Pedreguer, Getafe, Europa

Fue un partido de ida y vuelta, con mayor peso de fútbol del Athletic pero con un Valencia bien situado que controlaba todos los resquicios. Ocasiones por ambos bandos aunque más directos los rojiblancos. No tardó ni tres minutos en plantarse ante Mamardashvili. Sancet no llegó a un remate a placer. Luego era Fran Pérez el que lo intentaba. Otro futbolista que busca siempre al contrario. Regateador. De los de antes. Cuando consiga tomar la mejor decisión en ese último pase o en el remate será internacional absoluto, donde ahora está Nico Williams, que se las prometía tan felices hasta que se topó con Foulquier. Le permitió un par de remates que rechazó Mamardashvili. Pero no tuvo opción a más. Acabó agotado con el lateral valencianista. Siempre objeto de la crítica por su escasa calidad, ayer deslumbró con su soberanía defensiva. El Athletic no encontraba huecos y el Valencia fue deslizándose sobre el césped con jugadas corales. En una de ellas, Fran Pérez asistió a Hugo Duro y este hizo lo propio con Guillamón, que remató fuera por poco. Y ya en la prolongación llegó la mejor ocasión del Valencia, con un remate de cabeza de Yaremchuk que desvió Unai Simon con el tacón. Si el portero compra un boleto de lotería le toca.

El ucraniano había saltado al campo en el minuto 13 por la lesión de Sergi Canós. El de Nules, muy entonado este partido y los anteriores, ve frenada su progresión, esa que tanto el costó coger tras su interminable fichaje por el Valencia. Baraja eligió a Yaremchuk para acompañar a Hugo Duro y no a Javi Guerra, inmerso en demasiadas habladurías. Baraja insiste en cubrirlo de las presiones externas. No es el Javi Guerra de la temporada pasada, pero también es un Javi Guerra que sabe marcar como lo hizo en Cádiz y que sabe distribuir el juego como lo ha hecho en muchos partidos. Precisa tranquilidad a su alrededor, olvidarse de agasajos baratos y seguir en la pelea.

La segunda fase comenzó con ímpetu del Athletic, con un remate de Sancet que rozó el palo. A partir de aquí el Valencia subió una revolución y llegó el momento de Hugo Duro. El madrileño tuvo un remate a centro de Diego López que se le marchó fuera al golpear de forma incorrecta con su pierna izquierda. Pero el delantero es insistente. Es peleón. Es de fútbol de calle. Pero también de frac y bombín. Como el que se enfundó Gayà para centrar como sólo él sabe hacerlo, con ese movimiento de cuerpo y ese pie delicioso, y como el que lucía Hugo Duro para alzarse majestuoso y cabecear a la red. Noveno gol del valencianista (seis con el pie y tres con la cabeza) en la temporada de la afirmación. Sí, es un gran delantero. Sí, sabe hacer goles. Sí, corre hasta para marcharse al vestuario. Sí, influye en el resto de compañeros por su brío. Sí, Hugo Duro, sí.

Con parte del trabajo hecho, ahora tocaba aguantar. Sufrir para no dejarse el triunfo, cómo sí ha ocurrido demasiadas veces. Guillamón y Pepelu mantenían el control del centro del campo y arropaban a la defensa. El de Dénia tenía tiempo para hacer un centro al área y Yaremchuk no sabía qué hacer. El Athletic estaba despistado pero los cambios de Valverde le activaron. Unai Gómez, un chaval con una pinta extraordinaria, tuvo la mejor opción vasca para igualar, pero se lo impidió Mamardashvili. Qué porterazo. Recuerden que costó 850.000 euros. Que muchos equipo de España lo rechazaron y que el Valencia lo firmó para el filial. De ahí al final fue ir dejando pasar los minutos con un Valencia bien cerrado y con ganas de festejar con su gente. Así lo hizo cuando pitó Pulido Santana. Algarabía. Felicidad. Entusiasmo. Hola, Europa. Somos el Valencia.