![Bryan Gil, durante el partido ante Osasuna en Mestalla](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202204/16/media/cortadas/1446955663-U140293760930dWB-U1601686621561DtC-1248x770@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
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No se juega con la ilusión de la gente. Eso es una ofensa. Con el aroma de la final de la Copa del Rey ya en el ambiente, ha tenido que llegar un señor a sacudir el ánimo. El arbitraje debe ser recto y ayer en Mestalla la injusticia imperó. Melero López dejó sin señalar un penalti claro a Bryan Gil en la primera parte y marcó una falta inexistente de Diakhaby en un salto con el portero de Osasuna en el área grande cuando Guedes había acertado en el gol. Dos acciones que vuelcan un partido, que envían de nuevo al Valencia a la zona estéril de la clasificación. El equipo casi fía la presencia la temporada próxima en Europa al triunfo frente al Betis. En la Liga ha faltado la puntilla tras una calendario benigno que se tuerce con la visita el martes a La Cerámica para enfrentarse a un eufórico Villarreal, que la semana siguiente se adentra en las semifinales de la Liga de Campeones. Habrá que ver si Emery también apuesta por las rotaciones como este sábado hizo Bordalás, con un resultado tan penoso como el arbitraje. Llegó el sol a Valencia y se nubló el juego. Otra vez. No hay partido que el equipo merezca ser destacado por su fluidez. El técnico ya no sabe qué sistema utilizar ni qué jugadores elegir. El resultado siempre es el mismo. Ha conseguido estar seis partidos sin cosechar una derrota, pero siempre pierde en el fútbol. Ni un posible empate final hubiera quitado el regusto amargo. Porque hasta ahora ha sumado ante rivales de la zona baja pero el juego exiguo seguramente no valdrá ante conjuntos poderosos en la posesión y que llegan por dentro y por las bandas. Ante el conjunto castellonense y en La Cartuja seguramente volverá a la defensa de tres centrales para resguardarse. Este sábado utilizó un clásico 4-4-2 y no dio resultado. Hay futbolistas que nadie sabe si estuvieron en el campo. Lo de Hélder Costa es insultante. Quizá tocó medio balón. Ilaix Moriba tampoco aporta y Hugo Duro ha perdido brillo. Al menos Diakhaby volvió a marcarse un partidazo.
De la primera parte quedarán pocos recuerdos. Un susto con un palo de Guillamón en su propia portería y el penalti de Lucas Torró a Bryan Gil. Con la rodilla desplaza al valencianista en el área. Pena máxima aquí y en Pekín. Pero en la sala del VAR estarían viendo la película de vaqueros. Además, justamente este jugador de Osasuna tuvo que ser expulsado tras un entradón a Ilaix y por esta acción con Bryan. Una más a la saca de Melero López. Del resto prevalecieron las imprecisiones y sólo en determinados momentos tuvo el Valencia algún arreón con varias acciones de ataque seguidas. Arrasate, mientras, había estudiado bien el partido e insistió a sus futbolistas pases aéreos al Chimy Ávila en la zona de influencia de Gayà. El delantero se los llevó todos y generó incomodidad.
Toda la inacción de la primera fase se olvidó en la segunda. Nada más salir al campo Foulquier tocó el balón con su mano izquierda dentro del área. Esta sí la vieron. Y era. Gol de penalti de Chimy Ávila. Parecía que llegaba la igualada instantes después con el acierto de Guillamón en un córner, pero anotaba con la mano. Nada. A seguir. Bordalás ya no se aguantaba más y dio salida a Carlos Soler. También a Marcos André, pero este como si no hubiera pisado el campo. Se iban Hélder Costa e Ilaix. Para qué decir nada más. Y llegó la otra acción discutida. Un pase en largo y Diakhaby, de espaldas a la portería de Osasuna, cabeceaba el balón adelantándose al portero, que caía al suelo. El balón había llegado a Guedes y había acertado en la portería. Pero el árbitro pitó falta. Nadie la vio más que él. De una posible acción positiva se llegó al mazazo cuando un centro de Rubén García encontraba la cabeza de Budimir (cuarto partido seguido del delantero con gol). Pero el colegiado todavía tuvo más trabajo y esta ocasión fue la única en la que dio la razón al Valencia. Rubén García había derribado a Guedes en el área. Melero dejó seguir el juego pero le advirtieron de que fuera a ver la acción. Se acercó caminando, como si no quisiera verla, pero tuvo que admitir lo ocurrido. Tanto de Carlos Soler. Y hasta aquí. Ahora a restañar la herida en Villarreal, pero la Copa del Rey se impone y ahí será otra historia.
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