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Once puntos sobre veintisiete, tenía el Valencia en su casillero antes de finalizar el enfrentamiento contra el Cádiz en Mestalla de este lunes. Tres victorias y dos empates acumulaba, en una liga mediocre hasta el momento, que te permitía estar en el décimo puesto de ... la clasificación habiendo obtenido sólo ese puntaje poco brillante.
Y dos victorias de las tres conseguidas, inesperadas, aunque también fueron acompañadas por la circunstancia de no haber logrado los tres puntos ante rivales teóricamente más débiles. A cinco puntos del descenso y a seis del sexto clasificado, da la sensación general de que el equipo defiende mejor que ataca, que no concede demasiadas oportunidades claras de gol al rival, pero al que le cuesta mucho más hacer gol, lógicamente por otro lado, y que suele competir bien. Su juventud, desparpajo y ganas de competir, su físico -una resistencia y velocidad mucho mayor que el resto de veteranos-, y su calidad, equilibran de sobra su inexperiencia.
Y llegaban tres partidos vitales en casa, el de anoche contra el Cádiz, el Granada y el Celta de Vigo. No pudimos con Osasuna, el Deportivo Alavés, el Almería o el Mallorca, pero estos puntos, en busca del objetivo final, no se debían escapar. Dos semanitas sin partido de por medio por el parón de las selecciones, han ayudado a recuperar algún efectivo, que siempre viene bien en la situación en la que nos movemos actualmente.
Pero insisto, somos bastante mejores que varios de los equipos que pelean por el mismo objetivo, así que no hay excusa posible. La situación no ha sido generada por ellos, pero han sido los elegidos y han aceptado ser los salvadores a corto plazo del Valencia. Pues que lo hagan. Sinceramente, en mi opinión hay bastantes equipos inferiores al nuestro, incluso con la plantilla que conformó Miguel Ángel Corona con la aprobación del máximo accionista, inexperta, joven y desequilibrada, para lo bueno y para lo malo. Un ejemplo claro, este Cádiz que jugó en Mestalla, que entre otros, seguramente no poseen más de dos jugadores que serían titulares en este Valencia actual. En algunos momentos tienen buena intención, pero escasos argumentos.
El cuadro gaditano comenzó bien la primera mitad, como digo en intención, presionando arriba y jugando en campo contrario, evitando que el Valencia profundizase en ataque. Pero fueron tres minutos, no más, tres minutos. La primera vez que atacamos, gol. Nefastos en defensa, el interior que no sigue a José Gayá, los centrales tremendamente lejos, y para dentro. Un jugador como el de Pedreguer no desaprovecha regalos como este.
Y después nada, sin soluciones aceptables, pelotas largas y mal en la presión y las basculaciones. El Valencia era muy superior, sin hacer nada del otro mundo, bien ubicado y corriendo. Y para más inri, expulsión y el otro gol. Segundo disparo entre palos, dos cero para el Valencia. Los partidos así se convierten hasta en aburridos para el espectador, pero bienvenidos sean si la ventaja es para los nuestros.
¿Y la segunda mitad? Ufffff, exenta de emoción y exenta de calidad. Ni ellos acortaron distancias, difícil que sucediese, ni el Valencia marcó ningún gol más. Sólo las últimas paradas de Giorgi Mamardashvili animaron el partido al final. A su portero, Conan Ledesma, la verdad es que ni lo vimos. No tuvo que intervenir apenas. En fin, mejorar desde la victoria siempre es más fácil. Tres puntos más que necesarios. Centremos nuestras posibilidades. Sufrir en esta liga sería lamentable. Próxima parada, el Athletic Club en San Mamés.
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