![Los enredos de Murthy](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202006/02/media/cortadas/LF2R6XM1-RptbRFsoskuDrbkTsvA9IxJ-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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«Me he cruzado con un montón de gente muy influyente en el mundo del fútbol, pero en el PSG la institución está por encima de todo y de todos. Los que trabajan en el club ya lo saben y los que vendrán tendrán que aceptarlo así. Con la crisis que viene, los presidentes de los clubes van a tener que marcar un liderazgo aún más marcado para señalar unas directrices claras y concretas... No hay que ser arrogantes porque tengamos éxito en la vida». La reflexión corresponde a Nasser al Khelaifi, presidente del PSG, en una entrevista a France Football cuando fue elegido en mayo como la persona más influyente del fútbol en una lista en la que también figuraban dirigentes, jugadores, entrenadores o agentes. El catarí, que tiene claro su capacidad de liderazgo, va camino de cumplir nueve años al frente del club parisino.
En Valencia, Anil Murthy celebrará dentro de 28 días su tercer año de mandato. La casualidad hace que entre el primero y el valencianista tengan en común –tan sólo– el año de nacimiento: 1973. Murthy tiene 47 años y es ocho meses mayor que su colega. Pero se enfrenta el de Singapur a la parte más áspera y exigente de su todavía corto mandato. Layhoon, su antecesora, estuvo en el cargo tres años y ocho meses y fue precisamente ese último periodo el que acabó por marchitar el poco o mucho respeto que tenía de cara a la afición después de aquella gran acogida que el pueblo tuvo con Peter Lim en 2014. Murthy, de profesión diplomático, echó por la borda hace ya mucho todo el terreno que había conquistado cuando llegó con su habilidad y educadas maneras.
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El porqué de esa circunstancia es ciertamente complejo de explicar pero el tiempo ha ido abriendo una zanja cada vez más profunda entre Meriton y no sólo la grada. Uno de sus estrechos colaboradores decía hace muy poco que hay que ir reconstruyendo de alguna manera los puentes que con el tiempo se han ido derrumbando. Ahora que la pandemia ha echado a los aficionados de la grada, el foco de Mestalla ha girado esta semana hacia un conflicto extraordinario: la guerra abierta y pública entre un jugador de peso mundial como Garay con su dirigente. Un enredo de tal calibre no se vivía en el Valencia desde 2013, cuando a Adil Rami se le calentó la boca y despotricó de Djukic y de sus propios compañeros: «Ahora, hay muchos pelotas que no dicen la verdad cara a cara». Rami fue fulminado de inmediato.
Lo de Garay, ahora, contribuye a alargar la lista de tropiezos que por unas cosas u otras han hecho que actuaciones del dirigente que merecían ser destacadas (el título de Copa, la lucha contra los violentos, renovación de Soler o incluso las medidas ante la pandemia) prácticamente hayan quedado enterradas.
A Murthy se le penaliza tanto por su decidido silencio aquí en situaciones que necesitan explicaciones como por entregarse a medios extranjeros para ensalzar allí el proyecto y la labor de Meriton en el Valencia. Algunos que con el tiempo se han vuelto críticos con él, y que lo han conocido bien en privado, hacen una afirmación que no le deja en muy buen lugar. «No dice la verdad ni al médico».Garay acusó al Valencia de falsear la verdad y el club decidió contragolpear en ese tiroteo de comunicados dominical que dejó con heridas abiertas a ambas partes. El argentino se desvinculará dentro de unos días del Valencia pero Murthy debe seguir superando una temporada que se le ha puesto cuesta arriba porque a la dificultad de meter al equipo en la Liga de Campeones (los dos años anteriores sí lo había logrado) tiene el reto, además, de manejar la situación de futuro de Ferran Torres, precisamente en una época de crisis económica mundial que puede dejar al Valencia en una lucha desigual con otros clubes directamente competidores.
Pero los embrollos en los que se ha metido o no ha sabido manejar Murthy van más allá de las ácidas críticas que le suelen dedicar la mayoría de medios de comunicación valencianos. La afición no olvida lo sucedido con Marcelino y la nula capacidad de convencimiento que tuvo Meriton para exponer sus motivos empresariales. En lugar de arreglarlo, lo estropearon aún más con lo de Alemany, aumentando así un malestar que ha ido creciendo a lo largo de la temporada con episodios tan alarmantes como cuando mandó callar al público (luego se defendió por la tensión de las amenazas recibidas); o cuando se le ocurrió la idea de diferenciar entre los buenos y malos aficionados; o cuando puso también en tensión a las peñas.
Murthy, con el tiempo, pasó de ser el jovial portavoz del consejo a ofrecer ruedas de prensa sin preguntas de los medios, hasta el punto de establecerse como normal en cualquier presentación (algunos jugadores y hasta César, ni han sido presentados) una breve alocución escrita dedicada al protagonista en cuestión para, después de la misma, bajarse de la tribuna. Él fue el que inauguró una especialidad desconocida hasta la fecha: la 'autoentrevista' en la página web del club. Pasó sin pena ni gloria por el centenario donde hasta los veteranos se sintieron en diversos momentos poco respaldados por los dirigentes. Algún expresidente también se ha quejado del trato recibido y el vestuario lleva tiempo sin comulgar.
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