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Hoy es el día del aspirante sin miedo. Hoy es un día importante, no decisivo, para saber a qué puede aspirar el Valencia en esta temporada inesperada y genial: la del mejor arranque de la historia y los 30 puntos en 12 jornadas, la de las ocho victorias consecutivas. El año en que el Valencia parece haber recuperado su sitio en la élite del fútbol español, cuya mirada se gira hacia el este para ver cómo Marcelino ha reconstruido un vestuario roto a la velocidad de la luz. Ahora golea Rodrigo, como Zaza, y regatea Guedes y las enchufa, y defiende Garay como un buen Garay. En verano, el cuarto proyecto de Peter Lim en Mestalla se asentaba en zona de penumbra, hoy el Valencia puede ponerse a un punto de líder si es capaz de meterle mano al Barça.

Marcelino sonríe si le preguntan por quien es favorito para esta noche, un encuentro de lujo en Mestalla. No quiere etiquetas que pesan y no sirven, pero apunta: «Podemos ganar». Con seguridad. Mientras, un tipo que dejó poso en el valencianismo con apenas unos meses, Ernesto Valverde, se deshace en elogios hacia su rival: «Tiene grandes jugadores y un gran entrenador. Esperaba un gran año del Valencia porque tiene un plan». Directo, como el contraataque del conjunto blanquinegro que, según Valverde, «es el mejor de toda la Liga». Son las primeras señas de identidad de un equipo que divierte -partidos ante Sevilla o Betis-, pelea, como sucedió contra Atlético y Real Madrid; y lo más importante, sabe ganar cuando florece su versión más gris.

Si el Valencia está desatado, el Barça ha conseguido poner una interesante velocidad de crucero aunque su fútbol ya no sea el que fue. «¿El juego? resultadista o resultón, que cada uno piense lo que quiera. Hay cosas que me gustaría que fueran mejor», admitía Valverde. Desde luego, nadie se atreve a discutir los números del técnico en este inicio de temporada, ya clasificado para los octavos de final de la Champions y con once victorias en Liga de doce jornadas disputadas. Valverde empezó la casa por los cimientos y por eso su Barça sólo ha encajado cuatro goles. Está invicto, como el Valencia, una condición de mucho peso cuando ya han transcurrido más de tres meses de competición.

Eso sí, aún no se ha medido a Real Madrid ni Valencia, que lleva tiempo pensando en este partido para convencerse a sí mismo de que hay una posibilidad de llegar a mayo con opciones de ganar el título aunque sean palabras mayores. El equipo blanquinegro está prácticamente al completo aunque de la convocatoria se cayeran por lesión Jeison Murillo y Nemanja Maksimovic. En Cornellà descansaron Simone Zaza, Gonçalo Guedes y Carlos Soler, tres hombres clave para Marcelino. Del primero depende buena parte del potencial ofensivo del Valencia contra el Barça. No sólo por los goles -lleva nueve- sino por el fuego que le imprime a estos partidos. Los otros dos son el complemento perfecto para un centro del campo indiscutible -Kondogbia, Parejo- y la dupla de arriba, con Rodrigo acompañando al hombre del menisco dañado que de momento no quiere frenar ni para coger impulso.

El Barça también lleva tiempo pensando en Mestalla y por eso el 'banquillazo' de Messi esta semana en el Juventus Stadium. El argentino está como casi siempre, imparable, y a su lado aparecen dos futbolistas que han ido a más con el paso de los partidos: Luis Suárez y Paco Alcácer. Serán los primeros minutos del de Torrent en el campo de la Avenida de Suecia después de su venta al Barcelona. El año pasado vino y, pese a no jugar, vivió un tormento. Ahora Valverde le ha dado ciertos galones dentro de su esquema y el delantero responde. Los problemas del conjunto azulgrana para esta noche se ubican atrás. Ni Piqué ni Mascherano pueden jugar en Mestalla, así que Umtiti y Vermaelen formarán en el eje de la zaga del Barça. Todo está claro en el once de Valverde porque Busquets, Rakitic e Iniesta es un trío en estos momentos indivisible para el 'txingurri'.

Lo dijo Marcelino el viernes para ponerle una marcha más al encuentro. El factor Mestalla será clave. El estadio se va a llenar por primera vez en la temporada y en el club se espera alcanzar los 50.000 espectadores, una cifra redonda y no vista por la Avenida de Suecia desde hace mucho. La grada vuelve a disfrutar y la asistencia de las jornadas previas así lo demuestra. Habrá recibimiento al equipo y ya dentro del recinto se vivirá una jornada que apunta a inolvidable. El destino quiso que la despedida del valencianismo a Jaume Ortí sea contra el Barça y con el equipo otra vez peleando bien arriba. Como en los mejores tiempos.

En la batalla de

La semana ha sido de sensaciones. Emotiva y eufórica. El Valencia compareció agarrotado, presa de las expectativas y frenado por la contundencia táctica del Barcelona.

Por momentos el Valencia se limitó a ver pasar el balón. Sin posesión ni argumentos.

Mestalla también se contagió del respeto del equipo al rival y el aliento fue más frío de lo esperado. A ello ayudó el rodillo catalán, machacón y preocupante. Mientras exista Messi, ganarle al Barcelona será fútbol y otros ingredientes. Entre ellos, la suerte. Valverde puso en marcha la maquinaria, con un plan muy definido. Empuje, paciencia y gol. La ocasión al final llegó y entró. Un disparo de Messi se le coló a Neto por debajo de las piernas. El balón botó medio metro dentro. Clarísimo. Pero el juez de línea de enfrente de tribuna lució miopía y se quedó clavado.

En la primera parte lo mejor que le pudo pasar al Valencia es que el árbitro pitara el descanso. Por juego, aunque sin grandes oportunidades, el marcador debía de ser favorable al rival. El Valencia no olió el balón porque el Barcelona nunca se lo dejó. En los vestuarios, y esto es una suposición, la voz de Marcelino -ausente por sanción y sin potestad para dar órdenes directas durante todo el partido- se tuvo que hacer presente vía manos libres. La cuestión es que alguien aporte una prueba de ello. La realidad es que el equipo salió con brío, con la temperatura necesaria para calentar Mestalla. Es lo que necesitaba el Valencia, calor y revoluciones. Morder para que el Barcelona sufriera, percibiera que la noche no iba a ser un paseo plácido.

Zaza es especialista en caldear ambientes. Tuvo su oportunidad pero alentó a las masas con su lucha y solidaridad. El italiano rebañó un balón a Messi que inyectó la dosis necesaria de adrenalina a Mestalla. El caldo empezó a hervir. Y por la banda izquierda es donde estaba el botín. Guedes ya había enseñado la puntita del pie en la primera parte. Y Gayà tenía ganas de marcha. En una de esas, una jugada por la izquierda entre ambos sirvió para que el de

El desenfreno se instaló en un Mestalla eufórico y pletórico. Un estadio que festejaba que el Valencia soplaba en el cogote del Barcelona -la victoria hubiera dejado a los del Marcelino a un punto del líder- en una carrera por la