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Gattuso, en su presentación como nuevo entrenador del Valencia. jesús signes
Las frenéticas 48 horas de Gattuso en Valencia

Las frenéticas 48 horas de Gattuso en Valencia

El técnico italiano cautiva a todos los estamentos del club con su carisma | El preparador, que el último año ha rechazado ofertas de otros equipos, ha realizado ya un informe completo de los futbolistas de la plantilla

Lunes, 13 de junio 2022, 00:51

Gennaro Gattuso apuraba sus vacaciones en Marbella. Ya cavilaba como entrenador del Valencia aunque faltaba su autógrafo en los papeles oficiales. Había visitado al jefe supremo con una pizarra de por medio («yo dictaba y él escribía», desvelaba el exfutbolista sobre su conversación con Lim en Singapur) y el siguiente paso era viajar a su nueva ciudad. Pero no podía fallar, no quería fallar, en su primera alocución a los aficionados blanquinegros. Se preparó concienzudamente la rueda de prensa. Imaginaba preguntas y concebía respuestas. El exfutbolista internacional (9 de enero de 1978, Corigliano Calabro) estaba preocupado por conocer la escenografía de Valencia. Cómo se siente el fútbol y las distintas sensibilidades, incluso aquellos que se oponían a su fichaje con distintas justificaciones. Pero cuando se plantó ante el medio centenar de periodistas acreditados –se tuvo que limitar la presencia mediática por falta de espacio– tiró de carisma. Sin límite de tiempo, apostó por la autenticidad. Este es mi ideario. Intentó tranquilizar a Mestalla por su inexperiencia en el fútbol español. Cree que encajará. Su primer mensaje fue para la afición y luego ya se empapó del fluir de todos los estamentos del club blanquinegro. Fueron 48 horas en Valencia frenéticas y aprovechables. Llegó un miércoles por la noche y se marchó el sábado por la mañana. Hoy volverá, ya con su equipo técnico al completo. No puede esperar. La sangre le fluye con rapidez, con ansia, con ganas.

La mayor parte del valencianismo confiaba en Bordalás pese a la mediocre temporada. Por eso Gattuso necesitaba convencer. Pero sin imposturas. Quería demostrar la conveniencia de su fichaje. También a los trabajadores del club. Saludó a todos, departamento por departamento, tanto en Mestalla como en Micer Mascó y en la Ciudad Deportiva. Comió y cenó con gente del club. Quería escuchar, empaparse de sentimiento. Ha generado buena sensación a la secretaría técnica, al departamento médico  (con Bordalás fue un continuo desencuentro), con la gente de comunicación. Ha conectado con todas las áreas. Incluso aquellos que tenían duda de su continuidad, como es el caso de Ochotorena. El nuevo técnico se las disipó. «Tú eres el capitán de mi equipo», le espetó al exportero al encontrárselo en Paterna. Allí, guiado por Voro, también saludó a Miguel Ángel Angulo (con quien Bordalás ni se hablaba) y ambos recordaron anécdotas de partidos disputados. Al pasarse por la sala de recuperación encontró a los futbolistas Guillamón y Toni Lato. Habló con ellos en directo y con el resto lo hizo por teléfono. Se pasó dos horas con comunicaciones para presentarse y hacerles ver qué quiere de cada uno. Charló con los capitanes, con aquellos que temen su marcha (Carlos Soler, Gayà o Guedes), pero también con los canteranos. Incluso Yellu. Porque conoce la plantilla a la perfección. Lleva varias semanas viendo partidos de esta pasada temporada y ha realizado informes de todos los futbolistas: quiénes le gustan mucho, quiénes le agradan menos, cómo puede sacar el máximo rendimiento a todos ellos, cómo puede encajarlos en su estilo de juego. Es italiano de nacimiento y español de convencimiento. Se reconoce como un entrenador de fútbol cañí, con gusto por el balón, por disfrutar y hacer disfrutar. Muy alejado de su propio quehacer sobre el campo. Rudo, intenso. Así era como futbolista. Gran persona, comunicativo. Así le califican quienes le conocen personalmente. Y accesible. Estos días ha hablado con todo aquel que se lo ha pedido. Ha contestado llamadas. Muchas. Ha explicado qué quiere y a qué aspira en el Valencia, un club que le ha cautivado. Este último año se ha dedicado a formarse. Ha tenido ofertas, alguna de ellas con un suculento contrato económico. Pero las ha rechazado. Necesitaba un proyecto que le motivara. Y este ha sido el blanquinegro, aunque parezca raro por la insostenible disputa social, con una grada harta de Meriton. Pero el escudo tira, su grandeza, su historia.

Hoy regresará a la que ya es su casa. En la rueda de prensa dijo que Lim no le había advertido de la necesidad de vender a los mejores futbolistas, pero tendrá que empezar a asumirlo y a convencer a jugadores de que quieran fichar por el Valencia. Porque la afición necesita volver a confiar. Y Gattuso sueña con hacerlo.

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