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Actual aspecto de las obras del nuevo estadio, paradas desde 2009. IRENE MARSILLA

Sean Bai hereda un Valencia CF en quiebra

En caída libre. El nuevo director general pondrá su firma a unas cuentas que tienen en 391 millones la última deuda auditada y un proyecto deportivo al límite

Martes, 31 de mayo 2022, 00:41

El ascenso de Sean Bai dentro del organigrama del Valencia, así tiene que entenderse a nivel interno cuando un trabajador ingresa en una empresa en 2018 en la oficina del presidente y cuatro años después es el nuevo director general interino, es un caramelo envenenado. ... Algo que, por otra parte, el nuevo escudo público de Peter Lim ya sabe. El intento del máximo accionista del club de suavizar la tensión de un entorno que ya no soportaba a Anil Murthy, desde las instituciones a los aficionados que se sientan en las butacas del estadio, no tendrá ningún efecto hoy en las cuentas del club. No estamos hablando de una acción en la bolsa, que puede agitar los mercados en una u otra dirección. Aquí, es cero.

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El proyecto del Valencia con Meriton al mando estaba al borde de la quiebra el domingo, el último día en el que Murthy fue formalmente presidente del club, y lo sigue estando hoy, cuando Bai tome el mando en las oficinas del club. Cuando abra los archivos se encontrará el mismo panorama sombrío. En un mes firmará las séptimas cuentas, en ocho temporadas de Lim al mando, con números rojos en un club cuya última deuda auditada es de 391 millones y que salvó la causa de disolución hace dos meses por una mínima ampliación de capital. También tendrá que lidiar con el expediente de nulidad de la ATE, que sigue imparable, un proyecto deportivo al límite, con Soler y Gayà sin renovar, y todos los puentes con el valencianismo destrozados.

La ampliación de capital salvó a corto plazo la causa de disolución

La última jugada de ingeniería financiera aprobada por el rodillo accionarial de Meriton en la última junta de accionistas salvó al Valencia de la causa de disolución. La auditoría de Ernst & Young, firmada por Amparo Ruiz Genovés, alertó que a 30 de junio de 2021 el club estaba en quiebra técnica al estar en 558.000 euros por debajo del límite que marca la Ley de Sociedades, que dictamina que una empresa se sitúa en el umbral del cierre de persiana cuando su patrimonio neto está por debajo de la mitad de su capital social. A esa situación límite se llegó, entre otros motivos, por una pretérita decisión de Lim de hacer malabares con los números de su nefasta gestión y en 2018 se aprobó una reducción de capital, para pasar de 86,94 a 21,59 millones para compensar pérdidas. Tras la doble ampliación de capital, donde Lim ha pasado a tener el 90,5% de las acciones y donde los pequeños tenedores de títulos suscribieron sólo 497.420 euros comprados, el nuevo capital social del Valencia es de 34,72 millones tal y como recogió el BORME a finales de marzo.

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El gran problema para el Valencia es que su sangría económica no tiene visos de terminar. En las siete primeras temporadas de Meriton al mando, las pérdidas acumuladas sumando los ejercicios corrientes de ingresos y gastos son de 134,54 millones. A esa cifra habrá que sumar las pérdidas resultantes del cierre contable del próximo 30 de junio. En el último presupuesto, se asumieron pérdidas de 36,59 millones con una previsión de 37,7 millones de beneficio neto en venta de jugadores, con lo que el agujero real es de 74,3 millones. El de 2021 fue de 73,64, con 31,2 de pérdidas reales tras facturar 42,44 de beneficio neto en venta de jugadores. La deuda acumulada es de 391,28 millones en la última tasación, con lo que volverá a superar los 400.

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El expediente de caducidad de la ATE sigue imparable

La gran contingencia que se van a encontrar los nuevos portavoces del Valencia, puesto que el gestor sigue siendo Peter Lim, es el problema con una ATE que sigue imparable su proceso de caducidad y que si se consuma dejará al club sin unos beneficios urbanísticos, en el solar del actual Mestalla y en el terciario del nuevo estadio, que están muy por encima de los que tendría un proyecto a día de hoy. El último golpe llegó el 29 de abril, cuando el IVF (Instituto Valenciano de Finanzas) emitió un informe negativo a los avales presentados por el Valencia para el proyecto de finalización del estadio. «No constituyen en este momento una garantía eficaz», dictaminó un informe que fue enviado a la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad y que determinó que se requiere «una mayor concreción en términos, condiciones y compromisos firmes que necesitan documentación adicional». Ahí se paró la maquinaria, puesto que el club aún no ha remitido por registro de entrada de la Generalitat el proyecto modificado con esas nuevas garantías que el IVF reclama y, además, se produjo un relevo en Territorio, con la salida de Arcadi España y la entrada de Rebeca Torró. Tras la última escalada de tensión con las instituciones, se tomó la decisión de posponer sin fecha de caducidad el volver a sentarse en una mesa con el Valencia.

El proyecto presentado por el ya amortizado Anil Murthy sólo garantizaba 80 millones, que eran los proporcionados por CVC, pero faltaban por avalar los 35 restantes hasta llegar a los 115 que informó Fenwick que costaría acabar el coliseo de Cortes Valencianas en su primera fase con sólo 47.000 espectadores. Ese dinero, según el informe, estaba sólo garantizado por hitos futuros recogidos en una carta de patrocinio (o comfort letter) de una entidad bancaria, y el certificado de una inmobiliaria norteamericana, respecto a una venta condicionada y a posterioridad. En el dossier original se reconocía que en la construcción del estadio ya se han invertido 172 millones. Sandra Gómez, vicealcaldesa, es la que abandera la oposición a mantener la ATE si el club no ejecuta el proyecto original, el de un estadio cinco estrellas.

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Un entrenador con dudas sobre su continuidad y dos buques insignia que pueden marcharse

Peter Lim se ha quedado sin el parapeto que representaba Anil Murthy. A la espera de que un nuevo presidente coja el relevo, el máximo accionista del Valencia debe tomar decisiones trascendentales en cuestión de semanas. O días. Y giran alrededor de la planificación deportiva. La principales son el futuro en el banquillo de Mestalla y el esfuerzo que se realizará por conservar los pilares de la plantilla. José Bordalás tiene contrato la próxima temporada, aunque permanece a la espera de conocer la postura del propietario después de que el equipo se haya quedado fuera de las competiciones europeas. Por su parte, las negociaciones para renovar a Carlos Soler y José Luis Gayà quedaron atascadas. El club blanquinegro tiene la imperiosa necesidad de vender futbolistas para cuadrar sus cuentas y los dos capitanes cuentan con atractivas opciones en el mercado.

El pasado día 21, después del último partido de Liga, Bordalás explicó que se iba a producir una reunión para poner en marcha la confección del equipo. «Yo conozco bien la plantilla y consideramos los que deben continuar, los que deben salir, los que deben salir cedidos y lo que el equipo requiere. Va a ser una temporada muy dura la que viene», comentó el alicantino. Y expresó, con cierto recelo, su deseo de continuar como técnico blanquinegro. ¿Estará en la primera rueda de prensa de la próxima temporada? «No sé si será en agosto o en julio, en principio no hay motivo para pensar otra cosa».

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Hace justo dos semanas, en medio de la tormenta por los controvertidos audios de Anil Murthy, el entonces presidente del Valencia se desplazó a Barcelona para reunirse con Joan Laporta. En el encuentro hubo, sobre todo, dos nombres encima de la mesa: Carlos Soler y José Luis Gayà. Ambos futbolistas terminan contrato en 2023 y, con las negociaciones para renovar atascadas, figuran en la agenda del Barça.

En los polémicos audios publicados por Superdeporte, Murthy especuló y frivolizó con la salida tanto de los dos capitanes. Afirmó que Soler «tiene muchísima ambición». Y añadió: «Carlos lo tiene claro desde principio de la temporada. Pero no pasa nada. Hay que respetar porque ellos tienen demasiada presión de la afición. Tiene a su mujer, familiares, lo último que quiere es salir mal. Que sus padres puedan salir a la calle. Si sale quiere que su familia esté bien aquí y lo respeto».

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Sobre Gayà, Murthy fue más comedido, aunque también le abrió la puerta de salida de cara al mercado estival: «Hay que respetarles su ambición de jugar con la selección y subir a un equipo que está en Champions. Pero al final, si yo le digo 'José Luis, el año que viene voy a fichar poco', va a pensar '¿Qué hago aquí?'». Al mismo tiempo, el mandatario del Valencia apostaba por el joven Jesús Vázquez: «Va a ser nuestro lateral izquierdo el año que viene».

Soler y Gayà se alzan como piezas clave para Bordalás. «Son dos jugadores importantísimos, muy buenos, patrimonio del Valencia. Perderlos sería debilitarnos», afirmó recientemente el entrenador del Valencia, quien asume que el club de Mestalla deberá realizar jugosas ventas en el mercado estival.

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«El club me transmite lo que considera. En la última reunión me trasladaron que el club necesitaba vender por 65 o 70 millones. Lo entiendo, pero si hay salidas debe haber llegadas porque si no estaríamos debilitando al equipo», admitió Bordalás. Al mismo tiempo, el club todavía debe formalizar la renovación de otro canterano como Hugo Guillamón.

La ruptura con la afición, los políticos y la Federación resultaba insostenible

La situación era insostenible. El clima social del Valencia había encendido todas las alarmas. Y la protesta llevada a cabo hace diez días, que dejó Mestalla prácticamente vacío durante el partido contra el Celta, supuso un golpe de efecto. La imagen resultó impactante. Y uno de los cánticos más repetidos fue «Anil, canalla, fuera de Mestalla». Miles de aficionados celebraron su tercera gran manifestación contra la gestión de Meriton. Una concentración en la que no faltaron los representantes políticos.

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Meriton se ha quedado prácticamente sin apoyos. Solo Javier Tebas, como presidente de la Liga, ha echado algunos capotes al máximo accionista del Valencia. La relación con la Federación Española resulta muy diferente, ya que el conflicto sobre el reparto económico en la Supercopa de 2020 causó una brecha que sigue abierta. Y las tiranteces quedaron de manifiesto con motivo de las reuniones para organizar la final de la Copa del Rey.

Meriton ha tocado fondo. Y la paciencia se ha agotado definitivamente entre los aficionados. Así, han nacido diversas plataformas contrarias a la gestión de Meriton que tratan de buscar soluciones ante la actual decadencia del club. Proponen alternativas para que la mayoría accionarial pase a otras manos y han puesto en marcha la vía judicial con tal de apear a Peter Lim.

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Sin embargo, a lo largo de la etapa de Anil Murthy en el Valencia, se han acumulado los desprecios y las faltas de respecto hacia la hinchada. Después de que en agosto de 2020 las peñas exigieran la destitución del hasta ayer presidente blanquinegro, el club expulsó a la Agrupación de la sede que había ocupado en Mestalla durante más de 25 años. Y en la reciente final de Copa, la cúpula obvió a los peñista a la hora de repartir las entradas.

En la batalla contra Meriton, también han tomado posiciones los políticos. El desdén de Murthy ha irritado a la Generalitat y al Ayuntamiento. Especialmente, a Sandra Gómez. La vicealcaldesa se alza como la voz más contundente dentro de las instituciones.

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