El Valencia ha perdido en los últimos tiempos todas las virtudes que le alumbraron el resto de la temporada. Tras los momentos de tensión cuando se peleaba por mantener la categoría, Baraja ya pudo comenzar la campaña actual con su impronta hasta llevar al conjunto ... blanquinegro a soñar con regresar a la competición europea. Pero una cosa es entrenar y otra diseñar la plantilla. En lo primero manda el mito; en lo segundo casi un advenedizo. Y la conclusión está clara: el Valencia ha aguantado lo que ha podido hasta que la escasez de jugadores y mala planificación, con distintos puestos sin suficientes protagonistas, ha conducido a embarrarse en un final atroz de temporada. Tanto que sólo ha sumado un punto de los últimos dieciocho en juego. Cuatro derrotas y un empate. Así ha sido imposible pelear con el Betis y la Real Sociedad para volver a tocar moqueta continental. Pero, además, el embrujo de Mestalla se ha perdido. Con la de ayer ante el Girona han sido cinco derrotas en la tierra prometida. Y ya si hablamos de los goles anotados es casi para ponerse a llorar. De los primeros está alejado casi a años luz e imita en esta cifra a los equipos descendidos a Segunda División. Ni la buena temporada de Hugo Duro ha conseguido mitigar el contratiempo. Todo este cóctel se lo bebió el Girona. El conjunto catalán demostró en el coliseo blanquinegro la categoría que le ha llevado a disputar la próxima Liga de Campeones. Sí, contra el Real Madrid, el Manchester City, el Bayern, el Leverkusen, el Inter de Milán... Contra quienes hace ya demasiado tiempo que el Valencia no se enfrenta en la máxima competición. Aprovechó que el Valencia se ha marchitado y que tampoco se llegaba a este partido en el mejor ambiente, con una protesta del valencianismo, una más, contra una propiedad que ni escucha ni quiere entender a su gente. Y toda esta cabezonería hace que el Valencia siempre se quede a medias. Ni el sello de Baraja ha permitido llegar de donde nunca se debería haber salido. Veremos las próximas semanas. Al técnico le queda una temporada de contrato pero son ya varios los mensajes públicos reclamando ambición a la propiedad. Los hechos demuestran que nada les ha hecho cambiar de su desidia. Al heredero, que prometió que iba a viajar más a Valencia para estar más en el día a día del club, sólo se le ve en imágenes de redes sociales. Plantarse en la ciudad y diseñar junto al entrenador el Valencia del futuro no está en sus planes. Y así es imposible que este club prospere.
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La envidia no es siempre sana. Ver a Savinho y a Tsygankov en las bandas del Girona es una auténtica delicia. Disfrutar de un goleador como Dobvyk es para alabar y ver un centro del campo tan potente con Aleix, Iván Martín y Yangel Herrera te reconcilia con el fútbol. Todo ello adobado por un técnico de categoría. Lo de Míchel es un auténtico milagro en este fútbol en el que prima la caja de caudales. Pero ha sido un técnico valiente, con tres defensas y con un juego por momentos maravilloso. Pero cómo puede ser que el Girona sí pueda contar con esta nómina de futbolistas y el Valencia ni tenga posibilidad de pagar 800.000 euros por un futbolista como Carlos Vicente y que te lo arrebate el Alavés. Eso dice mucho de la situación de deriva valencianista.
Casi no había empezado el partido y David López ya mostró atrevimiento. Desde la línea de mediocampo lanzó un chut que salió rozando el larguero. El Girona ya dejaba entrever sus intenciones. Instantes después Tsygankov remataba el palo. Los augurios no eran favorables. Eran incluso lastimosos. Mientras, Cenk seguía fallando pases (recuerden que se pagaron cinco millones por el central turco). El Valencia pudo quitarse la presión en una acción de Canós que paró Gazzaniga. Pero el Girona seguía a lo suyo, con acciones directas por la banda y en una de ellas Tsygankov centraba y Savinho remataba sin dificultad. Foulquier llegaba tarde. Le ocurrió en la mayoría de acciones con el brasileño, un diamante que la temporada próxima jugará en el Mancheste City. Canós pudo igualar con un chut que se fue al palo y Diego López también lo intentó pero atajó el guardameta del Girona. Ya casi al final de la primera mitad Mamardashvili realizó uno de sus paradones en un remate de Savinho. Otra vez Savinho.
La segunda fase imitó a la primera y el Girona dio un arreón para condenar al Valencia. Los goles de Dobvyk y Yarek en propia meta sentenciaron y acalló a los valencianistas presentes en el interior mientras los de fuera no paraban de reprobar a Meriton. Inasequibles al desaliento. Pepelu maquilló el resultado con un penalti dudoso a Thierry y la mala noticia fue que Gayà se retiró. Sin duda, un final atroz.
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