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Correia, uno de los jugadores fichados a golpe de talonario del fútbol portugués, cae ante Cucurella en un partido de la pasada temporada. irene marsilla
De los generosos fichajes al turno de los políticos

De los generosos fichajes al turno de los políticos

La acción de Sesé es un paso más en la estrategia anti-Lim y el descontento general de la afición tiene en el problema del nuevo Mestalla una cuestión que puede resultar decisiva para el futuro

Sábado, 22 de agosto 2020, 23:53

Es difícil adivinar si Peter Lim estuvo ayer tarde –de madrugada ya para él– viendo las imágenes de este primer partido del Valencia en lo que representa el séptimo proyecto de Meriton. Demasiadas cosas giran en la actualidad en torno al máximo accionista y no todas buenas como para que tenga ganas de ver si ha acertado esta vez dejando el mando del equipo a Javi Gracia y el de la planificación deportiva a Anil Murthy. No podía imaginar el singapurés cuando llegó a Mestalla con la alfombra roja que le desplegó exageradamente Amadeo Salvo que, transcurridos sus primeros cinco años, todo se le iba a volver en su contra. La vuelta de tuerca que pretende ahora Antonio Sesé pulsando el interruptor de la justicia es el aviso del capítulo más agrio e incómodo al que puede verse sometido Lim.

El exdirectivo está convencido de que el juez admitirá a trámite la querella y que la maquinaria se pondrá en marcha para determinar si, entre otras cosas, hubo excesiva y estudiada generosidad a la hora de afrontar fichajes en los que participó Jorge Mendes. El problema de los sobreprecios es algo que en Valencia siempre ha tenido su impacto social pero quizás de difícil enjuiciamiento.

¿Valía de verdad Joao Cancelo 15 millones cuando se le fichó? ¿Y Correia 12? ¿Y Enzo Pérez 25? ¿Aderllan Santos casi 10? ¿Y los 21,8 más otros 6,8 de Abdennour? Así podría seguir la lista: André Gomes, Rodrigo... Por ejemplo, cuando vino Joao Cancelo en 2014, su precio según el portal especializado Transfermarkt era de 2 millones. Rufete, por entonces director deportivo, se echaba las manos a la cabeza por esos 15 que Lim autorizó a pagar. Otra cosa es el posterior rendimiento deportivo y económico que tuvieron los futbolistas: unos se fueron por mucho más, otros por mucho menos.

El foco lo puso Sesé sobre todo en las operaciones con Benfica, por ejemplo. No es la primera vez que se alzan voces poniendo énfasis en los fichajes que ha hecho en los últimos años el Valencia con Mendes por medio. Layhoon montaba en cólera cada vez que en una rueda de prensa se le preguntaba por la relación que había con el agente portugués, una persona que según dicen quienes han tenido la oportunidad de hablar con él de la cuestión valencianista, nunca haría o declararía nada que pudiera molestar a Lim.

Al igual que Sesé, Miguel Zorío, impulsor de la plataforma Marea Valencianista, lleva desde hace casi seis años tiroteando este proceder blanquinegro. Pero las circunstancias han hecho que este año esté germinando mayor sensación de oposición en un amplio sector del valencianismo, descontento entre otras cosas por la falta de conexión de Meriton con el pueblo, al que poco menos que llega a ningunear.

Ese ruido mediático y popular, es posible, que pudiera influir en la decisión del juez a la hora de determinar si admite o no a trámite la querella. No son pocas las voces que reclaman mayor unidad entre los frentes que se han abierto. Parece que cada uno hace la guerra por su cuenta aunque sí que es verdad que, por ejemplo, entre Sesé y Zorío han habido tímidas conversaciones en diversos momentos.

La pelota, según algunas posturas, está ahora en poder de los políticos, los mismos que durante muchos meses se habían puesto de perfil con la cuestión de la ATE y el cambio de estadio. Murthy tendrá que convencer a Ximo Puig de que Meriton necesita más tiempo para gestionar la venta del viejo solar.

Pero cada vez hay más conversaciones entre bambalinas que hablan de ver de qué forma se le puede presionar a Lim de arreglar el problema de Mestalla y, de paso, imaginar que en un futuro a medio plazo es buscar una salida justa al máximo accionista, con el visto bueno de Bankia. El reto político es mayúsculo.

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