Gloria y honor a quienes se han unido a la marcha contra Lim
Silencio, trabajo y suerte ·
Los exjugadores sumados a la manifestación contra Meriton merecen el reconocimiento eterno; los que se han puesto de perfil, el olvido | La democratización del Valencia es una utopía necesaria: la fórmula del 50+1 ya funciona en la Bundesliga
Cayetano Ros
Jueves, 6 de mayo 2021
La exuberancia de Mario Alberto Kempes, siempre noble dentro y fuera del campo; el pundonor de Manolo Botubot, dispuesto a jugarse la cara por el Valencia; el nervio por la banda derecha de Pepe Carrete, nadie en el equipo quiere recibir una bronca suya; la maestría y la llegada al gol del '10' Fernando Gómez Colomer; la suave elegancia de Javier Subirats en el interior izquierdo; el remate oportunista de Wilmar Cabrera; y la suprema inteligencia de Santiago Cañizares bajo palos, competidor nato. No da todavía para un 'once', pero gloria y honor para todos ellos, abanderados de la manifestación contra Peter Lim este sábado desde los alrededores de Mestalla (18.30). A todos los demás les seguimos esperando. Nunca, en ninguna otra circunstancia, tendrá un exjugador del Valencia CF una oportunidad como esta para devolver lo que recibió del club de Mestalla. Nunca antes, en 102 años de historia, el Valencia estuvo en una situación tan delicada: alejado del pueblo, desencantados sus futbolistas y técnicos, enfrentado a las autoridades locales, sin rumbo económico ni deportivo, consecuencia todo del menosprecio de su máximo accionista. No hay nada que pensarse. No es momento de ponerse de perfil. Quien no se ponga ahora de parte de sus aficionados, tiene todo el derecho a hacerse el despistado. Pero el olvido su castigo.
Dilema moral
Es entendible que los exjugadores a sueldo del club defiendan su puesto. Y es probable que a la Asociación de Exfutbolistas del Valencia se le haya planteado un dilema moral: el corazón la invita a unirse a la marcha contra Lim; la cartera le recomienda evitarla. Su principal fuente de financiación le llega de una pequeña parte del salario de los jugadores del primer equipo. El presidente, Fernando Giner, es el mejor embajador posible. Es encomiable su labor social entre exfutbolistas con enfermedades o problemas financieros. Ahora bien, la Asociación debería aspirar a ser independiente económicamente: una fórmula legal para que ese dinero entrara sin necesidad de pasar por el filtro de Singapur. Giner organizó hace dos años el mejor Partido de Leyendas jamás visto. Y le habría costado muy poco reunir a decenas de exjugadores en la marcha cívica de este sábado. En su ausencia, la gente de Libertad VCF ha tenido que ganarse palmo a palmo el pulgar hacia arriba de los exfutbolistas arriba citados. Algunos ni siquiera les cogieron el teléfono. Y otros frenaron su apoyo por intereses estratégicos. Es una manera de colaboracionismo con la satrapía del señor Lim.
La utopía
La manifestación de este sábado en Mestalla busca la utopía. ¿Dónde está el dinero?, preguntan los pragmáticos. No lo hay de momento ni por parte de príncipes caprichosos ni de empresarios valencianos. Pero no deberíamos despreciar la idea de la democratización. En Alemania está legislado el 50+1 en manos de los seguidores de los clubes de la Bundesliga. El presidente de la Liga, Javier Tebas, rechaza esta socialización, naturalmente. Es más fácil congeniar con Lim que con el valencianismo. El Valencia tiene más de 250.000 simpatizantes por todo el planeta. Con las protestas de los aficionados del Manchester United y del Arsenal a partir del fiasco de la Superliga, Inglaterra marca el camino. Todas las revoluciones partieron de una utopía.
¿Qué hay detrás de Lim?
Algunos analistas piensan que Lim actúa por venganza contra los seguidores de Mestalla. Otros creen que suma ineptitud (récord mundial al errar en al menos cinco entrenadores en siete años), soberbia de quien no sabe ni quiere aprender e intereses económicos espureos que no casan con los del club del que es máximo accionista. Unos y otros queremos lo mismo: verlo fuera.
Voro ha perdido frescura
Llamado hasta en cinco ocasiones al rescate en los últimos siete años, Salvador González, Voro, ya no tiene la frescura en el banquillo de las primeras veces. Ni tampoco la sensibilidad a pie de campo de cuando intercambiaba las veces de delegado con el primer puesto del banquillo. Conserva, sin embargo, la inteligencia emocional para sacar por enésima vez adelante a sus excompañeros. Algunos quieren verlo como un colaboracionista de Lim. Yo prefiero verlo como un trabajador eficaz y leal al club y a la gente de Mestalla.
Un antes y un después
Una manifestación multitudinaria contra Meriton y sus secuaces daría la vuelta al mundo. Habría un antes y un después. Salvo algún sector despistado de Compromís, el valencianismo ha despertado contra Lim y no habrá vuelta atrás. El afecto de la gente, triturado por su soberbia, no lo va a recuperar jamás. Todavía están a tiempo los rezagados de entre los jugadores de unirse a este río de esperanza. Contra millonarios sin escrúpulos de países exóticos, Europa se ha rebelado y ha dictado sentencia: el fútbol pertenece al pueblo y debe volver a donde empezó.
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