El Valencia sigue en la ciénaga

A un equipo que tiene un pedazo de delantero como Maxi Gómez y a uno de los mejores laterales zurdos del mundo no le da, con todos los respetos, para ganar a un recién ascendido como el Cádiz. Así de triste es la realidad de un Valencia que sale por ahora del descenso pero sigue rondando una ciénaga que, por historia, no le corresponde a este club. Pero sí por juego, por su falta de contundencia en las áreas y por regalar de forma sistemática demasiados minutos al rival de turno.

El Valencia tiene el nocivo vicio de entrar dormido a los partidos. Sembró un campo de minas en sus propios intereses del que pudo sacar buena cosecha el Cádiz. El de Álvaro es un equipo paciente y rocoso que no se siente incómodo atrás. Pero si le regalan el balón, también ataca y tiene ocasiones, como el centro que se paseó por área pequeña con Jaume algo desorientado nada más arrancar el choque. O el disparo de Álex Fernández en posición franca: un chut goloso y complicado, que si entra se convierte en uno de los tantos de la jornada, pero que lo normal es que acabe en las nubes.

Pero lo peor del equipo de Javi Gracia es su capacidad de repetir errores, y no sólo de una jornada a otra, sino en el mismo partido. Después de acabar la primera parte encerrando al Cádiz, entró en la segunda cediéndole espacios. Y eso lo aprovechó el conjunto de Álvaro Cervera para adelantarse y poner al Valencia contra las cuerdas. El análisis no debe ser que el encuentro murió en torno al área de Ledesma, sino que Lozano, antes de retirarse, estrechó contra el poste un remate que bien pudo significar el hundimiento definitivo del ya maltrecho proyecto. Si el técnico navarro seguirá o no mucho tiempo en Mestalla es decisión de Meriton, cuya nefasta gestión ha trasladado al césped.

El Valencia tuvo -y quizás eso sea lo que da más rabia- momentos de buen juego. Dominó al Cádiz a partir del minuto 20. Con el centro de Correia y el cabezazo de Maxi Gómez. Paradón de Ledesma. Si este equipo debe salvarse, navegar por la zona tranquila o escalar puestos a ver qué pasa, aspire a lo que aspire, todo será más fácil con el uruguayo. Tuvo la ocasión y llevó de cráneo a los centrales, generando, por ejemplo, una falta muy peligrosa en la frontal que Kang In estrelló en la barrera. Decisión técnica o disciplinaria, prescindir del '22' es un lujo que Javi Gracia no se puede permitir.

Y más si, entre Maxi y el resto de arietes, hay un océano. Vallejo surte a veces efecto como revulsivo, en Sobrino nadie cree -y puede que salga en este mercado- y, para postre, Gameiro deambula entre el gafe y las lesiones. Justo cuando estaba rindiendo bien, a falta de afinar la puntería, va y se lesiona. Por eso Gracia recurrió a Kang In, la antaño joya de la Academia que ahora ni renueva el contrato que expira en 2022 ni goza de minutos. Otra patata caliente que ya está quemando a Anil Murthy.

A falta de renovaciones y fichajes, esto lo deben sacar adelante los que están. En el descanso, Gayà y Carlos Soler, los pilares que han de sostener este Valencia, se marchaban comentando alguna que otra acción. Cuando ambos canteranos asumieron protagonismo, el equipo demostró más iniciativa y personalidad. El fútbol fluye mejor desde sus pies y eso permite manejar el balón en busca de que aparezca algún chispazo, como el de Cheryshev, que se marchó junto al poste de Ledesma. El Cádiz permite muy poco. Apenas deja espacios y derrocha intensidad. Sabe de sus limitaciones, pero también que la ocasión llegará. Y más ante un rival como el Valencia, al que le falta contundencia en ambas áreas -con la excepción de Maxi-. En la primera llegada con peligro en la segunda parte, Espino realizó una gran incursión por banda, centró y, tras un primer rebote, Lozano -que estuvo en el filial blanquinegro- remató de chilena para batir a Jaume. Horror. Lo de tantas veces en esta nefasta primera parte de temporada del Valencia. Sin merecer nada, ni bueno ni malo, el equipo, insípido y neutro, recibía un castigo, quizás demasiado severo, a su falta de eficacia. Y pudo ser peor si Lozano, antes de marcharse, llega a acertar con la cabeza en otra falta de rigor defensivo del Valencia. Álvaro le hizo un favor al que fuera su club quitándole, a él y a Negredo.

Al Valencia le quedaba el carácter, y eso en este equipo lo derrochan Maxi Gómez y Gayà, también, cada vez más, Carlos Soler. Si el equipo sobrevive este año pese a la incomparecencia de Peter Lim, lo hará por el sentimiento de los dos canteranos y el pundonor del uruguayo. Que Meriton renueve cuanto antes al de Pedreguer si aún tiene la intención de gestionar fútbol. Quizás ya no sea venirse demasiado arriba afirmar que estamos ante el mejor lateral izquierdo del planeta. Trabaja por toda la banda, en defensa y en ataque, donde es de los que más aporta.Y uno de sus centros, medido, buscando a Maxi y también la indecisión de cada partido de Ledesma, sacó al Valencia del descenso. El uruguayo hizo despertar al equipo con el empate. Siendo justos, encerró al rival con más corazón que cabeza y el Cádiz, correoso, pero con carencias, no supo sacar partido a la contra de los espacios que dejaron los blanquinegros. El punto da un respiro, pero no saca el proyecto del barro. Sigue en una ciénaga que no le corresponde al, aún, campeón de Copa. Y en lo que queda de aquel bloque sólido, residen las esperanzas de sobrevivir.