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Decía Alfredo Di Stéfano, tan bueno para los chascarrillos como genial futbolista y entrenador, que Voro desayunaba tornillos, en un intento peculiar de transmitir la ... fortaleza que el por entonces defensa del Valencia esgrimía ante los delanteros. Pero entre el paso de los años y el esfuerzo que se necesita para sostener este Valencia, y pese a que físicamente Voro se conserva bastante bien –salvo por un problema de rodilla–, han hecho que al entrenador empiece a pasarle factura todo lo que tiene que ver con su nueva misión: salvar al equipo del descenso. Es tal la crisis que se vive en el Valencia que por mucho esfuerzo que le haya puesto el de l'Alcudia en aplicar la coherencia, el equipo cierra esta jornada definitivamente en puestos de descenso. Menos mal que el Getafe no pasó del empate contra el Rayo y no lo dejó penúltimo, porque en esas está el valencianismo ahora, pendiente de lo que hacen los otros implicados para dar una bocanada de aire. Es más, este lunes juega el Espanyol frente a la Real Sociedad y al Valencia le interesa por encima de todo que gane el conjunto donostiarra.
En esas está la afición y en saber también qué decide Peter Lim respecto al banquillo y si al final se decide o no por Vicente Moreno o Baraja, que está libre. El máximo accionista, que transmitió cuando Gattuso arrojó la toalla su confianza en Voro, ya no lo ve claro y la escena se llena de candidatos al banquillo. Los números no son favorables ni al Valencia en general ni a Voro en particular. El técnico, tan reforzado siempre por su trabajo, lleva tres derrotas consecutivas en los tres partidos que ha dirigido. El equipo enlaza cinco seguidas y no gana en Liga desde aquel lejano ya 3-0 contra el Betis en noviembre. La aparente mejoría en el juego que evidenció por algunos momentos el Valencia contra el Athletic —Unai Simón fue el mejor de su equipo– es lo que le hace a Voro aferrarse a la esperanza.
Pero la situación es la que es y sólo hay que fijarse en las lágrimas de desesperación de Ricardo Arias en la cabina de comentaristas de la radio oficial del club viendo el panorama. Todo parece ahora cuesta arriba, incluso la comunión del público con sus jugadores, con la escena de Diakhaby pidiendo perdón.
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