
Secciones
Servicios
Destacamos
Justo el día que el Valencia parecía que, por fin, recuperaba su antigua versión y que la calma volvía a Mestalla, la permisividad de Piccini en un centro abierto y la inteligencia de Iago Aspas en aventajar en apenas unos centímetros a Murillo devolvió al equipo de Marcelino a su letargo estadístico. Sin ganar todavía ni un solo partido después de seis jornadas disputadas -7 partidos con la Juve-, la situación para los valencianistas les coloca en una incómoda posición, siendo los únicos que junto al Valladolid todavía no han podido acabar un partido con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Ver fotos
Durante 80 minutos, el Valencia aportó mucho a la causa. Pero no se puede jugar tan bien dejando abierto el partido. Es lógico pensar que lo normal hubiera sido que se quedaran en casa los tres puntos. Esta vez sí se le puede dar la razón -casi en parte- a Marcelino cuando ha insistido en otros encuentros que su equipo había hecho méritos suficientes. El problema es que hay que resolver mucho antes las situaciones y no permitir que un rival tan interesante como el Celta, que tiene el lujo de tener a un tipo como Iago Aspas en sus filas, acierte en el momento más oportuno para amargarte la noche.
Valencia
Neto, Piccini, Garay, Murillo, Gayà, Wass, Carlos Soler, Coquelin (Kondogbia, m.70), Guedes (Cheryshev, m.76), Batshuayi (Gameiro, m.83) y Rodrigo.
1
-
1
Celta de Vigo
Sergio, Hugo Mallo (Denis Eckret, m.70), Roncaglia, Cabral, Araújo, Juncà, Beltrán, Labotka, Okay (Pione Sisto, m.46), Aspas (Junior Alonso, m.85)r y Maxi Gómez.
GOLES -0, m.24: Batshuayi. 1-1, m.82: Aspas.
ÁRBITRO De Burgos Bengoetxea (comité vasco). Amonestó por el Valencia a Batshuayi y por el Celta a Iago Aspas, Hugo Mallo y Beltrán.
INCIDENCIAS partido disputado en Mestalla ante 35.500 espectadores. El técnico local, Marcelino García Toral, cumplió un partido de sanción tras haber sido expulsado el pasado domingo en Villarreal.
Que nadie se rasgue tampoco las vestiduras. El Valencia dio la sensación de tener claro cómo podía salir de una vez por todas del letargo que arrastra desde que comenzó la temporada. La verticalidad, la velocidad y la colaboración de los futbolistas permite pensar que de una vez por todas Marcelino ha conseguido que la gente vuelva a entender su discurso. Justo el día en el que Parejo estaba sentado en el palco, el equipo se desenvolvió con desparpajo amparado por un estilo mucho más directo. Con casi la mitad de pases que el Celta, merodeó con mucho más peligro el área rival. El problema es que, aunque Batshuayi sí se estrenó en el aspecto goleador, el potencial ofensivo valencianista obtiene en ocasiones menos recompensa del que genera.
Conviene tener claro que desde el punto de vista táctico, el planteamiento de Marcelino tuvo su miga. Al no tener al capitán en el terreno de juego y sabiendo que el Celta es un equipo que prefiere presionar en zonas altas, lo que hicieron los valencianistas es protegerse en una zona intermedia y ponerle gasolina a la contra. Coquelin y Carlos Soler necesitan dos toques como mucho cada uno para trasladar el balón de zona. A Wass le tocó arrancar desde la banda. Eso propicia una aceleración mayor en la zona de creación. Y ahí, con Guedes recuperando las pulsaciones, todo se transforma. El portugués empieza a dar vibraciones del que asombró en los dos primeros tercios del ejercicio pasado y eso poco menos que es garantía de éxito.
Guedes, por fin La aportación del portugués vuelve a ser evidente en el juego de ataque del Valencia.
Más vertical. Sin Parejo en el centro del campo, el equipo fue más rápido en las transiciones en ataque, sin tanto toque.
Dos errores. Dos opciones de ataque tuvo Iago Aspas. Una la salvó Neto, la otra fue para dentro con un buen remate.
Desde el arranque, la apuesta blanquinegra tuvo fácil lectura. Al Celta le sobraba dominio porque cayó de manera un tanto inocente en la trampa de Marcelino. El Valencia empujaba a trompicones pero con más fuerza que semanas atrás. La cosa pintaba bastante bien.
Caería Batshuayi dentro del área al tropezar con un Wass al que había empujado previamente Juncà. Uría protestó el supuesto penalti brazos en alto, superando en gestualidad a Marcelino, pero esta vez los colegiados pasaron por alto tanto la situación dentro del área como la que hubo en la zona técnica del banquillo.
Más valencia-celta
Guedes estaba enchufado, buscando casi siempre su alianza con Rodrigo, mucho más descolgado que Batshuayi. Ellos fueron en definitiva los que se encargaron de fabricar el primer tanto. Lo inició Gayà con un pase a Rodrigo casi en zona de creación, el internacional español para Guedes y el portugués en profundidad para el toque sutil y fácil de Batshuayi. Todo se ponía de cara. Eran minutos de cierta calidad del Valencia, con mucho más sentido en su juego. Tocando sencillo pero poniéndole movilidad a las transiciones. Era una fase en la que el Celta parecía entregado, pobre en ataque y sin saber cómo darle la vuelta al panorama. Una lástima en clave blanquinegra que no supiera cómo meterle de nuevo el diente al rival.
Porque, si el Celta está en la zona alta de la tabla en estos momentos, es por algo. Su insistencia en la segunda mitad acabó por darle la razón. La transformación llegó al descanso. El Valencia intentó jugar a lo mismo pero fueron los gallegos los que elevaron su presencia sobre el terreno de juego. Eso hizo que el partido se abriera, que alcanzara cierta vistosidad de cara al espectador, de la misma forma que ponía a Mestalla en márgenes de duda razonable, respecto a si era mejor protegerse detrás para mantener el 1-0 o seguir buscando el segundo con el riesgo que eso conlleva.
Disfrutó el Valencia de opciones suficientes para dar la razón a los que apostaban con firmeza por el segundo gol. La tuvo Rodrigo en una rocambolesca jugada que no entró por muy poco y que acabó con Batshuayi liándose a empujones con Cabral. Más tarde la tuvo Wass, tras una doble cesión con el delantero belga.
Pero el Celta no estaba muerto ni mucho menos. Con poco, el equipo gallego encontró espacio suficiente para que Iago Aspas diera el primer aviso. El delantero se plantó ante Neto y la acertada intervención del brasileño evitó el empate. Minutos después empezarían Uría y Mohamed a mover sus banquillos, sin que el Valencia aportase solución para evitar los disgustos de última hora. Tanto se ha dicho de la fragilidad defensiva exhibida semanas atrás -excepto en Vila-real- que tuvo que ser a nueve minutos del final cuando de nuevo quedara en evidencia que el Valencia no defiende como antes. Ni por la derecha con Piccini ni por el centro. Cuatro empates seguidos lleva en Liga. Demasiados.
Más noticias del valencia-celta de vigo
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.