javier gascó
Jueves, 7 de noviembre 2019
Mateo Alemany llegó a Valencia en silencio una semana después de las Fallas de 2017. Casualidad o no, todavía estaban recientes las cenizas de las dos peores clasificaciones históricas del Valencia en Liga y un carrusel de entrenadores comandados por una presidenta con poca idea de fútbol. Su labor al frente del Mallorca en diferentes cargos llevó el nombre del club balear por todo el panorama europeo. Esta fue la carta de presentación que empleó Javier Tebas para recomendar a Peter Lim su fichaje. El magnate de Singapur dio el visto bueno a la incorporación de Alemany y desde entonces el palco de Mestalla cedió el protagonismo al terreno de juego. Hasta este verano.
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El balear llegó con las ideas claras y apostó por un proyecto serio con un entrenador tan particular como Marcelino. La apuesta de Alemany fue clara pese a que en esos momentos, Quique Setién estaba en la pole para dirigir al Valencia. De hecho, el cántabro estuvo a escasos centímetros de hacerse cargo del banquillo blanaquinegro. Sin embargo, el nuevo director general valencianista impuso su criterio y fue dejando atrás, por ejemplo, los fichajes de Jorge Mendes para finalmente encontrar una gran sintonía con el grupo de trabajo de Marcelino. Desde su llegada en 2017, el directivo cerró la llegada de 25 nuevos jugadores, de los cuales 14 todavía forman parte del primer equipo.
Su primer verano estuvo marcado por la limpieza de vestuario tras la llegada de Marcelino. Los autores de las nefastas temporadas anteriores no tenían hueco en el Valencia y Alemany se hizo cargo de la situación. La experiencia de Gabriel Paulista para la zaga de la defensa fue compensada con la juventud de Guedes, que llegó cedido. El portugués, junto a Kondogbia, produjo un salto cualitativo que llevó al Valencia hasta la cuarta posición de la tabla, tres cursos más tarde de su última clasificación para Champions.
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El valor de mercado del conjunto valencianista se duplicó a la conclusión de la temporada 2017-2018. Los casi 300 millones que había rondado el Valencia durante los años previos a Alemany, que se redujeron a 230 con la limpieza de vestuario a la llegada del balear, aumentaron en un 52% tras el primer año de la gestión Alemany. En la vigente temporada, el valor de mercado de la plantilla valencianista sigue al alza con un incremento de 53 millones respecto al curso pasado, según datos de Transfermarkt.
Además, en la temporada pasada se invirtieron 127 millones en fichajes, dejando atrás la imagen de club vendedor, en una temporada como la del centenario que terminó con el colofón del título de Copa del Rey. La compra en propiedad de jugadores importantes (Guedes o Kondogbia) supuso una apuesta firme por el proyecto, que todavía contaba con el absoluto respaldo desde Singapur.
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En el último verano y con su futuro en el aire tras la crisis en el seno de Mestalla, Alemany todavía tuvo tiempo de perfilar una plantilla con aroma balear. El negocio en la portería para solventar las dificultades de fair play financiero trajo a Valencia a un Cillessen que está cumpliendo. En su bienio como director general del Valencia, la delantera valencianista ha sido la que más ha notado su figura. Hasta nueve jugadores distintos han vestido la camiseta blanquinegra en posiciones ofensivas. La venta de Zaza generó gran controversia, al igual que las llegadas de Vietto, Rubén Sobrino o Batshuayi, cuyo rendimiento defraudó por las altas expectativas. Sin embargo, Alemany fue el artífice de la operación Gameiro, costosa a la par que exitosa, o del fichaje de Maxi Gómez, que ya lleva cinco goles este curso.
No obstante, el periplo de Alemany en el Valencia no ha sido un camino de rosas. En los dos años del balear como director general del club también se han vivido momentos de tensión con la posible salida de Rodrigo o el mal inicio del curso en la campaña del centenario.
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El momento de Alemany ha llegado a su fin. Sin embargo, su huella deja un Valencia mejorado en lo deportivo, con un presupuesto cercano a los 200 millones fruto de la clasificación a la Champions League dos cursos consecutivos y a la consecución de la Copa del Rey. Un legado conseguido en dos años en los que el fútbol volvió a tener el protagonismo en Mestalla.
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