El Pipo cogió las riendas del equipo en la jornada 22. Irene Marsilla

Fin a la angustia de otra temporada caótica

Una plantilla descompensada y tres entrenadores dejan al equipo al borde de un descenso que salvan Baraja y la cantera

Marc Escribano

Valencia

Lunes, 5 de junio 2023, 01:23

El valencianismo resopla. Por fin, la pesadilla ha terminado. El despertar de los aficionados blanquinegros tras un naufragio de temporada ha sido doloroso y a la vez satisfactorio. En los últimos años de Meriton tras el éxito de la Copa del centenario, la mediocridad ... ha brillado por encima de todo. Nada que celebrar. Medianía pura y dura. Esta campaña, sí se ha podido celebrar algo. La permanencia. A eso ha llegado el valencianismo. La temporada 2022-23 ha sido la más tormentosa del siglo. Un total de ocho jornadas (21, 22, 23, 24, 26, 28, 29 y 30) finalizando entre los tres últimos que pusieron el corazón de los valencianistas al límite con el miedo al descenso.

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Un verano ilusionante

Con Gattuso empezó todo

Una temporada que no se esperaba así de tortuosa. La ilusión en verano apuntaba a un retorno a Europa. Pese a las ventas de Soler y Guedes, la llegada de Gattuso con un novedoso estilo de juego totalmente opuesto al del saliente Bordalás, junto con fichajes de renombre como Cavani, Castillejo o Kluivert, hacían que la afición pensase que este era el año de volver a terminar entre los siete primeros.

Gattuso dando ordenes a Ilaix Moriba. EFE

Y no comenzó mal la cosa. Victoria inicial al Girona, goleada por 5-1 al Getafe y Mestalla volcado con el equipo acercaban al Valencia a los puestos europeos. En la octava jornada, era séptimo tras vencer a Osasuna en El Sadar. Nunca más volvió a estar tan arriba. Una caída en picado. Una victoria que parece increíble a día de hoy por 3-0 al Betis —golazo de falta de Almeida bajo la lluvia incluido— justo antes del parón del Mundial mantenía las opciones. Nadie sabía lo que se venía.

Un atípico Mundial en Catar

El atasco mental pasa factura

La cuesta de enero se le atragantó al Valencia. Tanto que desde esa mencionada victoria ante el Betis en noviembre, el equipo no volvió a vencer en un partido de Liga hasta finales de febrero. Entre medias, un atípico Mundial que rompió los ritmos competitivos y que dio unas 'vacaciones' de las cuales algunos futbolistas no regresaron al mismo nivel. Ya con el calendario de 2023 estrenado, llegó al Copa. La Nucía y Sporting fueron trámites. El Athletic ya no. Por si se les había olvidado, el Valencia se fue a Arabia a jugar la Supercopa ante el Real Madrid. Plantó cara, pero cayó en los penaltis. Cinco derrotas ligueras consecutivas hacían que el equipo cayese en el pozo del descenso, llegando a estar por momentos penúltimo sólo por delante de un Elche desahuciado.

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La magia de Voro no funcionó

Gattuso escapa y llega Baraja

El 30 de enero explotó el Valencia. Gattuso, harto de las mentiras de Meriton tras un nuevo mercado de invierno sin refuerzos, se marchaba. «De mutuo acuerdo», dijo el club. El italiano escapaba conocedor del lío en el que se estaba metiendo y consciente de que la plantilla se le había caído. La decisión instantánea de Corona fue confiar en la magia de Voro. Aquella que ya había funcionado en repetidas ocasiones.

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Voro en la banda de Mestalla dirigiendo al Valencia

Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y ni un Salvador fue capaz de rescatar a un Valencia hundido. Tres jornadas aguantó. Tres derrotas. Fue entonces cuando con la espalda contra la pared, Corona le propuso a Lim echar mano de Baraja. Una leyenda de la casa que calmaría a la afición y que salvaría al Valencia. Con las Fallas encima, había que evitar la quema.

Los canteranos salvan al Valencia

Guerra, Marí y López

Dos cosas tuvo claras Baraja desde su llegada. No se podía pronunciar la palabra «descenso». «Situación» o «dificultad» fueron los términos empleados. Y había que mirar a casa. A Paterna. Porque ahí estaba la solución. Rápidamente incorporó a Javi Guerra a la dinámica del primer equipo. Tras unos tímidos minutos, le dio la oportunidad ante el Valladolid y vaya si respondió. Golazo para ganar en Mestalla y marcar un punto de inflexión.

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El siguiente fue Alberto Marí. Con su cabezazo en Vigo sacó al Valencia del descenso y dejó encarrilada la permanencia. Y finalmente, Diego López, que tumbó al Real Madrid pese a que nadie se acuerde ya de ese gol por lo sucedido con Vinícius. La cantera salvó al Valencia. Esa es la realidad. Bueno, los jóvenes, Gayà y Kluivert. El capitán de Pedreguer ha sido un baluarte tanto en el campo como en el vestuario liderando a una joven plantilla que ha encontrado en el neerlandés a su estrella referencia que ha tirado del carro con sus goles y talento. Algo que Baraja supo ver.

Al igual que sacar del equipo a jugadores que no estaban rindiendo al nivel esperado: Guillamón, Castillejo, Comert, Ilaix o Marcos André apenas han tenido minutos con el Pipo. Porque ante jugadores que no están al 100%, mejor echar mano de chavales de la casa que saben que se van a dejar la piel. Y así, se salvó el Valencia del descenso.

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La sangría defensiva se mitiga pero aflora la sequía goleadora

El Valencia ha conseguido esta temporada mitigar con uno de sus problemas más recurrentes de la era reciente, ya que en las últimas tres temporadas (las de Bordalás, Gracia y Celades) había encajado en todas ellas 53 goles en contra en Liga. Una cifra que se repitió consecutivamente y que este año, pese al sufrimiento por el descenso, se ha quedado en 44.

Puede parecer extraño que encajando menos se haya sufrido más, pero la explicación es sencilla. Se ha mejorado defensivamente pero se ha empeorado ofensivamente. La sangría defensiva se solucionó más o menos, pero afloró la sequía goleadora. En las tres campañas previas comentadas, el Valencia marcó en Liga 48, 50 y 46 goles a favor. Esta temporada, el número se ha quedado en 41 con poco protagonismo de sus delanteros, especialmente Cavani y Hugo Duro.

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Esto refleja que el Valencia ha tenido muchos resultados cortos y pocos partidos con muchos goles. De hecho, el Valencia no ha terminado ningún partido esta temporada con el marcador 0-0, por lo que mínimo siempre ha habido un gol. De hecho, el resultado que más se ha repetido ha sido el de 1-0, tanto en victorias (4) como en derrotas (9).

Siete salidas seguras, ventas y fichajes que se antojan imposibles

El futuro más inmediato del Valencia pasa ahora por la reconstrucción de la plantilla de cara a la próxima temporada. Para empezar, siete jugadores finalizan su relación contractual con el Valencia dentro de un mes. Dos no renovarán y se marcharán gratis, que son Herrerín y Lato. El portero vino para cubrir la baja de Jaume y no se le necesita, en cambio, sorprende la marcha del lateral valenciano, que pese ha tenido una de sus mejores temporadas, no ha aceptado la oferta de renovación que el club le ofreció a la baja.

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Mallorca, Rayo y Osasuna están pendientes de su situación. Por otro lado, los cinco cedidos terminan sus préstamos y vuelven a sus equipos. Nico al Barcelona, Lino al Atlético e Ilaix al Leipzig. No existe opción de compra por ninguno. Sí hay por Cenk y Kluivert, de 5 y 15 millones con Lyon y Roma respectivamente. Se antoja complicado que el Valencia ejecute sus fichajes por la delicada situación económica de la entidad, que se verá forzada a vender a sus mejores activos como viene siendo habitual. Nombres como Mamardashvili, Yunus, Thierry o Diakhaby estarán en el mercado, sobre todo el georgiano, y el club buscará ingresar cerca de 50 millones de euros por ellos.

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