Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

No seré yo el que tire la primera piedra para que el Valencia se vaya del viejo Mestalla. Es más, soy de la opinión de que la línea recta era remodelar el centenario estadio para que fuera operativo en los nuevos tiempos. Una reforma sostenible, ... amable, moderna y práctica. Además, la inversión hubiera sido menos costosa que el mamotreto de hormigón que se alza en la avenida de Les Corts Valencianes. Mestalla es único y a partir de ahí nada será igual. Pocos medios de comunicación como este se posicionaron a favor de la verdad, que no era otra que destapar el nulo compromiso de Lim para terminar el nuevo campo. Papel mojado. El 30 de julio de 2014, hace ahora diez años, LAS PROVINCIAS publicó que el máximo accionista del Valencia Club de Fútbol no tenía intención de acabar el proyecto. Aquella mañana ardió Troya. Hubo insultos, gritos, amenazas por redes sociales, ofendidos y ofendiditos y hasta un comunicado oficial del Valencia Club de Fútbol que decía: «Ante lo publicado en torno a la supuesta renuncia de Peter Lim a su compromiso de acabar la construcción del futuro estadio, la Fundación del Valencia (Aurelio Martínez) y el Valencia CF (Amadeo Salvo) desean de modo conjunto desmentir de manera rotunda tal información, absolutamente falsa y sin contrastar. Dicho compromiso es una de las condiciones innegociables del acuerdo de compraventa entre la Fundación y Meriton». Todo mentira. Aquel día, los dirigentes del Valencia CF engañaron a sabiendas a sus accionistas y al valencianismo en general.

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El tiempo pone a cada uno en su sitio. A Salvo, Aurelio Martínez y Lim, en el de la falsedad; a este periódico, en la verdad que conceden los documentos. No quiero que el Valencia se vaya de Mestalla pero entiendo que hay que mudarse por la salud económica del club. Los delirios de grandeza de Juan Soler y la vida en las nubes de los dirigente del PP de la época fueron un cóctel mortal para el VCF. Ahora, veinte años después, ya no queda otra y el nuevo estadio debe convertirse en fuente de ingresos para que la entidad siga palpitando. La actual alcaldesa, María José Catalá, es la única que le ha puesto el cascabel al gato en forma de licencia urbanística. Había que dar el paso. Y después, aprobar las fichas. Los populares, tras el órdago de Vox que se ha descolgado con una moción surrealista contra Peter Lim, han tenido que sumarse al carro de PSPV y Compromís como mal menor, a un texto que de una manera u otra pide la mismas garantías y exige las mismas condiciones que el desarrollo de la licencia urbanística a Peter Lim.

Vox nunca gobernará para el beneficio de la ciudadanía, como ha demostrado su líder, Santiago Abascal, y el portavoz en el Ayuntamiento, Juanma Badenas, debería confesar los tenebrosos intereses de su postura y quién lo ha convertido en marioneta. Badenas es un títere que actúa al dictado de aquellos que no fueron elegidos por la ciudadanía. Vox, una vez más, exhibe su populismo con posturas irrealizables y que, con el tiempo, serían totalmente perjudiciales para el Valencia. Su posición no se sostiene ni con los tirantes de su portavoz. La licencia es la herramienta útil para desenmascarar de verdad a Lim si su idea es no terminar el estadio, y por eso se han aplicado unas condiciones leoninas para que, en el caso de que no cumpla, retirarle los beneficios urbanísticos. Antes de enero deben empezar las obras y el estadio tiene que estar terminado en un plazo de 30 meses. La licencia era la única salida posible y Catalá ha dado el paso correcto, y quizá el necesario para que Lim se acabe yendo del Valencia Club de Fútbol.

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