Gattuso y Mestalla son dinamita

La dimensión de Gattuso llega hasta la selección italiana: sin venir a cuento, el seleccionador, Roberto Mancini, le desea suerte en el Valencia. El técnico calabrés cala hondo. «Rino es la mejor persona que ha conocido en más de 30 años en el mundo del fútbol», me cuenta un amigo. Los jugadores blanquinegros ya han hablado con él y la primera impresión ha sido positiva: les ha hecho sentir importantes. Gennaro llega a Mestalla con una ilusión desbordante, convencido de que su Valencia jugará mucho mejor que el de Bordalás, persuadido de que este es el club ideal para su carácter volcánico: el estadio más pirotécnico y el entrenador más apasionado. Nada nos dejará indiferentes.

Peter Lim rechazó recibir en audiencia a Bordalás y a Javi Gracia porque para él no eran nadie en el panorama internacional. Ha anotado sobre una libreta, sin embargo, los apuntes que le dictaba Gattuso cuando lo entrevistó para ficharlo por el VCF a razón de cinco millones por cada una de las dos temporadas. Al sátrapa de Singapur le priva la púrpura del fútbol y, efectivamente, Gattuso ofrece un potencial mediático. Lim, al mismo tiempo, trata de convencer a Leonardo de que acompañe a Gattuso como director deportivo. Pero, claro, se olvida de un pequeño detalle: Gattuso no soportaba la arrogancia de Leonardo, polos opuestos en el Milan. Después de haber dejado tres años al Valencia CF en la cuneta, el principal accionista pretende redimirse con dos nombres muy poderosos, aun prescindiendo de la esencia del juego: los futbolistas. Ha devaluado a los capitanes, Gayà y Carlos Soler, excelentes dentro y fuera del campo, ofreciéndolos a medio mundo. Y no hay garantías de que vaya a reforzarse con criterio. A Corona le han premiado su sumisión y él posa feliz al lado de Gattuso pese a su absoluta irrelevancia en el fichaje del italiano. En un mundo tan falso como el de Lim, Gattuso parece de verdad.

Melifluo Bordalás. En esta columna aplaudimos a Bordalás por la personalidad durante la pasada campaña al negarse a plegarse a la inanidad de sus dirigentes. Pero esa rebeldía le faltó en una despedida meliflua respecto a su relación con los dirigentes. Una cosa es querer cobrar la indemnización por el despido (700.000 euros) y otra renunciar a hablar con naturalidad de lo sucedido, sin caer en un discurso amanerado y artificial. Marcelino, por ejemplo, fue más honesto.

Récord mundial de Rubiales. En tan solo tres años al frente de la Federación, Luis Rubiales ha batido todos los registros de falta de ética: ha amenazado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con desmarcarse de la lucha por el Mundial de 2030 en España; ha espiado al presidente de la AFE, David Aganzo; ha grabado conversaciones con ministros del Gobierno; ha organizado una Supercopa de España en un país refractario a los derechos humanos, Arabia Saudí, y ha repartido los beneficios con Gerard Piqué... Y todo eso regado con un sueldo de casi 700.000 euros, 400.000 más que su homólogo en la Bundesliga, aprobado por 83 votos a favor y una abstención de la asamblea de la federación española. El clientelismo a toda vela y El Rubi batiendo todos los récords.

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