Europa como placebo de la involución

Quedan tres días para que acabe la temporada y en el Valencia se hablará de las posibilidades matemáticas que aún tienen para disputar la próxima temporada la Europa League. Hablar de fútbol en un equipo de fútbol. Una locura. Un efecto placebo hasta el lunes donde volverá la planificación de plantilla y la elección de entrenador sin director deportivo y la venta al por mayor de los jugadores por Wallapop. Un escenario que da mucha pereza y que puede esperar unos días. Las cuentas dicen que los valencianistas llegarán vivos el domingo a Sevilla pero sin depender de sí mismos. Para que los de Mestalla viajen por Europa en otoño necesitarán ganar al conjunto andaluz y que pierda la Real Sociedad en el Wanda ante el Atlético o que el Getafe empate o pierda en La Nucía frente al Levante. Si los donostiarras, sextos, puntúan la opción de la Europa League necesitará de un favor granota. Así es la vida.

En el fútbol de la antigua normalidad hubiera sido una noche de posibles despedidas en Mestalla. Con los juicios que siempre se dan en la grada cuando ocurren esas imágenes, ya sea con pitos o con aplausos para los afectados. La cara de Ferran Torres, cuando abandonó el césped en el minuto 71, era muy seria. No por el cambio sino por esa sensación de recordar para siempre que tu último partido con el equipo de tu vida -si no hay milagro- ocurrió sin público. En silencio. Sin nadie en las gradas más que tus compañeros y los directivos.

Para ser justos, si el Valencia llega con pilas en la calculadora al domingo no fue sólo por el gol de Gameiro en la primera parte. Los dos palos del Espanyol, uno de ellos en el 91 por medio de Vargas, también pusieron de su parte. Toda piedra hace pared.

Los de Voro -que no paró de dar instrucciones desde el primer segundo para transmitir la importancia del partido- salieron más animados que en las últimas citas. El listón no estaba muy alto pero por algo se empieza. Soler y Kang In Lee fueron los que antes codificaron el mensaje, con mucha movilidad hasta que a los doce minutos el coreano probó fortuna desde fuera del área aunque su disparo lo despejó Marc Roca a córner.

Pero la fortuna de verdad llegó unos segundos después en el otro lado del campo. Embarba se fajó con facilidad de Soler y Correia por banda izquierda, el canterano llegó algo tarde a la cobertura y el portugués recordó algún episodio de esta misma temporada, pero su asistencia fue desperdiciada por Wu Lei. El chino, con toda la portería para elegir, la mandó a las nubes para alivio de Cillessen. Rufete -el que fuera director deportivo en 2014 en la desembarco de Peter Lim- no se lo podía creer.

El Valencia aprovechó el regalo para volver a estirarse y golpear al mentón. Gameiro le marcó con la ceja un desmarque a Ferran Torres y el de Foios le mandó un pase largo con el GPS activado que se filtró entre los centrales del Espanyol hasta llegar a la bota al francés, que sólo tuvo que definir ante Diego López. Seguro que lo celebró hasta Guardiola. La noche de transistores marcaba que la Europa League se ponía a dos puntos puesto que ni el Getafe ni la Real Sociedad habían comenzado sus partidos con pólvora arriba. Kondogbia -capitán por las ausencias de Parejo, Gayà, Jaume y Rodrigo- pudo marcar el segundo tras una buena conducción pero su latigazo con la izquierda lo despejó el portero de Paradela.

Cillessen, que volvía al once tras cumplir Jaume el tramo de dos partidos con los que ha dividido Voro la portería desde que se sentó en el banquillo, también tuvo su momento de gloria. Otro error en la marca de Correia que fue aprovechado por Raúl de Tomás para encarar al holandés. Su disparo con la puntera fue respondido por un movimiento reflejo de la manopla izquierda del portero. Gameiro se encantó intentando devolverle de tacón la asistencia a Ferran Torres después de un mal control que desactivó su opción de volver a marcar y desaprovechó la última ocasión antes del descanso.

El Espanyol tiró de orgullo en la segunda parte. De eso y de un bajón físico de su rival, donde Soler -probando coordenadas de mediocentro para la próxima temporada- o Kang In desaparecieron tras una buena primera parte. Correia también... pero desde que llegó. El portugués fue un chollo para Embarba, que buscó dos veces el gol partiendo desde ese punto de fuga. Su segundo disparó lo besó la madera izquierda de Cillessen para evitar el empate. Hubiera sido lo justo visto el nivel de la segunda parte... pero el fútbol no entiende de nada que no sea de acertar contra la red. Ahí ganó Gameiro puesto que el Valencia ya no necesito disparar a la portería de Diego López. En la otra, la de Cillessen, tras la expulsión de Jaume Costa en el descuento el partido acabó en un pequeño asedio de los de Rufete pero sin más pólvora que la que rascó uno de los palos. Esa inocencia, sin duda, es una de las claves de que el Espanyol la próxima temporada sea un equipo de Segunda. Para que el Valencia esté en Europa necesitará una última carambola.