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De izquierda a derecha: Son, Guedes, Vezo y Racic, durante el derbi

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De izquierda a derecha: Son, Guedes, Vezo y Racic, durante el derbi IRENE MARSILLA

El derbi de las lamentaciones

Punto inservible para un Valencia perdido y que hunde al Levante, a seis puntos de la salvación a falta de sólo cuatro jornadas

Sábado, 30 de abril 2022

Aquel punto que perdimos, ese partido en el que pudimos apretar más, este detalle que ahora nos pesa. Así mascullan valencianistas y levantinistas. Es el momento de las lamentaciones. Tardías. Lo apuntaba con acierto Bordalás en la previa. Contestaba a Lisci que el descenso no se producía por un solo partido, que era una concatenación de desaciertos. Pero al técnico valencianista se le olvidaba que podría aplicarlo al devenir de su equipo.

La presencia en zona Meriton (en tierra de nadie, en la medianía, en la vulgaridad) se empezó a vislumbrar casi al inicio. Qué pocos partidos ha jugado bien al fútbol. Al menos se ha salido a competir, dicen. Faltaría más. Eso se presupone, como la valentía en la guerra. Le valió en la Copa del Rey para plantarse en la final pero en la competición de la regularidad se descubren las vergüenzas. Las que ya no pueden ocultar ni Valencia ni Levante. A falta de cuatro jornadas (doce puntos) para el final liguero, los de Mestalla están a nueve puntos de la Conference League después de estar ya cinco partidos sin una victoria, mientras los azulgrana vuelven a ser colistas y tienen la salvación a seis puntos. Distancias casi insalvables para ambos. Una temporada de desecho que debería analizarse en los despachos, donde se ha planteado el disparate de plantilla (en el Valencia) y entrenadores (en el Levante). Rematado todo en el verde, donde un partido como de ayer responde a todo lo sucedido. El conjunto de Mestalla saca un punto con un gol en un sólo disparo a puerta y el de Orriols consigue la igualada a falta de nueve minutos después de estar tres cuartas partes del choque con un jugador más.

El inicio del encuentro pareció que aventuraba un disfrute. Guedes seguía en estado gaseoso y practicaba su famoso chut. Le salió alto. Rápidamente la ocasión viraba hacia la otra zona, con un disparo de Dani Gómez que sacaba Mamardashvili (esta pareja no dejó de bailar toda la tarde). Y tras unos instantes diversos llegó el majestuoso cabezazo de Hugo Duro a centro de Gayà para anotar. Es el hombre gol del equipo. Lo logró en La Cartuja y repitió ayer. Pero todo se trastabilló cuando el árbitro, advertido por su amigo de la televisión, fue a ver una acción del capitán blanquinegro. Divisó una agresión a Miramón y lo mandó a la caseta. Era el minuto 30. El choque se enmarañó. Carrusel de amarillas y el ritmo de juego desapareció. Al Valencia le venía de lujo. El Levante tenía la posesión (64%) pero sin profundidad hasta que en los instantes finales de la primera mitad sí apretó. La tuvo Campaña con un disparo que rozó el palo y, sobre todo, Dani Gómez cuando se plantó ante Mamardashvili, pero eligió mal el sitio donde enviar el balón. El georgiano se volvió a agigantar. Es inmenso.

El descanso sirvió para que los entrenadores tomaran decisiones. Bordalás sacó del campo a un Guillamón cada vez más insulso en su juego (se le está haciendo larguísima la temporada) para dar entrada a Jesús Vázquez en el lateral izquierdo. Hugo Duro se incrustó en la línea media, con Guedes como único estilete. Lisci, por su parte, empezaba a acumular efectivos en la zona de vanguardia. Bardhi suplía a Radoja. El juego se intuía cómo iba a desarrollarse y así fue. Dominio total del Levante con un Valencia resguardado atrás. Todas las ocasiones fueron azulgrana menos una blanquinegra. De esta forma se escribió el partido. Mamardashvili paró todo lo parable. Otra vez a Dani Gómez tras un pase de Pepelu y luego en un chut de Morales. El técnico del Levante no se aguantaba, miró el banquillo y dio entrada a Soldado. Defensa de cuatro, dos delanteros centros natos y jugadores de ataque por las bandas. Al abordaje. En ese tramo de invasión pudo sentenciar el Valencia con una jugada de Jesús Vázquez que se valió de un taconazo de Carlos Soler. El balón salió rozando el palo. El que golpeó con virulencia el larguero fue Bardhi. Era el preludio del empate granota en un cabezazo imperial de Duarte ante Paulista tras un centro de Morales. El Levante encerró al Valencia en los minutos finales pero sólo Morales tuvo una opción de dar el triunfo a los de Orriols y ganar algo de vida. Paró, como siempre, Mamardashvili. Y así acabó la historia. La triste historia de dos equipos que han desperdiciado la ocasión de asentarse donde merecen, uno en Europa y otro en Primera. Las decisiones, las malas decisiones, tienen consecuencias. Veremos si alguien aprende. Lo dudo.

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