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EL TÚNEL DEL TIEMPO

Forment, más allá de su legendario gol

La carrera del de Almenara está ligada al entrenador argentino, que lo hizo debutar con el Valencia en 1970 en Granada, donde dos años después sufriría una grave lesión

Paco Lloret

Sábado, 1 de abril 2023, 01:24

Su nombre va asociado a un gol que ya es eterno. El gol de Forment. Cada 28 de marzo el valencianismo lo recuerda a las ... puertas de Mestalla. En aquel domingo de 1971 los cimientos del campo se sacudieron como probablemente nunca lo han hecho. El interior de Almenara se consagró para la posteridad con aquel remate de cabeza en tiempo añadido que certificó un triunfo agónico y mantuvo al Valencia en el liderato.

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Más allá de aquel lance de leyenda, la carrera de Forment va ligada estrechamente a la figura de Alfredo di Stéfano, el entrenador que le hizo debutar en Primera División. Sucedió en Granada, en el antiguo Los Cármenes, en la cuarta jornada del campeonato 70-71. Un escenario en el que dos años después de su estreno, sufrió el peor revés que el destino puede deparar a un futbolista: una gravísima lesión, fractura de tibia y peroné. La cara y la cruz.

Aquel Valencia había renovado su delantera con la llegada de gente joven, todos ellos de la tierra: Sergio, procedente del Levante UD; Claramunt II, ascendido desde el Mestalla; y Forment, que después de tres años en el flilial había estado cedido en el CD Castellón en el ejercicio 69-70. Con el club de La Plana fue titular indiscutible y aportó 11 goles. Acabada la temporada, con 23 años, dio el salto al primer equipo valencianista. Mientras Sergio y Claramunt II debutaron en la primera jornada, ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, el jugador de Almenara se quedó en el banquillo.

Una semana después, el Valencia se exhibió con 5 goles ante la UD Las Palmas, tres de los cuales fueron obra de Ansola. A continuación vino un traspié inesperado con el Sevilla en casa, una semana antes de la irrupción de Forment, que salió en el segundo tiempo en sustitución de Enrique Claramunt. El partido en la ciudad de la Alhambra concluyó con empate a dos, de nuevo marcó Ansola, con 4 goles, pichichi provisional de la categoría. Al técnico argentino le convenció el trabajo de Forment, que ya se había estrenado en lides internacionales ante el Cork Hibernian irlandés en la Copa de Ferias.

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En la séptima jornada estrenó titularidad en Mestalla, aunque ya había aparecido en el once inicial que se impuso por la mínima al Sporting en El Molinón en la jornada anterior, y cantó su primer gol, como casi todos, decisivo. Forment se estrenó con un golazo ante el Málaga, el único de la tarde que representó una nueva victoria, logrado gracias a una vaselina que sorprendió adelantado a Deusto, portero del conjunto de La Rosaleda, poco antes del descanso.

Forment se quedó en el once titular a partir de ese día. Sólo se perdió un partido de Liga, y no era uno cualquiera, ante el Atlético en el Manzanares, duelo en la cumbre con el liderato en juego. Ese día Di Stéfano revolucionó la alineación, pero los cambios no surtieron efecto y los valencianistas sufrieron una auténtica debacle. Antes, en enero, otro gol de Forment en Mestalla valió el triunfo por 1-0 ante el Real Madrid, un resultado que representaba situarse en la primera posición de la clasificación, justo cuando arrancaba la segunda vuelta del torneo.

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Un mes después, firmó el gol del triunfo ante el Granada cuando el partido se consumía con un inquietante empate a uno. Su condición de talismán se acreditó para la posteridad el día del Celta. Aquel histórico gol fue el último que logró antes de la conquista del título. A renglón seguido, en la Copa, marcó por partida doble en los cuartos de final, ante su víctima favorita, el Malaga, en ambos campos. No es de extrañar que en la Costa del Sol le tuvieran pánico porque al año siguiente volvió a marcar en Mestalla a los malacitanos cuando el Valencia se impuso por 3-0. En su segunda campaña, la 71-72, en la que el conjunto de Di Stéfano alcanzó sendos subcampeonatos, perdió presencia en las alineaciones aunque su rendimiento goleador fue muy similar al del primer año, con la diferencia de que sus tantos ya no tuvieron el carácter salvador que le había encumbrado a la condición de talismán.

Su único doblete lo consiguió ante el Celta, en la goleada por 4-0, cuando Mestalla homenajeó al desaparecido Vicente Peris. Después llegó la lesión y una prolongada ausencia. Su reaparición fue celebrada aunque ya nada era igual. Eso sí, aún tuvo tiempo de volver a sus orígenes y marcarle al Málaga en La Rosaleda, su último gol y otra vez decisivo porque evitó la derrota.

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